miércoles, 3 de septiembre de 2008

Javier Garciadiego en la Academia

La noche de ayer, para la historiografía mexicana comenzó una nueva era con el ingreso de Javier Garciadiego (por todos conocido y quien nos lleva de la mano por la historia de la Revolución mexicana cada sábado por la mañana) a la insigne Academia Mexicana de la Historia, y cuyo discurso de ingreso fue respondido, a todas luces, por el egregio Enrique Krauze. Una ceremonia como ninguna otra.
Desde antes de las 6 p.m, ya comenzaban a llegar los asistentes a la sede de la Academia, ubicada en el número 21 de la Plaza Carlos Pacheco, a unas cuadras de la Ciudadela. Rosalía Velázquez, doña Conchita Estrada, su mamá, Paulina Martínez y un servidor llegamos al filo de las 7 p.m, muy a tiempo para el evento, sin embargo, no contábamos con que el auditorio estaba a su máxima capacidad, por lo que tuvimos que recargarnos en una de las paredes del lugar, demasiado cerca de los camarógrafos de Cadena Tres, Canal 22, entre otras televisoras. Minutos antes de la ceremonia, quien escribe se la pasó saludando a varias caras conocidas que habían hecho escala en la Academia. Primero, a José G. Moreno de Alba, Director de la Academia Mexicana de la Lengua, luego a Elvia Luna y Mónica Pérez Roldán, a quienes conocí en el INEHRM; obviamente a Josefina MacGregor, Georgette José y, the last but not the least, a mi queridísima Ascensión Hernández de León-Portilla, quien me dio una buena nueva: su ingreso a la Academia de la Lengua está programado para finales de enero de 2009, evento al cual estaría cordialmente invitado.
A las 7 p.m, la directora de la AMH, Gisela von Wobeser, le dio a Garciadiego la más cordial de las bienvenidas y dijo que su ingreso fue aprobado por unanimidad, cosa por la cual la institución debe sentirse más que orgullosa. Luego de tan sinceras palabras, Javier Garciadiego Dantan procedió a leer su discurso de ingreso con el título "La entrevista Díaz-Creelman". Un texto muy certero en sus posturas, pero también escrito de forma magistral, cosa que le otorga un sello de distinción a sus obras. Obrita que sigue fiel la línea trazada por Rudos contra científicos y Porfiristas eminentes (1996), La Revolución mexicana (2003), Alfonso Reyes (2004), Introducción histórica a la Revolución mexicana (2006), y Cultura y política en el México posrevolucionario (2006). Al final de su discurso, el aplauso del público era inevitable.
Pasadas las 8 p.m, Enrique Krauze, en su respuesta, mencionó que a principios de los años 80 tuvo la fortuna de conocerlo, dado que Krauze trabajaba en su serie Biografía del poder y gracias a Javier Garciadiego, tuvo acceso a la bibliografía necesaria para el perfil de Venustiano Carranza. Además de bien ponderar su impecable letra Palmer, reconoce que hay tres virtudes capitales en él: generosidad, humildad y caballerosidad. Finalmente, Krauze agradece el ingreso de Javier Garciadiego a una benemérita institución cuya pasión por la Historia aún sigue ganando muchas batallas. Y como corolario de la ceremonia, el nuevo recipiendario de la silla 12 (cuya última ocupante fue Beatriz de la Fuente, a quien el historiador profesaba una enorme admiración) fue investido con la venera que lo distingue como nuevo miembro de la AMH.
Al final de la ceremonia, además de departir vinos y canapés con Rosalie, Paulina, Georgette y Josefina, me encontré con Jean Meyer, quien con el rostro cariacontecido, me comentó que le habían volado su dotación de revistas Istor. (Seguro que fue la mar de gente que atiborró el recinto, pero quién sabe.) De cualquier forma, con estos incidentes aislados, podría decirse que fue una ceremonia de lo más sonada. Antes de irme, felicité al Dr. Garciadiego por su ingreso y le prometí dos cosas: ser de los primeros en asisitir a una conferencia suya en el ciclo Historia, ¿para qué?, y pedirle su discurso de ingreso, puesto que ya no alcancé una fotocopia del mismo. Ojalá que así sea.
Cierro estas líneas con una cosa más: al tomarnos una copa de vino (la del estribo) Paulina Martínez y quien escribe nos hicimos una promesa solemne: en un futuro próximo, ingresar a la Academia Mexicana de la Historia. (Ella y yo sabemos cómo y por qué.) Sólo el tiempo...

1 comentario:

Mariposa Tecknicolor dijo...

Así será.

Que bueno que hiciste la crónica de ese día. Ya había extrañado la actualización del blog.

Gracias por esas tardes maravillosas.
Besos.