Ulises
Velázquez Gil
“Uno escribe para dejar constancia de lo
imaginario o como artificio de la memoria. Las palabras son vehículo para la
descripción de lo irreal e inasible y también el retrato de lo real y fidedigno”.
Una vez leídas estas palabras de Jorge F. Hernández, no nos cabrá mayor duda en
decir que le quedarían muy bien a un cuentista, navegante de dos aguas (lo
inasible y lo fidedigno), donde al final del día su cuidada prosa y el amor al
detalle destellen por los cuatro costados.
Y cuando esas cualidades recaen en una pluma de
cuño reciente, los resultados no dejarán de sorprendernos y éste es el caso. Después
de breves apariciones en antologías, cuadernillos de corto alcance y volúmenes
colectivos, Jazmín García Vázquez nos entrega su primer libro, que destella constancia
y talento desmedido en un género de grandes afanes, pero conciso en forma y
fondo.
Después del exilio se compone por quince cuentos, donde
se pasean, como por casa propia, el terror y la ciencia ficción, y aunque por
instantes su breve extensión genere desconcierto, su eficacia es notoria en cuanto
a tener su historia muy bien cuajada. Entremos en materia. Por el lado del terror, la autora posee un
dominio muy marcado del género, como puede verse en “Un crimen”, “Bajo la cama”
o “La otra familia”, pero es en “Los hombres perseguidos” donde esto mejor se
evidencia. Santiago observó al hombre,
se preguntaba cuántos años tendría, cuantos realmente había vivido e imaginaba
a sus hijos esperándolo llegar a casa. De golpe, todos esos escenarios elaborados
en su cabeza fueron derribados y otros más ocupados por esa mujer diciendo: Ya es hora. Sólo bastó que la última palabra se deslizara fuera de su maldita boca
para que el sujeto cayera “accidentalmente” a las vías del tren justo cuando el
inmenso gusano metálico se acercaba a toda velocidad. La sangre invadió las
vías y el terror las miradas, pero nada conmovía el hierático ser de la mujer,
quien se mostraba orgullosa de haber terminado un trabajo a tiempo.
Por otro lado, la
ciencia ficción predomina en la segunda mitad del libro, con cuentos de
temática futurista en los que el juego de las posibilidades (donde el hubiera
se conjugue en todos los tiempos) echa mano de extraños artefactos y nos presenta
toda suerte de historias. En “El mundo futuro”, una ilusión de antaño encuentra
el pretexto perfecto para realizarse una vez que echa mano de la tecnología -con
música de Mecano a guisa de banda sonora. La
creación de las personas virtuales o sustitutos, como muchos los llamaban, representó
una bendición para las familias que habían perdido a sus seres queridos, para
quienes no podían tener hijos e incluso para aquellos, los menos, que deseaban
la dicha de tener un hijo, pero poseían la astucia o pereza de querer sólo las
ventajas.
En “Sleep Easy®” y “Dejà
vu 40” el hubiera sí puede realizarse, porque tanto los sueños como
la realidad pueden modificarse a complacencia, o más bien, para sobornar al
destino. ¡El insomnio y las pesadillas
quedaron atrás! Con Sleep Easy®, un fácil procedimiento médico, dormir será la
mejor parte del día. En el momento en que manifieste deseos de descansar, Sleep
Easy® hará efecto y usted disfrutará de un sueño placentero… Al terminar el
comercial, el noticiario informó acerca de una secretaria que había envenenado
a dos célebres empresarios durante una junta de negocios. Para el segundo caso, por muy eficaces que sean
los artificios tecnológicos, una cosa es segura: lo irreductible de la conducta
humana. Viajar en el tiempo
siempre se ha pensado una imposibilidad […], pero ciertamente se trata de una habilidad
natural en nosotros. Cada vez que experimentamos un dejà vu, en
realidad se efectúa un salto en el tiempo. Tenemos la sensación de haber vivido
ese momento porque de verdad sucedió. (También
esto puede verse en “La niña que sonríe”, un cuento tan desolador como luminoso
-patentes en el objeto y en la imagen que da lugar a la historia-, que no le hubiera
disgustado del todo a P. D. James, autora de distopías de reciente factura.)
Como suele pasar con los grandes libros de cuento,
siempre hay un momento para el humor, y éste sale a escena en “Anticuario”, donde
el valor histórico se reduce a una transacción comercial, y en “Exilio”, cuya añoranza
del Edén perdido se torna desilusión del signo, a decir de Raymundo Ramos.
Con todo, Después
del exilio es un libro perfecto a todas luces, por la diversidad de enfoques
plasmados en cada una de sus historias, y una cuidada prosa que no requiere de
adjetivos despampanantes; vértigo y fascinación que evidencian una consumada
maestría en el oficio de contar, por cuyo sendero antes ya transitaron Juan José
Arreola y René Avilés Fabila, y hoy día, Atenea Cruz y Andrea Chapela, por mencionar
algunos nombres.
Luego de terminar su lectura, no dudo en coincidir con Jorge F. Hernández (cuya obra también es, en el buen sentido, puro cuento) en que se escribe cuento “no al servicio de un engaño, sino por el placer de materializar los sueños”, y en ese sentido, el libro de Jazmín García Vázquez ya logró ese cometido. Mientras esperamos su siguiente obra, quede aquí su profesión de fe hacia un género espectacular. (Así sea.)
Jazmín
García Vázquez. Después del exilio. México,
LibrObjeto, 2021 (Boleto para cualquier parte, 1).
(23/julio/2021)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario