lunes, 28 de diciembre de 2020

Brindis de sonidos

Ulises Velázquez Gil

En su discurso de ingreso al Seminario de Cultura Mexicana, el músico y también escritor Luis Herrera de la Fuente nos dice que “la música descansa en cuatro pilastras: creación, obra, interpretación, oyente”. Aunque la mención de estas palabras provenga de una figura formada en el seno de la música clásica, su veracidad es irrebatible para todos los géneros, con la sola diferencia -perogrullada necesaria- de que un elemento de estos cuatro se vuelva primordial para el músico en cuestión. Igual sucede en la literatura, campo donde la música ha ganado muchas batallas con la aportación de grandes músicos, cuyas memorias, biografías, cancioneros, entrevistas e inclusive novelas (como las de Leonard Cohen, Joselo Rangel y Santi Balmes, por decir algo), son el resultado de su preferencia por alguna de aquellas pilastras.

Después de analizar a sus contemporáneos en el oficio de la escritura, Mariana H. vuelve su mirada hacia un mundo muy caro para ella, y nos entrega un volumen donde se consigna su pasión por la música. En ese sentido, A través del vaso. En vivo con 26 músicas y músicos de México contiene historias de notables exponentes del rock hecho en México, pero también de otros géneros -en cierto modo, emparentados unos con otros-, donde la música, sus procesos y las historias personales detrás de cada canción, álbum o inclusive alineación de las agrupaciones allí mencionadas. Aquí se reúnen las voces de 26 músicas y músicos indispensables para conocer el camino que llevó a la definición y consolidación de la escena musical mexicana tal y como hoy la conocemos. […] no es un libro de rock, aunque a la mayoría de los entrevistados se les identifique en ese género. Aquí hay hip hop, son huasteco, metal, música experimental, un par de boleros y una polca

Al echar una hojeada/ojeada al índice, la primera impresión es la de encontrarse frente a un licuado banquetero, o un taco campechano, respecto de las figuras allí reunidas; a medida que las conocemos por vía de la entrevista, todas confluyen hacia un principio del mundo: su descubrimiento de la música, volviéndoles a la postre seres de sonidos, personas vuelta canción. Para muestra, tenemos los casos de Cecilia Toussaint, Jaime López, Sergio Arau (Botellita de Jerez) y Sabo Romo (Caifanes), que abrieron brecha a principios de los años 80 para que los exponentes de las décadas posteriores no tuvieran tantas piedras en el camino: […] empezaron a crear una escena tocando en hoyos funkies y terrenos baldíos y más adelante en lugares como el LUCC, Rockotitlán, El Bulldog y tantos más hasta lograr fortalecer, junto con las generaciones posteriores, una escena nacional que trascendió a nivel internacional

En aras de lograr esa trascendencia, varios músicos han tenido luchas bastante arduas, tanto con las compañías disqueras como con sus públicos en potencia, sin dejar de lado su propia evolución en cuanto a la búsqueda de un estilo propio, a prueba de etiquetas o definiciones. En las entrevistas con Amandititita (“Tatiana endemoniada”), Ely Guerra (“Bruja”), Denise Gutiérrez (“Infinita”), Natalia Lafourcade (“Un poco de azuca’ y caña”), Jessy Bulbo (“Atonal, ruidosa y estridente”), y la propia Cecilia Toussaint (“#1”), conocemos sus pasos por la música y la constante batalla por abrirle el horizonte a más exponente femeninas. Dejemos que nos digan su versión de la feria: […] cuando ya hay un éxito y dinero hay demasiadas personas opinando. Eso fue lo que me hizo decir: “Yo me voy de esta disquera” (Amandititita); […] Creo que es fundamental que la mujer tenga un lugar de respeto, de igualdad, de justicia. Cualquier cosa que lo impida, por supuesto que debe ser cuestionada y erradicada (Cecilia); […] Desde muy atrás, yo tuve certeza de lo que quería y de lo que no; a veces es más sencillo entender lo que uno no quiere. Me quedó muy claro desde los primeros intentos con la industria que eso no era lo mío (Ely); […] pienso que quizás estar en la mira de la gente a veces te hace más fuerte. En el sentido de que de veras te subes a un escenario y tienes que callar no sólo a una persona, sino a todos, ¿sabes? Y lograr eso de pronto te hace superar cosas (Denise); […] A mí lo que me ha salvado es la vocación. El amor que le tengo a lo que hago es lo que le da sentido a mi vida. Yo vine aquí para hacer música y mientras pueda lo voy a seguir haciendo (Natalia); […] El público en general nunca me da miedo. Al contrario, hasta me relaja, entre más gente haya más me relajo (Jessy); […] Yo creo que hay como otro chip de entender que entre músicos nos podemos ayudar. Ahorita por ejemplo tenemos un chat de puras viejas, todas con sus proyectos independientes […] entre todas nos ayudamos (Ximena). 

Como parte de esta pasarela cuasi fellinesca (tirando a Ocho y medio) que nos propone Mariana H. en A través del vaso, también podemos encontrar las faenas de otros músicos: Tito Fuentes (Molotov), José Manuel Aguilera (La Barranca), Daniel Gutiérrez (La Gusana Ciega), o Clemente Castillo (Jumbo), líderes de una avanzada musical que todavía resuena en los escenarios más importantes de México; o heterodoxos a desquite de la realidad como el Abulón (Víctimas del Dr. Cerebro show), Dr. Shenka (Panteón Rococó), Paco Huidobro (Fobia), Pato (Control Machete), Tammy Tamerlane (Pornoshop/Six Million Dollar Weirdo), o Su Majestad Imperial Silverio. Y de igual forma, garbanzos de a libra como Lino Nava (La Lupita), Fernando Rivera Calderón, Jay de la Cueva (Fobia/Moderatto), Joselo Rangel (Café Tacvba), o Pepe Mogt (Nortec Collective), que pueden abarcar toda clasificación habida… o ninguna, en su defensa. 

Para que un libro de entrevistas sea tan impactante como indispensable, debe contar con un ingrediente primordial: la pericia del entrevistador para lanzar la pregunta correcta en el momento menos esperado. Efectivamente, esto se cumple por entero, pero con un plus: también la entrevistadora se da chance de plantearse muchas más dudas acerca de sus atípicos interlocutores, acompañados por un café o por un trago rasposo, según lo permita la agenda -o el agua de azar, lo primero que ocurra. 

¿Qué nos espera A través del vaso? ¿Un face to face con las y los protagonistas de la escena musical de México, capaces de abarrotar foros del Vive Latino que antros de raigambre alternativa? ¿Una microhistoria del rock -y otras rolas, diría el joven clásico- de los últimos cuarenta años? ¿Acaso una galería de locos ungidos al arcano de la música? Para éstas y otras interrogantes, en efecto, la respuesta es afirmativa, y en generoso contrapunto con la época que correspondió a su auge y permanencia. 

Brindis de sonidos a cada página, este libro de Mariana H. confirma por completo otra sentencia de Luis Herrera de la Fuente (referido al principio de estas líneas): “En campos de la música, a fuer de tratarse de arte, el intérprete cree a ojos cerrados, como el científico, en un solo dogma: en la música si hay dogma: mi dogma; el que establezco yo”. (Y la naturaleza variopinta de sus luminarias no nos dejará mentir…) 

En la onda y rollo de las letras de la música mexicana, Mariana H. comparte un sitio de honor junto a las Sirenas al ataque de Tere Estrada y a los Sonidos urbanos de Mafer Olvera; sin embargo, a este melomaniaco empeño todavía le quedan muchas horas de reproducción aleatoria: sea en su continuación natural (un segundo volumen de entrevistas), sea en la confección de un libro nuevo. Mientras esto sucede, sigamos a la escucha.

(Quede aquí este playlist a prueba de tiempo.)   

Mariana H. A través del vaso. En vivo con 26 músicas y músicos de México. México, Reservoir Books, 2020.  

 

(18/diciembre/2020)

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