Ulises Velázquez Gil
De las cinco novelas que componen su llamada Pentagonía,
Reinaldo Arenas escribió Otra vez el mar cuatro veces: tres de éstas,
luego que le fuera requisado el manuscrito correspondiente. (La versión definitiva
hoy se encuentra bajo resguardo de la Universidad de Princeton, junto con el
resto del archivo del escritor cubano.)
Sirva
el dato anterior para comenzar con una nueva serie de entregas (luego de varios
meses fuera de circulación por razones que no es preciso mencionar), donde
espero retomar algo del espíritu original con que nacieron tanto La marcha
de las Letras como Las horas de mi agenda en el espacio en línea antes
conocido como Flor y Látigo.
Mientras estuve
en una recesión intermitente, llegaron a mi vida toda serie de sucesos
(favorables y no), donde al final del día mis lecturas del mundo presente no
dejan de sorprender y de generar nuevos enlaces.
El feliz
reencuentro con una querida colega y amiga (de quien esperamos nuevas
colaboraciones dentro de la serie Trazos y enlaces) vino a inyectarle vida
a un oficio que, antes que todo, se compone de persistencia. Las reseñas de
libros de La marcha de las Letras como las misceláneas de Las horas
de mi agenda me ayudaron mucho a ponerle orden a mi mundo (el que pasa
frente a mis ojos, el que comparto con mis contemporáneos, el que descubro a
través de la lectura), y en suma justicia, digno es proseguir con ese afán.
En estos días,
donde la Feria de Minería llega a su cuadragésima quinta edición, llega el
momento justo para dejar mi recesión involuntaria, echar plumas y libretas a la
maleta y, como en la novela que Álvaro Mutis planeaba escribir dentro de la
saga de Maqroll el gaviero, gritar entusiasmado ¡Zarpar al fin!
@Cliobabelis