Hoy llegó a buen término en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán (UNAM) un coloquio de altos alcances y con una variedad temática digna de encuentro internacional. Me refiero al coloquio Fronteras de tinta, realizado del 8 al 10 de septiembre en la Unidad de Seminarios del campus. Organizado por las Facultades de Estudios Superiores de Acatlán y de Aragón, y por el Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), el evento contó con varias participaciones de gran valía, las cuales, además de merecer el aplauso del público asistente, fueron fuente de inspiración para próximos enlaces y venideras investigaciones. Pero vayamos por partes.
El lunes 8, después de la interesante charla con Antonio Serrano, escritor y cineasta, director de Sexo, pudor y lágrimas, dio comienzo a una serie de mesas con temáticas de chile, mole y pozole, donde destacaron las intervenciones de Guadalupe Pacheco y Lourdes Rodríguez de la FES-Aragón; Carlos López Márquez, Mario Revilla y Adriana Cervantes de nuestra FES-Acatlán, mismas que generaron buenas impresiones en el público asistente. Y la joya de la corona no faltó, dado que Graciela Martínez-Zalce, del CISAN, presentó una señora ponencia. A todos ellos, mis más sinceras felicitaciones.
Ayer, martes 9, el apasionamiento del cine hizo acto de presencia con la charla de Paz Alicia Garciadiego, guionista de cabecera del cineasta Arturo Ripstein, quien interactuó con el público asistente gracias a que habló sobre varias de sus películas, como El imperio de la fortuna, Principio y fin, El evangelio de las maravillas, Así es la vida, entre otras. Al final de la primera sesión del día, recibió varias muestras de cariño y de admiración por parte de los asistentes. Casi de inmediato, se llevó a cabo una mesa igualmente magistral. Evelia Almanza, Laura Edith Bonilla y Héctor Díaz Zermeño, de la FES-Acatlán, y Ute Seidel, de la FFyL/UNAM, sentaron a la historia y a la literatura a la mesa, y sus exposiciones fueron supremas. (Exagero al decirlo, pero así es.) Obviamente, la presencia de los autores jóvenes no se hizo esperar. Zazil Collins, Adriana Marusía Márquez y Dafne Guerra, de la FFyL, presentaron unos trabajos que superaron hasta sus propias expectativas. No cabe duda que la juventud acabará por imponerse.
Con los precedentes de los primeros días, no cabe duda que la jornada de hoy debía ofrecer lo mejor de su cosecha de investigaciones. Cierto es. Entre decanos y noveles, los trabajos de Rocío García, Lourdes López, Marcela García y José Ulises Velázquez dejaron más que satisfecho al público que presenció sus respectivas intervenciones. Y para un buen comienzo, basta un gran final, la última charla corrió a cargo del escritor Óscar de la Borbolla, quien, como siempre, dejó estupefacto y cariacontecido al público cuando habló de sus obras, la estrategia narrativa que les aplica, pero sobre todo, que en estos días, toda frontera (literaria, periodística, historiográfica, la que sea) acabará por perderse en el maremagno de los tiempos cambiantes que hoy nos circundan.
En una palabra, un coloquio que no reparó en presencias de investigadores avezados, agudos y meramente brillantes. Ojalá que sus investigaciones deriven próximamente en una memoria, porque al talento digno es darle alas y, por ende, acabe de borrar todo tipo de fronteras. Nuevamente, felicidades a todos.
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