martes, 25 de septiembre de 2007

Atrapado por los covers

Hace algunas semanas, compré el tan ansiado compacto de Mylène Farmer simplemente para satisfacer un capricho musical, mismo que se dio por bien servido. Sin embargo, mi asombro venía de tiempo atrás, gracias a la maravilla del internet. Me explico mejor.
En una página dedicada a videos de variopinta materia, busqué el videoclip de "Désenchantée", éxito noventero de la Farmer, para más señas. En la búsqueda definitiva no sólo apareció la versión de Mylène, sino también la de otra cantante, de nombre Kate Ryan. Ni tardo ni perezoso, busqué información sobre la susodicha. ¡¡Sorpresa, sorpresa!! Se trataba de una cantante belga -compatriota de Lara Fabian, sólo que en versión popera-, cuya cualidad es hacer covers a éxitos de cantantes legendarias. (¡¡Qué tal!!) A decir verdad, la versión que hizo Kate Ryan no es mala, solamente se pasa de rítmica. (La Farmer tampoco es calmadita que digamos, eh.) Y no conforme con esa canción, Ryan hizo lo propio con "Libertine" de Mylène, y, el colmo del cinismo, con "Voyage voyage", de Desireless.
Para quienes amamos la música en todas sus vertientes, bien sabemos que la fidelidad a un grupo, cantante o género determinado es más que evidente, pero tratándose de versiones de la misma canción, la cosa cambia. Obviamente, por decir un ejemplo, las canciones de Los Beatles tienen y tendrán a los propios integrantes como sus mejores intérpretes, aunque nos agraden sus infinitas versiones, desde Betsy Pecanins y Diana Krall hasta la Orquesta Sinfónica Nacional y la inverosímil Banda Plástica de Tepetlixpa, entre otros que se nos escapan de la mente.
Sin embargo, las versiones originales rara vez llegan a tener una versión que la respete, iguale o, siendo extremos, la supere con todas las letras. Digamos otro ejemplo. Años atrás, se desató una ola por editar tributos a cantantes y compositores ya legendarios, cuyas interpretaciones correrían por cuenta de grupos y cantantes de moda. En el caso del maestrísimo José Alfredo Jiménez, a excepción de Enrique Bunbury con "El jinete", ninguno dio el ancho. Por el contrario, con la producción discográfica dedicada al Príncipe de la canción, José José, la mayoría de las versiones sí cumplió con lo estipulado, es decir, rendirle pleitesía a un cantante non. (Respecto a la muy locuaz versión del grupo Molotov para "Payaso", lo mejor que podría pasar es que la rola pase por el potro, la dama de hierro y la guillotina, y al infame grupo, darle pamba con picahielo y sin repetir agujerito. Merecerían la excomunión, pero no llego a tanto.)
En fin... en esto de los covers, ni para cuando acabar. Simplemente hay buenas interpretaciones y malas versiones, cuya preferencia, ni duda cabe, corre por cuenta del radioescucha, melómano o músico en turno.
(Después del cover, ¿el diluvio?)

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