Ya se ha dicho en incontables ocasiones que celebrar a una de las mujeres que conforman el entramado de la Nueva República de Babel, es hacerlo hacia una actitud, una mirada, un tiempo; y esto incluye el pensamiento a contra corriente que forma parte de su vida. Verdad que sí. Ahora bien, hoy le corresponde a la socióloga Elisa Cuevas convertirse en la recipiendaria de estas palabras.
No recuerdo exactamente cuándo y cómo conocí a Elisa. Nada más sé que coincidimos en el mismo lugar, que por sabido se omite. La primera vez que la vi en acción, es decir, en el debate puro, acompañaba al Mtro. Raymundo Ramos, a quien ella profesa una sincera y extensa admiración. Aunque Elisa maneja (¡¡y muy bien!!) los temas políticos, también le dedica tiempo a las cuestiones humanísticas. Me explico. Pasa rápidamente de tema sin dejar de lado el sentido de la conversación. No hay tema que no pase por su katana crítica.
Aparte de esto, destaca de ella su cordialidad en el trato diario; resalta en público los aciertos de un colega, pero en privado te hace ver los errores, siempre con la misma actitud y con una disposición titánica para escuchar a quien se deje. Además, su espíritu solidario (que no solitario) hace de ella una óptima elección. Y si le sumamos que heredó algo de ello a su hija Edna (y, al paso que lleva, su nieto Leonardo también habrá de), estamos frente a una mujer íntegra, franca y congruente. (En el diccionario personal de un servidor, Elisa entraría por default en la palabra determinación.)
Querida Elise, hace ya tanto tiempo que llevo de conocerte, y cada día te reinventas a ti misma. Sin embargo, esto hace que renueve día tras días todas mis muestras de admiración. Tus dos retoños pueden estar tranquilos, dado que los llenas de orgullo. En pocas palabras...
¡¡¡Felicidades, Elise!!!
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