miércoles, 20 de mayo de 2009

Thomas C. Smith Stark

Recuerdo que hace más de dos años, fuiste el moderador de mi mesa y, por tanto, de mi primera participación en los encuentros de la SOMEHIL.
Recuerdo también que compartimos la hora de la comida en el restaurante del Museo de Antropología. Fue en septiembre y estaban en nuestra mesa Pilar, Chonita, Julio Alfonso, Carmen, Dora; tu compañía y buen humor sólo podían equipararse a los del Dr. Hans-Joseph Niederehe, con quien convivimos aquella tarde. Aún así, siempre salías airoso.
Tampoco se me olvida el pequeño aventón que me diste a Reforma, durante una semana de fuertes manifestaciones, donde -literalmente- salimos de un "atrincherado" Castillo de Chapultepec. (Allí te prometí que algún día iría a visitarte a El Colegio de México.)
También viene a mi memoria tu siempre sorpresiva cámara fotográfica en los cursos donde coincidíamos alegremente.
Sin embargo, todas estas cosas son sólo una ligera muestra de aquella persona admirable, trabajadora y, sobre todo, íntegra. Quienes te conocimos, en lo público y en lo privado, sabemos muy bien que la palabra que mejor te define es entusiasmo.
Gracias por todo, querido Thomas.
(We'll miss you.)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uy, qué bonita entrada. Todos tenemos recuerdos agradables de Thomas. Y sin embargo, sentí mucho no poder despedirme de él.
Ahora me van a hacer falta sus consejos en lo académico y su entusiasmo en lo personal. Tienes razón
Heréndira