sábado, 9 de febrero de 2008

¡¡¡Felicidades, Licha!!!

Hace poco más de un año, gracias a las buenas recomendaciones de Rosalía Velázquez, conocí a una niña recién titulada de Historia, la cual tuvo un gran desempeño durante toda la carrera. Se trata de Alicia Puga, actual Consejera de la Nueva República de Babel, de quien me ocuparé en esta ocasión.
Es sabido que nuestra Rosalía siempre me toma de referencia para leer y corregir ajeno, y no es para menos, dado que la mirada incluyente de un literato con pretensiones historiofílicas le puede dar algo de sabor hasta al texto más cuadrado proveniente de la pluma de un historiador. En el caso particular de Alicia, el tiro me salió por la culata. Me explicaré mejor.
Conocí a Licha hace poco más de un año, mediante la rapidez del e-mail y con una segura recomendación de Rosalía. (Digamos de alguna manera que ella era primeriza en esas cosas de pedir ayuda algo más que profesional, así que, olvidándonos de la barrera económica, quedé en arreglarle sus artículos y ella, en olvidarse de mis honorarios. Fue una excelente decisión para ambos.) Ella escribió una tesis (muy buena, por cierto) sobre la polémica suscitada por el libro Los hijos de Sánchez, del antropólogo norteamericano Oscar Lewis, durante los años 60 en México; trabajo del cual extrajo un breve, pero sustancioso, artículo al respecto. Entonces, gracias a las primeras correcciones de un colega suyo de la Universidad Autónoma Metropolitana y a la mirada certera de la propia Rosalía, su trabajo merecía más que la simple publicación en revista alguna. Pero no contaba con una confirmación de mi parte y ésa se la regalé el primer día que la conocí. (Confieso que quedó más que contenta y ello la convenció para enviarme todos sus trabajos habidos y por haber. Junto con Irma Hernández Bolaños, Paulina Martínez y la propia Rosalía, forman mi clientela de toda la vida, por así decirlo.)
Ahora bien, ¿qué papel juega Licha en la marcha de la Nueva República de Babel, sea como Consejera, sea como lectora? Digamos que se resume así la cosa: un sincero aplomo por investigar, la persistencia para difundir el conocimiento y las ganas de seguir aprendiendo cosas para luego compartirlas con sus compañeras, colegas y alumnos, siempre la llevan a emprender grandes empresas, como, por ejemplo, aguantar con temple de acero a un brevísimo público cuando le tocó clausurar el coloquio Letras de la Historia e Historia de las Letras, en abril pasado; aventarse al ruedo en una maestría sui generis como la que se imparte en la UAM-Azcapotzalco sobre Historiografía, e inclusive, a ganarse las buenas opiniones de una leyenda viva como Álvaro Matute sobre sus linderos de investigación. Todas estas cosas no las hizo de la noche a la mañana, pero su constancia está doblemente probada. (Si Licha fuese una palabra del diccionario, excelencia sería la idónea. Y aún así le queda chiquita.) Y cada vez que el azar entrecruza nuestros caminos, siempre es grato compartir las cosas vividas, platicarlas y, claro, proyectar nuevas maneras de seguir en el ajo historiográfico. (A veces, la he notado desanimada, pero en el próximo encuentro acaba por irradiar entusiasmo, persistencia y amistad.) Y me atrevo a decir lo siguiente: ella será uno de los nuevos puntales de la historia mexicana en este siglo XXI en curso. No lo dudo.
Querida Licha: hoy celebras un año más de vida (y aún sostengo que las mujeres no tienen edad, sabes), pero para la Historia que te ha tomado como una de sus más leales seguidoras, ya eres eterna. (Me faltarían más frases al respecto, pero ahora le paro. Más y mejores triunfos venideros te deseo.)
¡¡¡Felicidades, Licha!!!

1 comentario:

La niña Fonema dijo...

Felicidades a Alicia. Tuve el gusto de compartir con ella un curso, y me queda un excelente recuerdo.