Cada vez que intento escribir unas breves líneas sobre alguna de las Consejeras de la NRB, de inmediato viene a mis manos un súbito bloqueo. Sin embargo, suele ser momentáneo cuando la memoria gana por default. En esta ocasión, otra historiadora estará en la mira de estas notas: Daniela Sandoval.
Conocí a Danclío hace varios años, en una clase de portugués, donde nuestra profesora, Leonor Torgal, era historiadora de formación. Durante las clases, su interés por la historia de la lengua portuguesa y mis inclinaciones filológicas (innatas en un estudiante de Letras Hispánicas), junto al buen ímpetu de la maestra, hacían de las clases una experiencia inolvidable. Pero nuestra amistad no se quedó allí, sino que traspasó las fronteras impuestas por nuestros gremios, e incluso una figura muy cara a nosotros, Rosalía Velázquez, también nos hizo coincidir varias veces. (Incluso en el INEHRM, donde Daniela estuvo como becaria un tiempo antes de tomar una enorme decisión.)
Dos años hace que Danclío tomó una decisión que la llevó a viajar por otros mundos, otras palabras: acompañó a su esposo en su aventura por Inglaterra; en Birmingham, para ser preciso. Desde allí, nuestra Daniela vio -literalmente- otro mundo. Mientras su esposo ganaba batallas en los campos de la historiografía europea, ella simplemente intentaba acoplarse a un mundo aún extraño. Al final, le ganó al tiempo. Los viajes tierra adentro y hacia otros confines del Viejo Continente, la llenaron de nuevas experiencias, mismas que comparte cada día con sus amigos y colegas en un blog que actualiza con regularidad. No cabe duda que es otra Europa de la que nos habla; para quienes la conocen, es una suerte de redescubirmiento; para quienes lo hacen por vez primera, una antesala. (En mi diccionario personal, la palabra que define a Daniela Sandoval sería, sin lugar a dudas, vitalidad.)
En realidad, aún faltan bastantes páginas, testimonios y recordanzas en torno a su persona: sea como historiadora, sea como viajera y cronista de la vida. Por ahora, dejo mi versión, de la cual ella sabrá desmentir y/o confirmar algunas cosas. Mi querida Danclío, quisiera decir más sobre ti, pero el tiempo, como decía Francisco de Goya, también pinta, y ojalá que sus pinceladas digan algo más de ti. Y ya aquí me detengo.
¡¡¡Felicidades, Danclío!!!
1 comentario:
Mi querido amigo!!!
No me queda más que agradecerte profundamente semejante regalo. Que te puedo decir, me siento muy alagada. Me hiceste recordar aquel tiempo en el que compartimos el mismo salón y podíamos vernos casi diario.
A esta distancia de tiempo y espacio, me siento muy afortunada de saber que me recuerdas y seguimos escribiendo a pesar del mar que nos separa.
Un beso y muchas gracias.
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