Recuerdo que hace algunos años, asistí a una conferencia tuya, donde pude conocer parte de tu universo historiográfico.
Recuerdo también que fuiste uno de los primeros (y posibles) colaboradores para llevar colaboración a mi ahora casa hemeográfica; siempre que el tiempo nos hacía coincidir, reiterabas tu compromiso para enviar una crónica de viaje por aquellos lares del sur: la tierra de tus admirados mayas.
Tampoco se me olvida el buen ánimo que le ponías a todo coloquio, sea como asistente, sea como expositor. Y también viene a mi memoria tu siempre maravillosa sonrisa que irradiaba a todo mundo.
Recuerdo también que fuiste uno de los primeros (y posibles) colaboradores para llevar colaboración a mi ahora casa hemeográfica; siempre que el tiempo nos hacía coincidir, reiterabas tu compromiso para enviar una crónica de viaje por aquellos lares del sur: la tierra de tus admirados mayas.
Tampoco se me olvida el buen ánimo que le ponías a todo coloquio, sea como asistente, sea como expositor. Y también viene a mi memoria tu siempre maravillosa sonrisa que irradiaba a todo mundo.
Sin embargo, todas estas cosas son sólo una ligera muestra de aquella persona admirable, trabajadora y, sobre todo, entusiasta, quien ahora caminará por un largo y maravilloso sacbé, en busca de los arcanos de sus admirados mayas. Pero nosotros, en estas tierras, te seguiremos extrañando.
¡¡Gracias por todo, José!!
1 comentario:
Un triste adiós, que será un hasta luego.
No sabes cómo me pegó la noticia. Desafortunadamente no pude ir a las exequias, pero lo acompañé con el alma.
Besos.
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