El día de mañana, 10 de mayo, se cumplen dos años de la partida de una importante cantautora, cuya pasión por la vida rebasó fronteras. Se trata de la colombiano-estadounidense Soraya, cuyas canciones aún persisten en el gusto del público, sin importar época o nacionalidad.
Soraya Raquel Lamilla Cuevas, nació el 11 de marzo de 1969 en Point Pleasant, Nueva Jersey; durante un tiempo radicó en Colombia junto a sus padres, hasta los ocho años, cuando regresaron a Estados Unidos. (Su nombre tiene un connotado origen libanés, dado que sus abuelos maternos provenían de Líbano.) En el círculo familiar, Soraya aprendió el inglés (lengua que su padre consideraba importante), pero también el español, por aquello de las raíces latinoamericanas, bien inculcadas por su madre.
Desde muy niña, se interesó por la música, hecho que la llevó a tomar clases de guitarra y de violín; debutó -por así decirlo- en el Carnegie Hall ejecutando este último. Para sus años de adolescente, escribió sus primeras letras, sin saber lo que el tiempo terminaría por depararle. Tiempo después, egresaría de la Universidad Rutgers, donde hizo estudios de Letras Inglesas, Filosofía Francesa y Estudios de la Mujer. También se cuenta que tocaba sus canciones en cafeterías circunvecinas al campus.
La buena fortuna llegó a su vida en 1996, cuando sale al mercado discográfico su primera producción, En esta noche/On nights like this, mismo que marca un ascenso meteórico de su novel carrera. "De repente", "Quédate" y el éxito homónimo, se convierten en los sencillos más escuchados (cabe decir lo mismo de sus versiones en inglés). Para finales del año siguiente, su segunda producción, Torre de marfil/Wall of smiles, corrió con igual suerte. "Si te vas", "París, Cali y Milán", y la inolvidable "Lejos de aquí" ("un poco autobiográfica", a decir de su autora, durante una entrevista para MTV), marcaron el paso en la trayectoria de la cantante. Para 2000, se confirmó su innegable y multifacético talento en Cuerpo y alma/I'm yours, y sus sencillos "En dónde estás" y la homónima que titula al álbum. Cuando el éxito y el talento se hallan a flor de piel, sucede un fatal anuncio: a Soraya se le diagnostica cáncer de seno. Esto orilló a la cantautora a retirarse parcialmente del medio musical, para atenderse médicamente y pensar muchas cosas. La espera terminó el 2003, con la salida del Soraya, cuarto álbum de su carrera, con el cual obtuvo el Grammy Latino en 2004, como Mejor Álbum Cantautor.
Sin embargo, y con un reconocmiento sincero y total, la enfermedad comienza a ganar terreno. Aún así, Soraya se interesa en actividades altruistas, como ayudar a la Fundación contra el cáncer de mama Susan G. Komen, para que la lucha (también la suya) prosiga. Y con esa energía, pero resignación a su vez, presenta en 2005 su última producción discográfica: El otro lado de mí. El primer sencillo, "Llévame", la colocó en los charts más importantes de Latinoamérica, y la canción "Cómo sería", se convirtió en su carta de despedida del mundo de la música.
En sus últimos meses de vida, Soraya dedicó todas sus fuerzas para escribir un libro (mitad memorias, mitad testamento), donde expresaría sus pasiones, miedos, pero también sus motivaciones y hasta sus esperanzas. Una obra que ayudara en algo a las personas que pasaban por su misma circunstancia. La mañana del 10 de mayo de 2006, en Miami, Soraya finalmente dijo adiós y meses después, su obra póstuma, Con las cuerdas rotas, salió a la venta. Presento un extracto del mismo:
Soy cantautora, música y productora. He recorrido el mundo con mis canciones, he aparecido en incontables portadas de revistas, he conocido buena parte de los grandes ídolos que han influido en mi estilo musical. Las paredes de mi estudio están forradas de discos de oro y reconocimientos, y en estos últimos años me he convertido en una ferviente defensora de los pacientes y su portavoz. Pero no son estos los logros que más me enorgullecen. Soy además nieta, sobrina e hija de tres mujeres que murieron de cáncer de seno. Y escribo estas palabras como una mujer que ha superado el tiempo de vida proyectado desde su diagnóstico de cáncer de seno en un estado avanzado... Esta es mi historia, contada a través de sus vidas. Su ejemplo me enseñó el sentido de estar viva. De ellas heredé el valor para enfrentar lo incomprensible, con dignidad y amor. Me mostraron cómo vivir, cuando la vida misma esta llena de incertidumbres y que la certeza de la muerte es un hecho inocultable. Me entregaron una herencia llena de retos físicos y emocionales. Cada una de ellas tomó opciones diametralmente distintas para afrontar la enfermedad y siento por tanto muchas veces que me dejaron unas claves indescifrables para poder escoger el mejor camino a seguir.
Ante todo esto, simplemente resta a quienes disfrutamos sus canciones seguir recordándola de esa forma. Si para un escritor, el mejor homenaje es leerlo, para una cantautora de ese talento, escuchar una de sus canciones vale más que todos los homenajes habidos y por haber.
¡¡Gracias, Soraya!!
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