viernes, 15 de noviembre de 2013

Comenzar por el principio

Ulises Velázquez Gil

Toda ocasión siempre es una primera vez. Para conocer al amor de su vida, para hallar el trabajo soñado, para resarcir viejos errores, para asumir nuevos retos, en fin… todo responde a esa circunstancia; pero así como existen las primeras veces, también hay vueltas al puerto de salida, las reincidencias, pues. Un reto, tan novedoso como reincidente, es la lectura, abierta a nuestras intenciones y pletórica en invenciones que hacen más amena la vida que se va a cada instante. Y en ésta, no basta solamente con leer, sino saberlo hacer con todas las letras. Y quien conoce muy bien esos arcanos se hace llamar Felipe Garrido.
Narrador consumado y navegante de las aguas del cálculo editorial –y hoy flamante recipiendario ex aequo del Premio Xavier Villaurrutia 2011– ha dedicado la mitad de su vida en la formación de lectores, ante un panorama desconcertante y poco alentador, que restringe el acto de leer a la obligatoriedad de los programas académicos o relacionados con el aula escolar. Resultado de su encomiable y hasta heroica labor, llega a nuestras manos El lector se hace, no nace, donde nos cuenta sus experiencias en un campo siempre primigenio, susceptible al eco del tiempo presente; así también nos comparte sus preceptivas y buenos consejos en aras de crear nuevos lectores y de renovarle fuerzas a los ya encaminados. Y aunque es enfático en como deben conducirse tanto uno como el otro, Garrido no olvida aquel problema que a su epígono José Vasconcelos causaba no pocas preocupaciones: el analfabetismo, todavía persistente 90 años después de la creación de la Secretaría de Educación Pública. Sin embargo, el tipo de analfabetismo que genera más escozor en Garrido se deriva del uso de las nuevas tecnologías, ágrafas y autistas como teléfono celular de última generación, o como un perfil de Facebook o de Twitter. (Apreciaciones aparte…)
En los diecinueve ensayos y artículos que integran El lector se hace, no nace, hay dos asuntos de toral presencia: una, compartir una experiencia –la del autor, claro está– en torno al acto de leer, desde el seguimiento de sus mayores en dicha acción, pasando por la coincidencia de intereses y temas, hasta el descubrimiento de nuevas vías hacia una respectiva retroalimentación. Y segunda, extraer de allí las armas o los instrumentos con que se habrán de capacitar a los nuevos promotores de la lectura. (Paréntesis aparte: cuando este libro llegó a mis manos, nueve años antes de estas líneas, algunas cosas que ya intuía desde el principio, se vieron confirmadas y hasta mejoradas, por si me dignaba en emplear el mismo método. Aún agradezco esa feliz coincidencia.)
Hace varios años, en un homenaje a Manuel Pedroso, insigne maestro llegado a la Facultad de Derecho por obra del exilio español, Carlos Fuentes compartió la siguiente estampa: mientras él se debatía entre seguir la carrera de leyes o dedicarse de tiempo completo a la literatura, Pedroso le dio el siguiente consejo: “Si desea entender el derecho mercantil, lea a Balzac, y si desea comprender el derecho penal, entonces lea a Dostoievsky”. Sirva esta instantánea literaria para resaltar uno de los intereses primordiales de este libro de Felipe Garrido: la lectura de muchos temas, con miras hacia una mejor comprensión del mundo circundante, sin cometer el pecado de la erudición excesiva en un solo tema; en otras palabras, la hoy citada multidisciplina. Garrido confía en que la lectura de poesía, novela, cuento, teatro o ensayo literario, ayuda a sensibilizar aún más al lector en potencia. Además, si le sumamos el interés paulatino en formar lectores, primero leyéndoles un texto sencillo sobre cualquier cosa, para luego acrecentar las temáticas a medida que pasa el tiempo. De cualquier manera, la lectura, con sus respectivas bases, se encuentran en constante evolución.
Finalmente, El lector se hace, no nace, responde a una inquietud de conocer, muy a fondo, los avatares de la lectura y, claro está, en torno a la formación de lectores: territorio conocido en la geografía cultural de Felipe Garrido, quien, además, es un consumado cuentista, otra de las formas de la promoción de la lectura. Dicho sea de paso, este volumen tiene seguimiento tanto en Para leerte mejor como en Leer el mundo, a la sazón, su discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua. No cabe duda que en aras de promover la lectura, es decir, comenzar por el principio, acercarse a este tipo de lecturas (inclusive las sugeridas en esta columna, desde luego) nos hará buenos ciudadanos, grandes maestros, mejores personas. (Al menos, la tentativa o el prístino deseo de serlo. Ojalá.)

Felipe Garrido. El lector se hace, no nace. Reflexiones sobre lectura y formación de lectores. México, Ariel, 1999. (Ariel Practicum)

(30/enero/2012)

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