Hace algunos meses, y a sugerencia de Paulina Martínez, me di a la tarea de investigar en el Tubo sobre una joven cantante mexicana, de nombre Amandititita e intérprete de un nuevo género llamado anarcocumbia. Llegué a casa e hice lo propio. Los resultados de la búsqueda me dejaron con el ojo cuadrado y como tenía tiempo de sobra, resolví ver algunos de sus videos. No puedo negar que luego de ver (una y otra vez) "La mataviejitas", "Viernes de quincena" y la hilarante in extremo "Metrosexual", casi me muero de la risa, por lo ocurrente (y lo que le sigue) de aquellas canciones. No obstante, me dije: "No pasará de allí". Parece que no fue así. Después de este boom en el internet, finalmente su casa disquera sacó al mercado su primera producción, donde obviamente se incluyen las tres canciones anteriores, y otra que hoy suena en la radio, "La muy muy".
Ahora bien, ¿dónde reside su encanto y peculiaridad? Amanda Lalena (llamada así por algunas canciones de Víctor Jara y Donovan, respectivamente), a diferencia de otras jóvenes cantantes, no tuvo un background conformado por grupos, cantantes, géneros (tampoco el hecho de que su ilustre padre fuera Rockdrigo González, el Profeta del Nopal), sino más bien es una cantante ilustrada, es decir, que su formación es meramente literaria: uno de sus autores de cabecera es Italo Calvino. (Borges dijo alguna vez que para ser escritor hay que leer a muchos escritores; se diría también que para ser cantante y/o músico, también hay que hacer lo propio.) En el caso de Amandititita, la prosapia debía hacer lo suyo, pero predominaron más las letras que la música. Aún así, su talento para agarrar historias de gente común y hacerlas atractivas mediante una canción con pegajoso rítmo, es más que innegable. Y orginal, además de todo.
Ayer, en el mismo Tubo, aparecen comentarios laudatorios y otros adversos; varios de éstos se resumen en una frase: Rockdrigo hacía hurbanistorias, Amandititita, puras pendejadas. Tienen razón, pero no toda la razón. La tienen, porque no hay comparación alguna, pero se equivocan al decir lo último. Sucede como con las generaciones: unos dicen sí, otros no y el resto, se reserva su opinión. Nada más. Y no la tienen por lo siguiente: las historias que suceden en las ciudades son las mismas; sólo cambia quien hace el papel de juglar. Permítaseme un ejemplo: gracias al ingenio de Amandititita, el caso de la Mataviejitas no pasará desapercibido de la memoria popular. (Ni de la nota roja.) Y recordando al buen Rockdrigo, su "Asalto chido" no tiene fecha de caducidad.
En fin... muchos tienen sus razones para admirar y otros para odiar a Amandititita y cada quien lo sabe. En lo personal, me gustan mucho sus canciones y confío en que para su próximo disco tendrá más historias que contar, porque, como decía Paco Ignacio Taibo II en "Mariachis muertos sonriendo": Hay muchas historias allá afuera, pero se me olvida escribirlas. Ojalá que Amandititita continúe así.
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