viernes, 20 de septiembre de 2013

Historia de México a domicilio

Ulises Velázquez Gil

Hace dos años, mientras revisaba las notas que mis contactos habían puesto en su perfil de Facebook, di con una nota sobre el libro Viaje por la Historia de México, de Luis González y González (cuyo cumpleaños 89 hubiéramos celebrado ayer), mismo que llegó a muchos hogares de México, como parte de los cacareados “festejos" del 2010. Cuando leí con cuidado dicha nota, me sorprendí mucho porque las ponderaciones hechas estaban escritas, más que con la cabeza y el corazón, con el hígado. Y no es para menos: por la pretendida y faraónica celebración, a esta obra de don Luis le seguirán lloviendo las críticas. Pero vayamos por partes.
Se dice que dicha obrita cuenta con "una visión muy corta de la historia de México y queda como un 'paseo por la historia de México”. Siento decepcionar a quien escribió esas líneas. Todo ensayo, sin importar si quien lo urdió fue escritor, político (de los que ya no existen, claro), periodista o historiador −en el presente caso−, es, en sí, un paseo. La presencia de Luis González y González en la historiografía mexicana, llenó de nuevos aires el anquilosado campo de la historiografía mexicana, empecinada, según algunos, en atiborrarse de datos, referencias, terminajos y todo tipo de jergas gremiales que flaco favor le hacen a la difusión de la historia. Es decir, llevar las palabras domingueras al plano de la investigación.
Pese al desconcierto de sus colegas, su microhistoria de San José de Gracia, Michoacán, de nombre Pueblo en vilo, fue celebrada hace más de cuarenta años por plumas del calibre de Jorge Ibargüengoitia y Jean Meyer; Daniel Cosío Villegas, en académica complicidad y con voz de mando, ordenó su publicación en El Colegio de México. Y el resto, es historia... (El Colegio Nacional y la Academia Mexicana de la Historia todavía se lo agradecen.)
Volviendo a Viaje por la historia de México, claro está que reprochamos la ausencia de muchos personajes, pero hagamos un poco de memoria. Hace unos diecisiete años, la naciente editorial Clío (casa editora que publicó la obra completa de González y González en doce tomos), y motivada por Bancomer, sacó a la luz el hoy legendario Álbum de México, también de su autoría, y dirigido hacia los niños de la escuela primaria. (Todavía recuerdo a mi hermana que, por iniciativa de su maestra de 5o. año, yendo cada semana al banco por sus estampas.) Y creo que con esa empresa, muchos nos acercamos a la historia; y por González y González, mayor privilegio aún. Lo que hizo el gobierno federal en la coyuntura de los Centenarios 2010, ya cambiado el nombre original y con unas palabras preliminares de sobra (escritas por el político del momento, cabe decirlo), fue retomar una idea muy buena, pero con el destinatario equivocado: esa obrita quedaba mejor con los niños. (¡¡Y eso don Luis lo sabía muy bien!!) De cualquier forma, como reza en su prólogo, “no desmerece la lectura de los adultos”. (Como quien dice, don Luis es inocente.)
(Paréntesis aparte: sin picarme de pretencioso, creo que la obra que sí merecía llegar a cada hogar mexicano, era la Historia de México, que confeccionó la Academia Mexicana de la Historia a petición gubernamental −de cuya primera edición casi agotada se envanecía el entonces secretario de Educación, Alonso Lujambio, cosa que aún dudamos−, y que al mencionar en estos momentos, desatará otra polémica similar. Entremos en materia. De las opiniones que escuché al respecto, se encontraban las siguientes: "Bola de vendidos", "pura historia de bronce", "de a como el chayotazo", "obra pretenciosa", "mejor hubieran llamado a Lorenzo Meyer", "está mejor la del COLMEX", "otro pinche librito oficialista", y mejor le paro... Vamos por partes. Si fue encomendada a una insigne institución como la Academia Mexicana de la Historia, se debió a lo siguiente: es uno de los organismos que goza de cabal salud en cuanto al estudio de la historia mexicana se refiere, y mejor elección no hubo para ello, porque la pluralidad de sus integrantes: unos, francamente admirados, y otros, odiados al unísono, ayudará a entender mejor el crisol temático en aras de enseñarnos mejor acerca de nuestra historia. Bien sabemos que no es un libro definitivo, pero al menos es de gran ayuda. Mientras suscite nuevas y sesudas investigaciones, y genere una crítica constante, nunca será una obra del todo vana. Sólo el tiempo...)
En resumen, el Viaje por la Historia de México no es una obra del todo perdida mientras busque su destinatario ideal: en su caso, los niños, que merecen empezar de buena manera; eso lo tuvo muy bien presente Luis González y González, que no se les olvide. Y sobre la Historia de México (con todo y que las presencias de Moisés González Navarro, Josefina Zoraida Vázquez, Enrique Krauze y Javier Garciadiego, por mencionar algunos, sigan en la mira de tirios y de troyanos), creo que es el libro que sí merecía llegar a todos los hogares de México. Mejor dicho: la terquedad gubernamental y bicentenaria hubieran ganado más si dichos libros hubieran llegado juntos, como en paquete, para empezar mejor el largo y grato camino de la historia mexicana. El resto, sobra decirlo, depende de nosotros. (Ojalá… ¡¡ojalá!!)

Luis González y González. Viaje por la Historia de México. México, Fondo de Cultura Económica / Secretaría de Educación Pública, 2010.
Gisela von Wobeser (coord.). Historia de México. México, Fondo de Cultura Económica / Secretaría de Educación Pública, 2010.

(12/octubre/2012)

No hay comentarios.: