Hay dos cosas que siempre hago en la temporada pre-navideña: una, regalar un libro a una gran amiga que me acompañó durante el año (en esta ocasión, hubo un empate entre dos muy queridas), y la otra, obsequiarme un devedé. Como el año pasado me regalé Feliz Navidad, Sr. Lawrence (y aún espero que me la devuelvan), una peli inscrita en el género bélico, resolví regresar a un género muy grato: la ciencia ficción. La afortunada fue Blade Runner, de Ridley Scott, mi favorita entre todas las que he visto en mi vida, por encima de La mirada de Ulises de Theo Angelopoulos, y Amélie de Jean-Pierre Jeunet. (Sorry.) Compré la versión definitiva, the final cut, en una edición especial de dos discos, con motivo de los 25 años de su estreno. Pero antes de contar mi experiencia con el dvd, primero pasaré revista a la presencia de Blade Runner en mi vida.
Cursaba el segundo año de preparatoria cuando vi por primera vez Blade Runner. Pretextando una tarea para la materia de Redacción, resolví verla un martes por la noche por el canal Once; quedé maravillado por la proyección del futuro que Ridley Scott había filmado, pero también atrajo mi atención que el protagonista, Rick Deckard, interpretado por Harrison Ford, narraba en voice over toda la historia. Este recurso es característico en las películas de detectives, es decir, adaptaciones cinematográficas de obras de Raymond Chandler y Dashiell Hammett, clásicos del film noir a final de cuentas. La premisa es la siguiente: en 2019, un futuro post-apocalíptico, donde la clonación es de todos los días, varios replicants escapan de una colonia terrestre en el espacio y logran llegar ilegalmente a la Tierra, buscando respuestas conciernientes a su tiempo de vida, dado que un replicant no podía vivir más de cuatro años. Para eliminar a estos seres renegados, se crearon unidades especiales llamadas blade runners, de las cuales forma parte Deckard. Para no contar toda la película, simplemente digo que en esa engorrosa misión, tanto Deckard como Roy Batty, lider de los replicants, buscan las respuestas a las preguntas fundamentales en la historia del hombre: ¿quién soy? ¿de dónde vengo? ¿cuánto tiempo me queda? Definitivamente, esta peli se volvió parte de mi vida. (Paréntesis aparte: he visto la mayor parte de la filmografía de Ridley Scott, de donde destacaría, por un lado, Leyenda y Un buen año, y por otro, Alien y Gladiador. Blade Runner se cuece aparte.)
Mi segundo encuentro fue literario. En una de las librerías del "pacificador hindú", adquirí a muy buen precio la novela que le dio origen: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, escrita por el norteamericano Philip K. Dick. Sin dudarlo, la devoré. Encontré cosas que no estaban en la película, como debía ser, sin embargo, en la novela estaba en su elemento natural el meollo del filme: hasta las cosas artificiales tienen vida propia, inclusive sentimientos innatos en el ser humano. En esta primera lectura, confieso que tuve un cierto desconcierto, algo que no conseguía explicarme. Para aquellos días, me reencontré con la película en el cineclub de la Biblioteca de México. Sin proponérmelo, vi la versión del director, la cual sólo difería en la primera en la ausencia del voice over y en el tratamiento de algunas escenas, además de ligeros cambios en la música compuesta por Vangelis. Al final, resolví quedarme con el director's cut. Cada quien tendrá sus razones.
Mi tercer encuentro con Blade Runner se dio en junio pasado, cuando recibí como regalo de cumpleaños la edición especial en tres compactos de la banda sonora, con motivo del 25 aniversario de la película. El primero es la producción de 1992, el segundo tiene cortes inéditos y el tercero, música compuesta ex-profeso para el aniversario, donde Vangelis contó con la colaboración de Rutger Hauer, Edward James Olmos, Bruno Delaye, Oliver Stone, Roman Polanski y hasta sir Ridley Scott, entre otros. Una producción única en su género. No dudo en recomendarla y además es sumamente accesible.
Casi a punto de finalizar la escritura de estas líneas, mi último encuentro con BR, se dio la semana pasada, luego de comprar la edición especial. Luego de ver completa la versión definitiva y restaurada, quedé impresionado y casi lloraba de la emoción. Me enamoré nuevamente de Sean Young en su papel como Rachael, la replicant que tiene un devaneo con Deckard. En apariencia, era la misma peli, pero ahora tenía algo nuevo, algo que pasó desapercibido a mis ojos. ¿Las escenas? ¿El diseño de imagen? ¿La música? Francamente, no lo sé... Días después, vi el otro disco: un documental de ¡¡tres horas y media!! sobre cómo se hizo Blade Runner, desde la concepción de la idea (inspirada en un título del escritor beat William Burroughs y la novela de Dick), hasta el estreno de la versión restaurada, producida por Charles de Laurizika, a 25 años del estreno oficial en pantalla.
En fin, creo que ya dije bastante sobre Blade Runner. Ahora que el tiempo lo permita, volveré a verla sin parar. Todavía hay cosas que se me escapan a simple vista, pero no dudo que siempre me acompañará en este trayecto de la vida. Después de todo, y como dijo Roy Batty en una memorable escena final, "All those moments will lost in time... like tears in rain".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario