En el extraño mundo del pop, todo cantante y/o grupo que se respete tiene de dos sopas: resistir los embates del tiempo o retirarse al verse indefenso. ¿Qué quiero decir con esto? Cuando el verdadero talento se ejerce, nos importa poco si el artista de marras sea atractivo o si tiene, dicho sea en otros términos, un imponente caboose de pullman. Sin embargo, al originarse un tremendo maridaje entre talento y belleza, el resultado suele ser impactante. Así sucede con la cantante norteamericana Lady Gaga, quien hoy cumple 24 años y con un exitoso segundo sencillo en los charts: “Telephone”.
Stephani Joanna Angelina Germanotta, su nombre real, nació en la babélica Nueva York. Sus padres, de origen ítalo-estadounidense, estaban en el negocio del internet y las telecomunicaciones. Y como la música es otra forma de la comunicación, es admitida en la prestigiada Academia Julliard, pero ella prefirió ingresar a una escuela católica. Luego de aprender a tocar el piano y participar en sesiones de micrófono abierto, consiguió un lugar en la Escuela de Arte Tisch, de la Universidad de Nueva York, donde logra perfeccionar sus dotes musicales.
Aunque ya tenía una casa disquera, donde hacía todo tipo de chambas, entre componer letra y música, su segura salida de allí la condujo por varios caminos. Un colega suyo, Rob Fusari, con quien había compuesto varias canciones, un día se dio cuenta del potencial de Stephani a partir de que ella llegaba al estudio de grabación cantando el estribillo de “Radio Ga Ga” de Queen. Y como ya era típico que ella llegara haciendo aquello, Fusari cambió el Radio por Lady, cosa que la bautizó como Lady Gaga. Había nacido una nueva estrella del pop, pero primero había que picar piedra.
Stephani Joanna Angelina Germanotta, su nombre real, nació en la babélica Nueva York. Sus padres, de origen ítalo-estadounidense, estaban en el negocio del internet y las telecomunicaciones. Y como la música es otra forma de la comunicación, es admitida en la prestigiada Academia Julliard, pero ella prefirió ingresar a una escuela católica. Luego de aprender a tocar el piano y participar en sesiones de micrófono abierto, consiguió un lugar en la Escuela de Arte Tisch, de la Universidad de Nueva York, donde logra perfeccionar sus dotes musicales.
Aunque ya tenía una casa disquera, donde hacía todo tipo de chambas, entre componer letra y música, su segura salida de allí la condujo por varios caminos. Un colega suyo, Rob Fusari, con quien había compuesto varias canciones, un día se dio cuenta del potencial de Stephani a partir de que ella llegaba al estudio de grabación cantando el estribillo de “Radio Ga Ga” de Queen. Y como ya era típico que ella llegara haciendo aquello, Fusari cambió el Radio por Lady, cosa que la bautizó como Lady Gaga. Había nacido una nueva estrella del pop, pero primero había que picar piedra.
Antes de lanzarse a su aventura musical, Gaga colaboró con Lady Starlight en la confección de sus vestuarios, donde se fusionaban el glamour y los espectáculos de burlesque. Para 2007 fueron invitadas al fabuloso Lollapallooza, de donde salieron airosas y en cuyo performance se hallaban elementos dignos de David Bowie y Queen. Fusari, al ver el talento desbordante de Lady Gaga, logro conectarla con Vincent Herbert, de Streamline Records, disquera para la que trabajo escribiendo canciones para Fergie, Pussycat Dolls, New Kids on the Block y, aunque parezca increíble, para Britney Spears. Sin embargo, sus inusitadas capacidades vocales decidieron su destino como cantante.
Para 2008 sale a la venta The Fame, álbum que fusionaba todo tipo de rítmos y tendencias musicales: desde el descarado pop hasta el más selecto heavy metal. Y como sus intereses rebasaban todo tipo de barreras, se asocio con el colectivo Haus of Gaga, quien se encargaba del vestuario, la escenografía y las coreografías de sus shows. El primer sencillo, “Just dance”, la posicionó como una de las mejores cantantes del género: una extraña mezcla entre canciones del mejor Bowie, el clásico Queen, con algo de dance y una pizca de ironía marca diablo. Mismo y subsecuente éxito merecieron "Love games", "Paparazzi" y la polémica y deliciosa "Poker face", cuyo videoclip mereció no pocas reacciones en contra. (Y sus fans lo saben muy bien...)
Para 2008 sale a la venta The Fame, álbum que fusionaba todo tipo de rítmos y tendencias musicales: desde el descarado pop hasta el más selecto heavy metal. Y como sus intereses rebasaban todo tipo de barreras, se asocio con el colectivo Haus of Gaga, quien se encargaba del vestuario, la escenografía y las coreografías de sus shows. El primer sencillo, “Just dance”, la posicionó como una de las mejores cantantes del género: una extraña mezcla entre canciones del mejor Bowie, el clásico Queen, con algo de dance y una pizca de ironía marca diablo. Mismo y subsecuente éxito merecieron "Love games", "Paparazzi" y la polémica y deliciosa "Poker face", cuyo videoclip mereció no pocas reacciones en contra. (Y sus fans lo saben muy bien...)
Mientras The Fame describía los aristas de un espectáculo en vías de corrupción, vacío en esencia y cuya entrada en él se volvía en pozo sin fondo, cuestiones que Lady Gaga logró observar mientras hacía la gira promocional del disco, ella se tomó un descanso para recargar pila, escribir nuevas canciones y, por consiguiente, entrar al estudio para grabarlas. El resultado: The Fame Monster (2009), dirigido a criticar el mundo visto y tercamente vivido en The Fame. Para sus activos y nuevos fans, esto significó la confirmación del estilo Gaga, cuyas letras iban con todo, como "Bad romance", su primer sencillo, por ejemplo. En su consecuente clip, Lady Gaga pasaba de un vestuario a otro, de acuerdo al desarrollo de la historia. Si en "Poker face" llevó a la categoría de clásicos el payasito azul y la máscara de espejos, en "Bad romance" dejó de lado las sombras en los ojos, empleó vestuarios más ceñidos y misteriosos, y, como cereza del pastel, mostrarnos toda el esplendor de su anatomía, luciendo coqueta lencería y, claro, con sus infaltables lentes. (Quien se digne a ver el videoclip, podrá contar -si su paciencia lo permite- con ¡¡casi siete cambios de ropa!! Se ve que no repara en gastos...)
Con todo, la presencia en el medio artístico de Lady Gaga, vino a llenar de aire puro y nuevas expectativas el ambiente musical del pop. (Después de Madonna, nadie más se había aventado a innovar tanto en música como en los shows. Hasta ahora...) Con la aparición de Lady Gaga, podría decirse que un legado musical ya tiene una segura heredera y una muy digna sucesora. (Sí, claro, este tipo de palabras, dichas hace diez años, le hubieran quedado muy a la medida a Britney Spears, pero con el estado actual de dicha cantante, creo que Gaga ha sabido sacarle mucho partido a su favor. Pero dejemos las adversiones para otro lugar.)
Finalmente, creo que Lady Gaga apunta para posicionarse un buen rato en el ambiente popero. Entre escándalos sin importancia y, claro, la polémica que suscitan sus videos, no me cabe la menor duda que ella, por mérito propio, ya es considerada como una nueva soberana del pop, aún reconocida por la propia reina, Madonna, quien celebra sobremanera el estilo y la versatilidad de los shows estilo Gaga. En lo personal, me fascina buena parte de sus canciones, sus clips me parecen geniales (en especial, los de "Bad romance"), y queda en ustedes la invitación para acercarse a una cantante que no le pide nada a nadie. De algo sí estoy seguro, que tendremos Lady Gaga para rato. Sí que sí.
1 comentario:
Por un lado, pobre Britney...
Por otro, Lady Gaga le urgía al pop.
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