Ulises
Velázquez Gil
En
alguna de las canciones que conforman el Viaje épico hacia la nada del
grupo español Love of Lesbian, podemos encontrar la siguiente frase: “Unos días
soy y otros días sé”. A medida que se ejerce el oficio de la escritura, no
faltarán instantes donde lo escrito es un instante de nuestra vida o la
impronta del conocimiento adquirido. Aun así, ambos escenarios nos ayudan a
definir mejor el lugar que ocupamos en el tiempo.
Para quienes hemos seguido la
trayectoria de Andrea Chapela, ésta se compone de primeras incursiones, tanto
en la novela, el cuento y ahora con el ensayo en el volumen que ahora nos
ocupa: Grados de miopía, donde sus inquietudes confluyen hacia la misma
línea, a fin de buscarle explicación alguna de las cosas que le rodean; concretamente,
las que se encuentran -literalmente- a primera vista.
En los tres capítulos de Grados
de miopía, se busca conocer el
engranaje secreto que une a la ciencia con la literatura, a partir de tres fenómenos
visuales, en aras de comprender su visión periférica del tema, o, por lo menos,
de la ciencia. Antes de escribir
busco modelos para orientarme. Es un remanente en mi educación científica. Confío
en las definiciones para dar claridad desde el principio y siento que es más
fácil entender algo si se le nombra. […] Ver la ciencia desde un punto de vista
poético es buscar en el extrañamiento una especie de reencuentro.
El primer ensayo del libro, “El acto de ver a
través”, se compone de sesenta apartados, a guisa de apuntes, donde la autora
plasma sus pesquisas como inquietudes; interrogantes a final de cuentas. Veamos
algunas de éstas: Fluir: los átomos pueden desplazarse con facilidad, no
están atados entre sí, no están estáticos. Los fluidos fluyen (es una
característica, no un pleonasmo; el lenguaje científico no teme la repetición)
porque ante cualquier fuerza se modifican, no ponen resistencia. La Matemática
me decía: “Eres como un fluido, te acoplas a los contenedores, te modificas,
frente a un obstáculo eliges rodearlo”. Tan fácil lo científico se vuelve metafórico.
[…] ¿Cómo escribir de ciencia desde afuera? ¿Cómo dejar de ver a través del
lenguaje, de usarlo como herramienta, de pretender que hay exactitud en las
palabras? ¿Qué le pasa a las palabras científicas al observarlas? Si se
estirara la metáfora, diría que se desestabilizan y cambian de estado de
agregación. […] Planeo con cuidado mi visita al Palacio de Cristal. Voy
sola y camino por el Retiro un día en el que la llegada ya se está
transformando en rutina. (A medida que nos adentramos en este ensayo, no
dudaría en decir que rutina acabaría por volverse retina…)
El segundo ensayo, “El acto de verse”, se compone
de varias partes, todas iniciando de la misma forma (“Podría comenzar…”), donde
se da pauta a toda serie de posibilidades, sea para llegar a un mismo punto, sea
para replantearse la resolución de un problema, o simplemente dar libre curso a
una idea, un recuerdo e incluso la negación de ambos. Queden aquí algunos
ejemplos: Podría comenzar diciendo que
los espejos son inútiles si nadie se contempla en ellos. Decir: la historia de
los espejos es la historia de mirar(se). […] Podría comenzar así:
yo frente al espejo, buscando mi semblante, dejo pasar la luz.
Contemplar un espejo, fabricarlo, citar a Lacan,
recordar su estancia en Madrid o ver una fotografía, por mencionar otras cosas,
son una forma de resumir el acto de verse, de hallar en su reflejo el envés de
las cosas, su maquinaria oculta y propia que le da sentido a su presencia en
este mundo. A este respecto, recuerdo que en una entrevista al escritor colombiano
Álvaro Mutis, éste recordaba lo que alguna vez su madre le dijo: “Detrás de
todas las cosas está usted”. Con el tiempo, Mutis descubrió allí la esencia de
la literatura. (Paréntesis aparte: la misma frase con que inicia cada sección
de este ensayo remite un poco a la estructura de Si una noche de invierno un
viajero de Italo Calvino, novela compuesta solamente por inicios de novela;
aunque, en el caso de Andrea Chapela, la tentación del principio busca
traspasar el lindero de la primera línea…)
Una vez conocido el vaivén de ideas y sucesos que
llevan a la autora para urdir estos ensayos, llegamos así al tercero que cierra
este volumen, “La historia de ver”, donde ciencia y cultura se alternan sin
mayores distinciones, confluyendo -¡ahora sí!- hacia el conocimiento, o la
obtención de éste: […] Tardé mucho tiempo en aceptar que escribir me ayudaba
a entender las preguntas y no a encerrar las respuestas, pero a veces me
gustaría tener la claridad y seguridad de las matemáticas, poder declarar
fácilmente “esto es lo que quería demostrar”. […] Tengo que escribir mi
versión; aunque me aleje de mí misma y me acerque a la ciencia. […] Envidio
como Da Vinci logra hacer de lo artístico algo científico, así como yo quiero
hacer de lo científico algo personal. […] Pero el arte, a diferencia de
la ciencia, suele tergiversar la realidad y es imposible saber si la fotografía
es verdadera o falsa. […] Pero la ciencia no puede ser sólo una abstracción
objetiva, así como escribir no se trata sólo de lo subjetivo y sentimental. Hay
un lugar, tal vez sin nombre, donde coexisten. Y ese lugar sólo existe en
la página misma, “para alcanzar este innegable paraíso del espíritu donde la
primera respuesta a todas las preguntas es preguntarlas”, a decir de Ikram
Antaki.
En suma, Grados
de miopía reúne tanto inquietudes científicas como el compromiso con la
escritura, a fin de encontrar el entramado propio de las cosas, de justipreciar
su presencia en este mundo mediante un constante cuestionamiento; saber en
un parpadeo que no deja de prodigar milagros como maravillas. En la ardua
empresa de unir ciencia y literatura, Andrea Chapela tiene en Julieta Fierro y
la propia Ikram Antaki a sus consumadas antecesoras, y en Mariel Damián y
Jazmín García Vázquez a sus compañeras de viaje, en cuya obra destella esa
grandiosa fusión.
Desde ahora ya esperamos con gusto su siguiente
obra, donde se reafirmen curiosidad y talento desmedido. Quede en ustedes confirmarlo
a primera, segunda, tercera vista inclusive. (Así sea.)
Andrea
Chapela. Grados de miopía. México, Secretaría
de Cultura-Dirección General de Publicaciones, 2019 (Fondo Editorial Tierra
Adentro).
(19/julio/2021)
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