tag:blogger.com,1999:blog-35813646274469565542024-03-18T22:50:22.588-06:00Nueva República de BabelHistoria y Letras a contracorriente.la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.comBlogger493125tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-73004646996720853492024-02-23T12:00:00.001-06:002024-02-23T13:37:56.167-06:00¡Zarpar al fin!<p align="right" style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: right;"><span lang="ES" style="font-family: "Georgia",serif;"> </span><span style="font-family: Georgia, serif;"><span style="font-size: medium;">Ulises Velázquez Gil</span></span></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;"><strong><i><span lang="ES" style="font-family: "Georgia",serif;"><span style="font-size: medium;"> </span></span></i></strong></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;"><strong><i><span lang="ES" style="font-family: "Georgia",serif;"><span style="font-size: medium;"> </span></span></i></strong></p>
<p style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;"><span class="apple-converted-space"><span lang="ES" style="font-family: "Georgia",serif; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-size: medium;">De las cinco novelas que componen su llamada <i>Pentagonía</i>,
Reinaldo Arenas escribió <i>Otra vez el mar</i> cuatro veces: tres de éstas,
luego que le fuera requisado el manuscrito correspondiente. (La versión definitiva
hoy se encuentra bajo resguardo de la Universidad de Princeton, junto con el
resto del archivo del escritor cubano.) <o:p></o:p></span></span></span></p>
<p style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;"><span class="apple-converted-space"><span lang="ES" style="font-family: "Georgia",serif; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-size: medium;"> Sirva
el dato anterior para comenzar con una nueva serie de entregas (luego de varios
meses fuera de circulación por razones que no es preciso mencionar), donde
espero retomar algo del espíritu original con que nacieron tanto <i>La marcha
de las Letras</i> como <i>Las horas de mi agenda</i> en el espacio en línea antes
conocido como Flor y Látigo. <o:p></o:p></span></span></span></p>
<p style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span class="apple-converted-space"><span lang="ES" style="font-family: "Georgia",serif; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-size: medium;">Mientras estuve
en una recesión intermitente, llegaron a mi vida toda serie de sucesos
(favorables y no), donde al final del día mis lecturas del mundo presente no
dejan de sorprender y de generar nuevos enlaces. <o:p></o:p></span></span></span></p>
<p style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span class="apple-converted-space"><span lang="ES" style="font-family: "Georgia",serif; mso-bidi-font-style: italic;"><span style="font-size: medium;">El feliz
reencuentro con una querida colega y amiga (de quien esperamos nuevas
colaboraciones dentro de la serie <i>Trazos y enlaces</i>) vino a inyectarle vida
a un oficio que, antes que todo, se compone de persistencia. Las reseñas de
libros de <i>La marcha de las Letras</i> como las misceláneas de <i>Las horas
de mi agenda</i> me ayudaron mucho a ponerle orden a mi mundo (el que pasa
frente a mis ojos, el que comparto con mis contemporáneos, el que descubro a
través de la lectura), y en suma justicia, digno es proseguir con ese afán. <o:p></o:p></span></span></span></p>
<p style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: medium;"><span class="apple-converted-space"><span lang="ES" style="font-family: "Georgia",serif; mso-bidi-font-style: italic;">En estos días,
donde la Feria de Minería llega a su cuadragésima quinta edición, llega el
momento justo para dejar mi recesión involuntaria, echar plumas y libretas a la
maleta y, como en la novela que Álvaro Mutis planeaba escribir dentro de la
saga de Maqroll el gaviero, gritar entusiasmado <i>¡Zarpar al fin!</i> </span></span><span lang="ES" style="font-family: "Georgia",serif;"> <o:p></o:p></span></span></p>
<p style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Georgia",serif;"><span style="font-size: medium;"> </span></span></p>
<p align="right" style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: right;"><span lang="ES" style="font-family: "Georgia",serif;"><span style="font-size: medium;"><a href="mailto:babelises@hotmail.com">babelises@hotmail.com</a> </span></span></p><p align="right" style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: right;"><span style="font-size: medium;"><span style="font-family: Georgia, serif;">@Cliobabelis</span><span style="text-align: justify;"> </span></span></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-11300331023937918442024-01-26T07:00:00.010-06:002024-01-26T07:00:00.138-06:00El infinito de los imposibles<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i><span style="font-family: Georgia, serif;">Con todo
y que el nuevo año ya lleva casi un mes transcurrido, doy la bienvenida a este
espacio en línea a una colega y amiga, que lleva muchas horas de vuelo en el
ejercicio de la escritura, pero es hasta ahora que se le concede una agradable
escala dentro de su itinerario. </span></i></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Desde
remembranzas y reseñas de libros hasta crónicas y reflexiones (como la que
leeremos a continuación), se le desea buena suerte y que su talento destelle a
diestra y siniestra.</span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><i><span style="font-family: Georgia, serif;">NRB<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 14.0pt;"> </span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 14.0pt;"><i>El
infinito de los imposibles</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 14.0pt;"> </span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 14.0pt;">Tania
Rodríguez Castro <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 14.0pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 14.0pt;">Como seres
humanos racionales que coexisten en sociedad llevamos a cuestas la ineludible
necesidad de comunicarnos, una actividad que por común, constante e innata pasa
por muchos inadvertida. Pero para algunos; No sé si muchos o pocos, no sé si
cuerdos o locos, no sé si lúcidos o dormidos, no sé si terrestres o divinos,
pero lo que sí sé es que son los más "afortunados" para quienes la
ocasión de comunicarse puede ser la oportunidad de abrir aquella puertecita que
con habidos esfuerzos retiene aquellos universos que luchan por existir. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 14.0pt;">Hay
algunos, esos mismos afortunados, que sirven de puente entre el
"todo" esa magia de lo absoluto y el lado mortal; en cada palabra
pronunciada, en cada letra plasmada, por cada pincelada, nota musical, mirada,
sentimiento o suspiro transmutan lo etéreo y paren, sí, ¡dan vida a la
realidad! Son esos ejércitos de artesanos que crean herramientas de la nada y
llenan cada vacío de la existencia o la no existencia, con historias, imágenes,
melodías, caricias que dan sentido al existir. Son ellos quienes crean mundos
nuevos, convertidos en monumentos, poemas o ciudades, son los que sueñan los
que con sus diestros bisturíes diseccionan la materia sin vida para injertar
jardines, sabores, ilusiones y candiles bastos de luces de esperanza para este
plano inerte. </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 14pt; text-indent: 35.4pt;">Aquellos
audaces, rebeldes, revolucionarios que desafían lo preexistente con sus
fértiles mentes, los que a pesar de lo normal y lo cotidiano abren nuevos
senderos a la realidad. De ellos es el lienzo de la vida, la partitura por
comenzar. Son ellos quienes perfuman las secciones de noticias, quienes
embellecen el despertar y la promesa de un mejor mañana. Son ellos mi fuente de
inspiración y su colección de imposibles, la misión. Si tú, mi estimado lector,
te les unes, si usas tu llave personal para esa puerta o si por curiosidad te
asomas por el cerrojo te aseguro que tuyo también será este planeta por editar.</span></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-87624995484252606162023-12-31T08:00:00.001-06:002023-12-31T08:00:00.126-06:00Quince (y más) de 2023<p align="right" class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: right;"><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">Ulises Velázquez
Gil<o:p></o:p></span></p><p align="right" class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: right;"><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"><br /></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: 17.35pt; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUiOarPv6dsFCEeOUxAbB_wW_S8CXDhc0v9-uYCSt2-MPahfDGdTyhB-jxCt0ULIOBKTtSQQfjbA7LLKVa7OHhYB-Gk4aNXjidV2qfmzk9Rz2XOG_ABwRLEpkz-hEEMS8Aum2YoMH7SPmNbCcSx7hTiTIRNOyGdlD5hXOeCl2tGDeXGNPsbpqwytytN8w/s4032/Lecturas%202023.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3024" data-original-width="4032" height="347" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUiOarPv6dsFCEeOUxAbB_wW_S8CXDhc0v9-uYCSt2-MPahfDGdTyhB-jxCt0ULIOBKTtSQQfjbA7LLKVa7OHhYB-Gk4aNXjidV2qfmzk9Rz2XOG_ABwRLEpkz-hEEMS8Aum2YoMH7SPmNbCcSx7hTiTIRNOyGdlD5hXOeCl2tGDeXGNPsbpqwytytN8w/w536-h347/Lecturas%202023.jpg" width="536" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: 17.35pt; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">A diferencia de todos
los años, en esta ocasión se me dificultó un poco hacer la selección oficial, debido
a que el espacio donde solía publicarla, se perdió por razones que no es
necesario explicar; sin embargo, pudo más el placer de leer -y de compartir
esas impresiones- que los vaivenes de los últimos meses.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: 17.35pt; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">Para fortuna nuestra,
en este año se reanudaron las actividades presenciales en las ferias de libro, y,
como es natural, a las mesas de novedades llegaron nuevos títulos y autores, y viejos
conocidos volvieron a nosotros mediante el acto de releer; en mabos casos, atentos
al encuentro con sus nuevos lectores.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: 17.35pt; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">Sin faltar a la tradición
de cada año (pero en otro espacio), comparto con ustedes mi listado con los
quince libros que me maravillaron en este año; en algunos casos destella la
experiencia de la primera vez, mientras que otros, marcan un grato reencuentro.
Según sea el género de su preferencia, queda en ustedes el acercamiento de
buenas a primeras, y toda omisión o presencia inesperada, es bajo la
responsabilidad del arriba firmante.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: 17.35pt; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">POESÍA:</span></b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">-<i>Peces de pelea</i></span></b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"> (Moriana
Delgado) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">-<i>Dorsal</i></span></b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"> (Nadia López
García) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">-<i>Lenguas de agua</i></span></b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"> (Roberto
Acuña) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">-<i>La raíz negra
de los astros</i></span></b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"> (Nadia Escalante Andrade) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">-<i>Luz clave</i></span></b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"> (Claudia
Hernández de Valle-Arizpe)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: 17.35pt; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">CUENTO:</span></b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">-<i>Aproximaciones
desde el abismo</i></span></b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"> (Jazmín García Vázquez)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: 17.35pt; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">NOVELA:</span></b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">-<i>Maktub</i></span></b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"> (Fanny Morán)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">-<i>Una leona rampa
en la noche</i></span></b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"> (Héctor Iván González)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">-<i>Cochabamba</i></span></b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"> (Jorge F.
Hernández)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: 17.35pt; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">ENSAYO:</span></b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">-<i>Cómo recorrer
una ciudad sin despertarla</i></span></b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"> (Violeta Orozco)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">-<i>Los sueños de
mis fantasmas</i></span></b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"> (Irene Vallejo)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">-<i>La vibración
del silencio. Meditaciones sonoras</i></span></b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"> (Patricia Arredondo)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">-<i>Naufragio entre
palabras</i></span></b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"> (Mónica Lavín)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">-<i>Escribir con el
presente: archivos, fronteras y cuerpos</i></span></b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"> (Cristina Rivera Garza)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: 17.35pt; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">MEMORIAS:</span></b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">-<i>Tríptico del
Cangrejo</i></span></b><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"> (Álvaro Uribe) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: 17.35pt; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">Mención especial merecen
las <i>Cartas encontradas (1966-1974) </i>de Rosario Castellanos y Raúl Ortiz y
Ortiz, por tratarse de un epistolario harto esperado; <i>Entre vírgenes y
hetairas</i> de Beatriz Espejo, en torno a Ramón López Velarde (en este año que
se cumplió el centenario de la publicación de <i>El Minutero</i>) y para celebrar
el Premio Nacional de Artes y Letras conferido hacia su autora. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Así también <i>La fundación de El Colegio
Nacional</i> de Javier Garciadiego Dantan, en ocasión del 80 aniversario de El
Colegio Nacional, y, siguiendo con las efemérides de este 2023 a punto de
fenecer, <i>Los sueños intactos. Evocaciones de Álvaro Mutis en su centenario</i>, para
celebrar al creador de Maqroll el gaviero.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: 17.35pt; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">Cada año lo
refrendo: mientras persista la pasión por la lectura, siempre tendremos muchas
razones para conversar. Y hasta aquí, la presente escala. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: 17.35pt; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><i><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">¡Muchas gracias a
ustedes!</span></i><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: 17.35pt; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"> <o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: right;"><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;"><a href="mailto:babelises@hotmail.com"><span style="color: #993300;">babelises@hotmail.com</span></a> <o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="background: #FFF9EE; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: right;"><span style="color: #222222; font-family: Georgia, serif;">@Cliobabelis<span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-54593578345995091902022-12-21T12:00:00.014-06:002022-12-22T19:00:02.875-06:00Camino, puente y escalas<p> </p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: "Georgia",serif;">Ulises
Velázquez Gil</span><span style="font-family: Georgia, serif; text-align: left;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Georgia",serif; line-height: 150%;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Georgia",serif; line-height: 150%;">“Dos
enemigos son un mismo hombre dividido”, dice Emil Cioran en <i>Del inconveniente
de haber nacido</i>. Para quienes nos enfrentamos al vértigo de la escritura,
en algún momento de la vida es preciso desprenderse un poco y poner en orden
todas las taras que nos definen (aproximadamente) como la gente que elegimos
ser. Sin embargo, en algún instante una extensión de nosotros se aferra en hacerse
escuchar, provocando un choque, no sólo de personalidades, también de perspectivas
relacionadas a una misma vida, a un espacio delimitado <i>per se</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Georgia",serif; line-height: 150%;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Consciente de esta división de caracteres,
en su novela <i>El hambre invisible</i>, Santi Balmes nos hace una invitación
para emprender un viaje al principio del mundo, o lo que es lo mismo, internarse
hacia el caos que compone a un sujeto que eligió el camino del arte, para dejar
su paso en este mundo, a ratos ancho y ajeno por los dictados de una sociedad
convencional<span style="mso-bidi-font-style: italic;">. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Georgia",serif; line-height: 150%; mso-bidi-font-style: italic;">A resultas de una caída
(¿Albert Camus, acaso?), el protagonista, Román Spinelli, </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "Georgia",serif; line-height: 150%;">Equilibrista</span></i><span style="font-family: "Georgia",serif; line-height: 150%; mso-bidi-font-style: italic;">, hace un viaje hacia el interior de sí mismo; a
diferencia del viaje exterior, su travesía es hacia su propia mente, es decir,
por las diversas escalas de su vida, y qué lo llevó hasta el momento actual. A través
de cuarenta y cuatro capítulos (incluidos uno denominado cero y un epílogo),
bajo el nombre de </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "Georgia",serif; line-height: 150%;">estaciones</span></i><span style="font-family: "Georgia",serif; line-height: 150%; mso-bidi-font-style: italic;">, hacemos un recorrido, amén de retrospectivo,
hasta rimbombante por el carácter de algunos de los personajes que allí nos
aguardan. </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "Georgia",serif; line-height: 150%;">El creador está a merced
de quien lo observa -hoy en día ni siquiera hace falta que uno pague-: es la
ley. A un equilibrista no le juzga Dios, sino mil minidioses que lo miran desde
el prosenio. Y no son idiotas. Ser audiencia es saborear la divinidad. Dios lo
hace con nosotros, por lo que ejercer como público es nuestra infantil venganza</span></i><span style="font-family: "Georgia",serif; line-height: 150%;">. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Georgia",serif; line-height: 150%;">Lo dicho: el espectáculo está a unas páginas de
nuestro alcance, y Román Equilibrista (tal y como su apellido lo define), busca
el balance de su presencia en este mundo; sin embargo, para lograr ese ansiado
equilibrio, es menester tambalearse un poco: […] <i style="mso-bidi-font-style: normal;">la primera condición para ser Equilibrista, para subir a la cuerda, para
seguir vivos, es estar un poco loco. Era la magnitud de su locura lo que estaba
por determinar</i>. Para enfrascarse en un viaje de reconocimiento, por decirlo
de alguna forma, es preciso valerse de una excusa; en este caso, Román Equilibrista
se lanza a la búsqueda de Edith, una mujer que le es importante en ese momento
de su vida, y, precisamente, el deseo de alcanzarla es quien lleva la nota
dominante en su trayecto <i>psiconáutico</i>. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Georgia",serif; line-height: 150%;">La Ciudad de Bruma, lugar donde ocurre la novela,
es el <i>topus uranus</i> donde Equilibrista se encontrará con sujetos que, de
cierta manera, le acompañarán en sus afanes introspectivos. Como en toda ciudad
que se precie de serlo, recorreremos sus calles y barrios, en espera de que aquellos
personajes le muestren lecciones por aprender o recuerdos para desbloquear. Uno
de ellos representa la parte drástica y punitiva: <i>Yo, Román Cuso, Fiscal
General de su psique, o, lo que es lo mismo, de la ciudad interior de Bruma,
autorizo a Román Spinelli, de profesión Equilibrista sobre Alambradas Mentales,
a pernoctar durante cinco días improrrogables. Al final de su estancia será requerido
para una serie de acciones que él, a cambio de nuestra hospitalidad, tendrá que
realizar con el mejor de los ánimos</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Georgia",serif; line-height: 150%;">A contraposición de Román Cuso, tenemos a Román Líbid,
la parte sexual, ninfómana y masturbatoria, que más bien es el libre curso de
un instinto “primitivo” aún latente en el interior de Equilibrista. <i>Porque
nuestro ser sexual puede triunfar más que nunca cuando precisamente desprende
cero interés por el sexo. Es una treta exitosa. </i>[…]<i> Sea como fuese,
aquel chico llamado Román AntiLíbid estaba gozando de los más sutiles placeres
que podía experimentar un hombre, e irían aumentando con el paso del tiempo</i>.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Georgia",serif; line-height: 150%;">Por otro lado, tenemos a Román Perturbado, otro de
los avatares de Equilibrista, muy apaleado (literalmente) por los altibajos del
éxito y al igual que el autor, también la música es su mundo, cuya fama le
obnubila y le impide ver con claridad su situación. <i>En aquel diorama del
pasado, Perturbado estaba a punto de iniciar un combate de boxeo contra un
luchador llamado Vida. Como árbitro, ni más ni menos que un tipo llamado
Destino. Me olvidaba de una cosa: el entrenador de Vida era el Fiscal Román Cuso,
alias Culpa</i>. Bajo este avatar, precisamente, se suceden los álbumes más
emblemáticos de la banda donde ejerce de vocalista (un apenas disimulado Love
of Lesbian): <i>1999</i> y <i>La noche eterna</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Georgia",serif; line-height: 150%;">Paréntesis aparte: dentro del capítulo/estación
que Santi Balmes le dedica a <i>Pertur</i>, me pareció encontrar frases o giros
que, con sólo aguzar el oído, hoy día son brillos de preciadas gemas como “Bajo
el volcán” y de “Planeador”, barcos insignia de <i>El Poeta Halley</i>, álbum
de estudio grabado hace poco más de seis años, y que este singular personaje aparece
en estos lares, se trata de la parte creativa que llevó a Equilibrista hasta su
momento actual; todo sueño, juego o la alegre conjunción de ambos denota un
deseo todavía latente, un <i>leitmotiv</i> que se niega a desaparecer, pese a
que los vientos de la realidad -con sus correspondientes avatares al paso del
tiempo… y de las páginas- le cierren un poco los caminos. Aún así, el joven
poeta persiste en afanes como en empeños. <i>La sensación de tiempo,
definitivamente, es proporcional a la edad. Un bienio, en una persona que acaba
de cumplir los quince, es casi una séptima parte de su existencia. La frase “Llevo
toda la vida con él” es, con toda seguridad, la más parcial y nociva que puede
pronunciar una persona joven. Y probablemente, una de cualquier edad. </i>[…]<i>
Entre impacto y deflagración, puedo llegar a la conclusión de que el
descubrimiento artístico, es ¡maldita sea!, un momento incendiario</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Georgia",serif; line-height: 150%;">Una tercia de avatares digna de mención, la
componen Psiconauta, Román Augustus a las Finas Hierbas y Román Feliz. Del primero,
digno es notar su carácter cambiante (incluso en las fuentes tipográficas
empleadas en sus diálogos):<i> </i>[…]<i> la vida de un Psiconauta necesitaba
el humor como un cohete el combustible. Porque los Psiconautas lo relativizan todo</i>;
el segundo, en cambio, es un tránsfuga de las academias, que no cesa de buscar
el placer a la par que el aprendizaje […]<i> junto a gente que consideraba
divertida e interesante</i> [y sostiene que] <i>cualquier día es bueno para
celebrar el fin del mundo. Porque cualquier día es un fin del mundo en potencia</i>.
Y de Román Feliz se podría decir que evita cualquier sobresalto y, por ello, le
veta a Equilibrista la oportunidad de conocerle, por la posibilidad de conjurar
algo adverso. Esta extraña tercia se podría resumir en un tópico de la cultura
clásica: <i>Carpe diem</i> (“aprovecha el día” en latín), sin dejar de lado el <i>Sapere
aude</i> (“atrévete a saber”). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Georgia",serif; line-height: 150%;">Para cerrar con esta galería de epígonos, queda
presentar a Román Tôdas, <i>el Mago</i>, que, a decir verdad, es el genuino guía
de Equilibrista, así también del Joven Halley, a quienes devuelve la fe y la
creatividad perdidas a lo largo de los años. He aquí alguna de sus consejas: <i>Escribir
para encontrar el placer</i> […]<i>. Escribir para rellenar vacíos. En realidad,
el hombre inquieto, una vez se da cuenta de que la relación con su entorno
cercano puede convertirse en un caudal de frustración, empieza a buscar placer
empleando los más variopintos recursos. Aquellos que jamás han encontrado desde
su propio interior la manera de autosatisfacer su Hambre Invisible necesitan a
excitadores profesionales. </i>[…]<i> Un creador no deja de ser un ingeniero de
emociones. Sus laboratorios, hasta la fecha, son legales, así que no hay
problema, hermanos en la fe</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Georgia",serif; line-height: 150%;">Con todo, en la suma de caracteres que componen <i>El
hambre invisible</i> descubrimos que hay etapas hondas en el ser y hacer de
cada persona, incluso si éstas se contraponen (como en el aforismo de Cioran
referido al principio de estas líneas); Román Spinelli, <i>Equilibrista</i>, en
plena edad media sale al encuentro con facetas de su vida que precisa
reconocer, que no remediar, porque la debacle también es una forma de la enseñanza:
<i>camino, puente y escalas</i> para replantearse a fondo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Georgia",serif; line-height: 150%;">Aunque no es la primera vez que Santi Balmes
incursiona por los caminos de la novela, sí lo es en cuanto a la intención de
suscitar una reflexión acerca de las distintas etapas que componen a un
individuo ungido al arte. Una novela que atrae, como decía Jorge F. Hernández, “por
los ensayos que se filtran con sutil encanto en algunos de sus muchos párrafos
[…] donde los enredos de sus personajes van confeccionando una no tan simulada
dramaturgia con sus diálogos y los gestos que les veo cuando los leo”. (Una <i>confederación
de almas</i>, como aquella que imaginó Antonio Tabucchi en su <i>Sostiene
Pereira</i>.) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Georgia",serif; line-height: 150%;">Para quien le sigue la huella al autor dese su
faceta como <i>delirista</i> y voz de Love of Lesbian, inevitable hallar frases
o referencias a canciones de su repertorio (lo cual enriquece la experiencia,
claro está); y para quienes apenas tienen noticia de ésta, estamos frente a un
narrador non, de muchas horas de vuelo en un oficio doblemente sorpresivo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Georgia",serif; line-height: 150%;">Quede aquí la invitación para adentrarse en ese mundo,
desde la primera palabra hasta el punto final. (¡Buen viaje!) <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Georgia",serif;">Santi Balmes.
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El hambre invisible</i>. 2ª ed. Barcelona,
Planeta, 2018. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br /></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: "Georgia",serif;">(7/diciembre/2022)<o:p style="font-size: 12pt;"></o:p></span></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-90034719760899076532022-12-02T12:00:00.018-06:002022-12-22T18:49:54.638-06:00Fijación y parpadeo<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"></p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Ulises
Velázquez Gil <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: Georgia, serif;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En
alguna entrevista realizada al escritor colombiano Álvaro Mutis, éste recordaba
un consejo de su madre: “Detrás de todas las cosas está usted”. Para quienes
encuentran a diario la trama de las cosas (y doblemente en quienes recae el
oficio de urdir una columna semanal), esta sentencia debe grabarse en letras de
oro, o por lo menos, memorizarse por quienes se adentran a los senderos de la
llamada “literatura con prisa”. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Sin tanta prisa de por medio, Jesús
Silva-Herzog Márquez nos entrega un pequeño volumen donde se evidencian sus
intereses, lecturas, encuentros, donde más que suscitar el análisis puntiagudo
(tal es su faceta de analista político), se busca recobrar el asombro por la
vida que se presenta a diario. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Andar y ver</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> (título con reminiscencias a
José Ortega y Gasset) se compone por 32 artículos, de breve extensión, donde su
autor no se queda con la inquietud de hacer lecturas fuera del canon analítico,
de figuras muy caras a su admiración, o simplemente, darle libre curso a la
pluma, muy a la manera de aquella sentencia de Alfonso Reyes: <i>Escribo por
divagar</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Figuras como las de
André Glucksmann, Wislawa Szymborska, Anna Ajmátova, Robert Hughes, más las que
se sumen a la lectura, confirman a cabalidad que, mientras una buena pluma
destelle por su presencia, ningún tema nos será del todo ajeno. Y para muestra,
el siguiente fragmento: </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Somos criaturas
de pares: dos ojos, dos brazos, un par de piernas, un pulmón derecho y uno
izquierdo. Será por eso que tendemos a ordenar el mundo en parejas. Y así, al
arco de luces, movimientos y sonidos que va de un amanecer a otro, lo rompemos
en dos tiempos: el día y la noche</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> (“La
luz de los opuestos”)</span><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Si aplicamos esta dialéctica al conjunto de
artículos que componen <i>Andar y ver</i>, caemos en la cuenta de que la misma
pasión con que se habla de un importante analista y/o teórico, que de sucesos
peculiares como tomar una siesta, los peligros que conlleva aceptar un regalo,
o una reflexión acerca de la propina (donde <i>Mr. Pink</i> de <i>Reservoir
dogs</i> cae en un estoicismo que ya quisiera el SAT). <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Si somos sinceros, la propina no es un pago por un buen servicio. Las razones
que el propinador tiene para gratificar al propinatario poco tienen que ver con
la prestación recibida. </i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">[…]</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"> No es difícil anticipar que un mesero
eficiente y antipático recibirá menos propina que un meesero torpe pero amable y
mucho menos que una guapa mesera incompetente y coqueta</i>. (¡Hasta para los
temas del diario, Silva-Herzog Márquez no deja los linderos de la polémica!) <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Por otro lado, es preciso detenerse en dos pares
de artículos: “Autorretrato de crítico con atún” y “La terapia de Goya”, sobre
Robert Hughes (<i>el crítico de arte más polémico de nuestro tiempo, es la lucidez
de la rudeza. O al revés. El crítico no solamente destaza pintores sino también
a políticos e intelectuales</i>), de quien nos da noticia de su genio y figura,
cuya subversión lo llevó a negar a su propio país. Y el suceso que le devuelve
vida y acción se resume en “La terapia de Goya”<i>. El Goya de Hughes es un
artista de este mundo, un pintor que nos sintió apetitos metafísicos, sino sólo
los otros. Nadie como él ha retratado el placer con tanta agudeza como ha
captado el dolor. Es raro que un artista sea tan convincente en ambos mundos:
el ombligo de la maja y las verrugas de las brujas</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Otra pareja de artículos, que bien podrían
conformar uno solo, la componen “Una fotografía” y “Mato, luego existo”. De
este último, una reflexión sobre Orwell y el hundimiento del <i>Titanic</i>
como imagen que define al siglo XX, hace eco en el autor sobre cuál sería la escena
o el cuadro más significativo de nuestra época: <i>Seguramente muchos
ubicaremos las imágenes del 11 de septiembre en ese sitio privilegiado de la memoria.
Las torres gemelas son nuestro Titanic</i>.) De ahí, Silva-Herzog Márquez parte
su reflexión (o su apunte, mejor dicho) sobre un libro de André Glucksmann,
donde la figura hostil de nuestra época no lleva puestos explosivos por encima
de la ropa, sino que se pasea en traje sastre desde algún palacio… Respecto a “Una
fotografía”, retoma un poco a Susan Sontag y vuelve a esa imagen con que la que
el siglo XXI ya es ineludible: las Torres Gemelas, en particular, aquélla una
donde se ve a un hombre en caída libre. <i>Nuestra vida cotidiana está tapizada
de esas estampas de barbarie. Lo que nos perturba es esta fotografía no es la
visión del sufrimiento, sino la apariencia de quietud. Es más fácil aceptar el dolor
de la víctima que la determinación de un hombre que decide su muerte</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Pero no todo es tragedia ni desánimo en <i>Andar y
ver</i>; el autor también se da vuelo recordando a un maestro y colega suyo en
los empeños de anotar la vida que viene. En “El dietario de Julián Meza” bien
podemos encontrar joyas como la siguiente: <i>Escribir por gusto es un empeño
que tiene poco sentido en un mundo que dedica sus imprentas a la difusión de
las obviedades de los opinadores, la jerga de los académicos y las mercancías
de los fabricantes de best-sellers. </i>[…]<i> escribir por el gozo de recorrer
con tinta un cuaderno en blanco. Escribir para habitar otro mundo</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Otra peculiaridad que no debemos pasar por alto es
la concisión de cada texto, es decir, su brevedad. A este respecto, no dudaría
en aplicarle las mismas palabras que el autor dijo de Ryszard Kapuscinski en “El
patio de los fragmentos”: <i>Frente al caminante tenaz y metódico, pasea el
viajero curioso que cede a la variedad de sus inclinaciones. Si escriben, el
primero buscará redactar un tratado, el segundo coleccionará fragmentos. Este
coleccionista, como Canetti, registrará lo que pase por su cabeza sin elección
previa; se abrirá a la sorpresa, acogerá la tentativa. Los trozos de escritura
aflorarán de ninguna parte sin conducir a sitio alguno</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Para terminar estas líneas, volvamos al consejo de
Mutis: <i>detrás de todas las cosas está usted</i>. En cuanto uno cierra <i>Andar
y ver</i>, no dudaremos en aplicárselo a Jesús Silva-Herzog Márquez, quien al
escribir sobre figuras y sucesos de su (libre) elección, cumple a cabalidad la
dinámica primigenia del ensayo, es decir, paseo, donde todo se resume a <i>fijación
y parpadeo</i>, cualidades dignas de un miniaturista en cuyos trazos se
evidencia una panorámica entera. Con este volumen (del cual se esperarían
sucesivas compilaciones), se inaugura una vertiente ensayística en la obra del
autor, en paralelo a su análisis político; a diferencia de este último, aquí lo
fugitivo sí permanece, y se queda en nosotros, en aras de proseguir la
conversación (o el paseo, si se quiere). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Después de todo, entre hojear este libro y <i>ojear</i>
su contenido, nunca dejemos de mirar: hacia adentro, desde afuera. (Sea, pues.)
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Jesús
Silva-Herzog Márquez. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Andar y ver</i>. México,
UNAM/DGE-Equilibrista, 2005 (Pértiga, 1). <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">(18/noviembre/2022)<span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p><br /><p></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-14111741565951654202022-11-14T12:00:00.011-06:002022-12-22T18:44:08.116-06:00Destino y sentido<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Ulises Velázquez Gil <o:p></o:p></span></p>
<p style="line-height: 150%; margin: 0cm; text-align: justify;"><span style="color: #333333; font-family: "Georgia",serif;"><o:p> </o:p></span></p>
<p style="line-height: 150%; margin: 0cm; text-align: justify;"><span style="color: #333333; font-family: "Georgia",serif;">En alguna de las cartas que Octavio
Paz le escribió a su colega catalán Pere Gimferrer, se puede leer la siguiente
frase: <i>El verdadero y único premio del escritor son sus amigos desconocidos</i>.
Para quienes hacen de la escritura semanal una carrera de resistencia contra el
tiempo, encontrarse un lector que agradezca las líneas de un artículo (que le
ayudó a sobrellevar la vida de todos los días) es el bálsamo que renueva el
afán de asir el tiempo, a la vera de sucesos y figuras inolvidables -al menos,
para quien guste de escribirlo. <o:p></o:p></span></p>
<p style="line-height: 150%; margin: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="color: #333333; font-family: "Georgia",serif;">Después de dos volúmenes que reúnen
lo más granado de su columna <i>Agua de azar</i>, Jorge F. Hernández nos
entrega un tercero, cuyo título da fe de una meta cumplida, donde ninguna
inquietud se queda sin explorar y las figuras que nos dan sentido siguen ganando
batallas, siempre al encuentro con sus andanzas y maestranzas.<o:p></o:p></span></p>
<p style="line-height: 150%; margin: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><em><span style="color: #333333; font-family: "Georgia",serif;">Llegar al mar</span></em><span style="color: #333333; font-family: "Georgia",serif;"> se compone por 79 artículos,
donde el autor da fe de su admiración por maestros, colegas y amigos que le
ayudan a ser -palabras más, palabras menos- una mejor persona y un buen
escritor, tal y como ocurre con viejos conocidos suyos (también nuestros, si
hemos seguido con suma dedicación las compilaciones anteriores), como Jorge
Ibargüengoitia: <i>Celebro </i>[…] <em><span style="font-family: "Georgia",serif;">sus
novelas que releo como si reviviera la época en que visitábamos las librerías
esperando sus nuevos libros. Soy de la idea de que las muchas perfecciones
envidiables que cuajó en </span></em><em><span style="font-family: "Georgia",serif; font-style: normal;">Estas ruinas que ves </span></em><em><span style="font-family: "Georgia",serif;">(incluyendo sus dos finales), </span></em><em><span style="font-family: "Georgia",serif; font-style: normal;">Dos crímenes</span></em><em><span style="font-family: "Georgia",serif;"> y </span></em><em><span style="font-family: "Georgia",serif; font-style: normal;">Las muertas </span></em><em><span style="font-family: "Georgia",serif;">transpiran -entre la admiración y la
envidia- una contagiosa adrenalina por escribir, más allá del placer de su
lectura</span></em><em><span style="font-family: "Georgia",serif; font-style: normal;"> (“¡Ibargüengoitia, </span></em><em><span style="font-family: "Georgia",serif;">forever</span></em><em><span style="font-family: "Georgia",serif; font-style: normal;">!”). O grandiosos
contemporáneos que siguen presentes, tanto en el recuerdo como en las
maestranzas suscitadas por su obra. Ejemplo irrebatible: Eliseo Alberto, </span></em><em><span style="font-family: "Georgia",serif;">Lichi</span></em>. <i>¡Ay, mi Lichi, si
supieras!, que hay días en que parece que escucho tu voz con música de fondo,
un son triste que revela que esa fibra musical donde se finca el jolgorio de tu
isla también es dolor y recuerdo a menudo que Bioy Casares nos daba licencia
para ser así como somos al definir que toda cursilería cuando es humilde tiene
todo el gobierno del corazón</i> (“Informe de eternidad”).<o:p></o:p></span></p>
<p style="line-height: 150%; margin: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="color: #333333; font-family: "Georgia",serif;">Además de proseguir esa
conversación con maestros, colegas y amigos, Jorge F. Hernández pasa revista a
sucesos recientes, que le muestran señales que evidencian los alcances que
tiene el ser humano en cuanto a su papel dentro del mundo. Hay dos figuras que
merecen especial atención: Nelson Mandela y Malala Yousafzai. Del primero nos dice:
<em><span style="font-family: "Georgia",serif; font-style: normal;">[es]</span></em><em><span style="font-family: "Georgia",serif;"> el hombre que hablaba en silencio las
palabras que nombran a las cosas, los callados párrafos de la prosa más íntima,
los versos que se aprenden de memoria los presos que no pueden abrir las alas de
los libros. El hombre que miraba el instante que hoy se acerca calladamente desde
el momento en que veía a través de los barrotes de su celda el cielo
indescriptible que a veces parece inalcanzable, allá donde se pronuncian en
cada uno de los idiomas todos los nombres de la libertad</span></em> (“Todos los
nombres”). Por otro lado, […]<i> las palabras de Malala Yousafzai deberían recordarnos
que efectivamente todas las niñas son princesas (¿qué no hubo nadie que se los
hiciera creer en su infancia?), todas emperatrices de su propia voluntad,
dueñas de sus palabras, ensueños y encantos. Ya lo sabemos: en algún momento o
instante de su vida (suspiros que pueden durar segundos o toda una vida) toda
mujer es la mujer más bella del mundo…</i> (“En el nombre…”). <o:p></o:p></span></p>
<p style="line-height: 150%; margin: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="color: #333333; font-family: "Georgia",serif;">Son las palabras las que dan
sentido al mundo, sea la vía que uno se digne a usarlas; lo mismo pueden
construir presencias que derrumbar reputaciones. Y una buena pluma como la de
Jorge F. Hernández lo sabe por entero, porque sus fuerzas y afanes se vuelcan
hacia una justa ponderación de las cosas que valen la pena (por ver, para vivir),
así también para hacer clara denuncia de sujetos y situaciones no tan halagüeñas
del todo. <o:p></o:p></span></p>
<p style="line-height: 150%; margin: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="color: #333333; font-family: "Georgia",serif;">Uno de sus maestros en el
oficio de hacer literatura con prisa, es Antonio Muñoz Molina, con quien comparte,
además de una colección de libros publicados por la UNAM, un peregrinaje por
los sucesos de cada día. Sobre la desmedida (pero justa) admiración por el
autor de <i>Travesías</i> y <i>El Robinson urbano</i>, podemos leer en “<i>Shalom</i>”
lo siguiente: <i>Yo aprendo mucho de los escritores de veras, que además son
grandes personas; abrevo de la desatada imaginación y honesta pasión ante la
página con la que escriben, tanto como de la decencia y cordura civil con la
que caminan por las calles… Yo admiro la literatura de Antonio Muñoz Molina, aprecio
su amistad tan cerca tan lejos </i>(Bien podrían aplicarse dichas palabras a
nuestro autor. Y nos consta quienes lo hemos leído y/o conversado…)<o:p></o:p></span></p>
<p style="line-height: 150%; margin: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="color: #333333; font-family: "Georgia",serif;">¿Por qué <i>Llegar al mar? </i>Ante
una realidad plagada de plagiarios, politicastros con poco seso frente a la
cultura y toda serie de sucesos funestos y que flaco favor nos hacen con sus
improperios y poco tacto, digno es recordar que la vida de veras, aquella que
le da <i>destino y sentido</i> a nuestra presencia, es la materia prima de los
artículos de Jorge F. Hernández, donde el <i>agua de azar</i> no deja de multiplicar
sus sortilegios, con todo y que […]<i> hubo más de un jueves en que me resigné
a la aceptación dolorosa de no ser ya necesario para quienes me llegué a creer
indispensable, a contrapelo de la conmovedora aparición semanal de un nuevo
lector que me escribía algún correo o me confiaba de viva voz el
entrelazamiento de su voluntad, memoria o imaginación con cualesquiera de mis
párrafos</i>. (Los verdaderos amigos desconocidos que mencionaba Octavio Paz,
referido al principio de estas líneas.)<o:p></o:p></span></p>
<p style="line-height: 150%; margin: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="color: #333333; font-family: "Georgia",serif;">Con todo y que esta
compilación cierra una época en su trayectoria hebdomadaria (la cual no termina
del todo, sino que se pospone), sus letras siguen prodigando lecciones de vida
y sin contratiempos de por medio, para que, al final del día, suscribir aquel
deseo que Santi Balmes, vocalista de Love of Lesbian, expresó en la canción “Viento
de oeste”: <i>Que un camino así pueda guiarte,/ pueda guiarte a mí./ Que la
vida sea al fin tu obra de arte,/ tu obra de arte…</i> <o:p></o:p></span></p>
<p style="line-height: 150%; margin: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="color: #333333; font-family: "Georgia",serif;">Quede aquí la evidencia de
sus pasos. (Gracias, siempre.)<o:p></o:p></span></p>
<p style="margin: 0cm; text-align: justify;"><span style="color: #333333; font-family: "Georgia",serif;"><o:p> </o:p></span></p>
<p style="margin: 0cm; text-align: justify;"><span style="color: #333333; font-family: "Georgia",serif;">Jorge F. Hernández. <em><span style="font-family: "Georgia",serif;">Llegar
al mar. </span></em><em><span style="font-family: "Georgia",serif; font-style: normal;">Prólogo de Hernán Bravo Varela. </span></em>México, Almadía, 2016. (Crónica)</span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">(31/octubre/2022)<span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-9913859702741064132022-08-29T12:00:00.011-05:002022-09-28T13:30:05.464-05:00Fragmentario y elocuente<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Ulises
Velázquez Gil <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: Georgia, serif;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En
alguna parte de <i>El hijo del Capitán Trueno</i>, Miguel Bosé nos dice que “los
recuerdos que son abordados, al principio, están rodeados de niebla”, y no es
para menos, puesto que, en el afán de recuperarlos para el momento presente, no
nos llegan del todo nítidos; en ese sentido, es preciso armarse de valor y
emprender su escritura, a fin de recobrar su claridad y justipreciar mejor su
presencia. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Consciente de esto, Claudio Isaac
nos entrega un volumen de raigambre memorialista, en torno a un director de cine
cuya obra sigue suscitando interés genuino que enconada polémica; en particular
aquéllos de los cuales fue testigo. Bajo la forma del fragmento, <i>Luis Buñuel:
a mediodía</i> nos presenta aspectos del cineasta solamente reservados al
anecdotario o a la secrecía reservada a las amistades de carrera larga. <i>Luis
Buñuel era un hombre con un sentido casi sagrado de la intimidad. A pesar de
que en estas notas me entrometo en algunos de los intersticios más privados de
su vida, en espíritu he tratado de no traicionar su pudor</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">A fuerza de
persistencia, el autor cuando joven se integró al círculo de visitas a casa del
cineasta español, donde fue testigo de sucesos propios de una película suya que
instantáneas de colegas y amigos inimaginables por sí mismos. Por ojos de Claudio
Isaac, vemos a un Buñuel inusitado, que se expresa de los actores como viles
cucarachas (entomofílico, al fin y al cabo); juega de manera mordaz y punzante
con sus colegas Julio Alejandro y Luis Alcoriza (donde el juego se vuelve
fuego, a medida que consume sus taras más evidentes); y hasta se da el lujo de
ser todo un señor dentro de su casa (lo que tenía siempre en vilo a su esposa
Jeanne, mujer sin piano que le tuvo gran cariño al joven Claudio). Pero entre
todas esas cosas (y las que se acumulen a medida que avancemos en la lectura),
el viejo Buñuel se permite la generosidad y el magisterio hacia un joven
interlocutor, empeñado éste en seguir su vocación cinéfila, pese a que don Luis
intenta descaminarlo a la primera provocación</span><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">¿Cómo es que joven adolescente se volvió
interlocutor -casi amigo- de un cineasta consumado? Alberto Isaac, padre del
autor, dedicó un cartón periodístico en loor de Buñuel cuando éste viajó a España
para filmar <i>Viridiana</i>, con resultados explosivos para el régimen
franquista. […] <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El dibujo rebasó el
interés local y se publicó en revistas internacionales e incluso en libros
monográficos, convirtiéndose así en un espaldarazo a la causa de Buñuel. </i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">[Éste]</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"> no olvidaba favores y me parece factible que el gesto de mi padre haya
sellado la amistad</i>. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Con todo y que Alberto Isaac fuera más amigo del director
de <i>El ángel exterminador</i>, con el joven Claudio el respeto se volvió admiración,
y ésta, en amistad, obsequiándole consejas que complicidades, vituperios y
maravillas. <i>A mí me venía natural el tutearle, desde siempre, pues mis
padres lo hacían así. En su caso, más que una mera modalidad, éste era signo de
un trato más despreocupado y desenvuelto, y aún teniéndole un respeto manifiesto
no se andaban con protocolos ni ceremonias</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Dentro de la galaxia buñueliana, Claudio Isaac
conoció a otros planetas y constelaciones, tal es el caso de Octavio Paz, quien
elogió los afanes lectores de un adolescente rodeado de locos ungidos al arte;
los Alcoriza -el ya mencionado Luis y su esposa Janet-, quienes hicieron del
cine una extensión de la vida (literalmente); el padre Julián Pablo, sacerdote
con quien Buñuel gustaba conversar sobre temas religiosos -con todo y que el cineasta
seguía preso de su propia <i>boutade</i>, “soy ateo, gracias a Dios”. Con
Alberto Isaac, más allá del cartón de marras, en sus encuentros predominaban
las risas: […]<i> Siempre reían. Me atrevería a decir que el cariño más grande
surgió de la risa conjugada</i>. Pero don Luis y el joven Claudio fueron más
allá de las risas… <i>No fue para mí un maestro de cine, pero sí -con todas las
discrepancias que el lector ya conoce- de vida. Un maestro de vida. Su gran
lección, para mí, es la sencillez, la modestia, el despego de las cosas materiales,
su compromiso ético y su lucha por alcanzar la congruencia </i>[…]<i> Dejó su
solidez, su rectitud, la consistencia de su dignidad</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En suma, <i>Luis Buñuel: a mediodía</i> no sólo permite
que conozcamos a un cineasta más allá de su obra fílmica, más aledaño a los
sucesos de la vida diaria, donde las medias tintas no se permitían ni por asomo.
Para fortuna nuestra, la pluma de Claudio Isaac concede justo lugar tanto a la
memoria como la fidelidad al recuerdo: <i>fragmentario y elocuente</i>, como
toda vida digna de contarse, pero sobre todo para vivirse. Como Pablo Picasso para
Miguel Bosé o Alfonso Reyes en el caso de Octavio Paz, el magisterio buñueliano
sobre el autor se torna complicidad no sólo por la sabiduría transmitida por el
cineasta, sino también por hacerle partícipe (cómplice, incluso) de sus propias
taras e ilusiones, detalles sólo reservados para amistades de carrera larga. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">A la par de <i>Prohibido asomarse al interior</i>
de Tomás Pérez Turrent y José de la Colina, y de su volumen de memorias, <i>Mi
último suspiro</i>, la lectura de este libro no dejará de suscitarnos sorpresas
que desconciertos, donde al final del día sólo somos seres humanos en la medida
de nuestros recuerdos, o en la mirada que nos dibuja en la memoria.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Quede aquí la invitación para viajar al interior de
una vida dispar por interesante. (Así sea.) <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Claudio
Isaac. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Luis Buñuel: a mediodía</i>. México,
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/ Universidad de Guadalajara/ Secretaría
de Cultura-Gobierno del Estado de Colima, 2002. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">(15/agosto/2022)<span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-57157722434331105972022-08-01T12:00:00.012-05:002022-08-01T12:00:00.170-05:00Intensidad e inmensidad<div style="text-align: justify;"><br /></div><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Ulises
Velázquez Gil <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: Georgia, serif;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Entre
las notas que Albert Camus hizo para <i>El primer hombre</i>, encontramos la
siguiente: “Habría que vivir como espectador de la propia vida. Para añadirle
el suelo que le diera conclusión. Pero uno vive, y los otros sueñan tu vida”.
Como <i>recordar es un arte difícil</i>, es preciso echar mano tanto de los
propios recuerdos como de los sucesos y figuras que nos rodearon en varios momentos
de la vida. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Luego de una enorme trayectoria artística,
Miguel Bosé hace un corte de caja de una vida vivida al máximo y nos ofrece, en
<i>El hijo del Capitán Trueno</i>, su particular recuento, donde relucen tanto
sus orígenes familiares como algunas figuras señeras del arte y del espectáculo
que le ayudaron a buscar su vocación y un camino que, con todo y el <i>impasse</i>
de hoy día, todavía le restan muchas cosas por hacer<span style="mso-bidi-font-style: italic;">. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">A lo largo de casi
quinientas páginas, nos adentramos en los primeros 25 años de vida del
cantante, desde su particular nacimiento en tierras extranjeras, siendo hijo de
un matrimonio también extranjero: el torero español Luis Miguel Dominguín y la gran
actriz italiana Lucia Bosé, de quien abrevó la sensibilidad para el arte y la
creación, campos diametralmente opuestos a la bravura y el arrojo del </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">figura</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> fue
Dominguín</span><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">El primer capítulo, a diferencia de una biografía
convencional, no inicia con el nacimiento del biografiado, sino con una confrontación
entre dos fuerzas de la naturaleza, es decir, sus padres, y del cómo dicha
confrontación desataría -para bien, para mal- los sucesos que le darían vida y
destino al intérprete de futuros éxitos como “Creo en ti”, “Sevilla” o “Aire soy”.
Aún con esos vientos en contra, persiste un buen recuerdo: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Por favor, que alguien me lo atesore siempre en la memoria, porque
aquel era el éxtasis más absoluto, el más seguro de todos los refugios que tuve
jamás. Aquel del que nunca hubiese querido irme</i>. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Mientras sus padres se afanan en hacer y deshacer
(“nunca hacer por hacer”, como diría una canción suya), al pequeño Miguel y a sus
hermanas Lucia y Paola les llega una presencia fantástica, firme de obras pero
grata de intenciones, que con el tiempo se volvió indispensable dentro de la
familia González Bosé: <i>Remedios de la Torre Morales, la victoriosa, oteaba
los campos que poco a poco iban siendo devorados por las hoces </i>[…]<i> Sabía
quién tenía mejor brazo con la horca o mejor lomo para el fajado, y reconocería
a cada quien en sus voces y cantos aunque se viesen diminutos. Ésa era su vida,
pensaba masticando, la que siempre imaginó, la mejor del mundo, la más libre, a
la que volvería. La que le correspondía por ley a la más pequeña de las
hermanas y cuarta de cinco</i>. Sin embargo, otras fueron sus faenas, porque al
volverse <i>La Tata</i> de aquellos niños, hizo frente a sucesos adversos, así
también les hizo más llevadera la vida, endulzársela un poco más de la cuenta. A
medida que sabemos más de <i>la tata</i> Remedios, a ratos se cae en la cuenta
de que merecería una novela propia, porque sus tareas de cada día tuvieron
alcances épicos, acompañando a los chicos y a la propia Lucia Bosé. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Si por el lado de las mujeres, la Tata fue predominante
en la formación del futuro cantante, bailarín y actor, digno es mencionar al
pintor Pablo Picasso, a quien Bosé le dedica el octavo capítulo de <i>El hijo
del Capitán Trueno</i>, que, dicho sea de paso, bien merecería su propia vida,
con lomo y tapas. En dicho capítulo, da cuenta de su encuentro con ese coloso
del arte contemporáneo, quien sostuvo toda la vida llegar a pintar como un
niño; visto así, conocerlo le confirmó ese postulado. <i>Para Miguelito, Pablo
lo era todo y para Pablo, Miguelito era su pasión privada, su retorno a la infancia.
Se olieron y de inmediato se reconocieron. A lo largo de los años fueron
construyendo un mundo no apto para los que se empeñaban en crecer, divertido y pícaro</i>.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Las amistades, como los grandes maestros, se
heredan a fuerza de conquista, es decir, en acercarse a ellos y compartir,
además del tiempo presente, las enseñanzas que logran darnos; con todo y que
Picasso respetaba el temple de Dominguín (recordemos sus dibujos de tema
taurófilo) y se prendía de la belleza el <i>charme</i> de Lucia Bosé, con
Miguelito la conquista se dio por obra de la creación, de leer el mundo de otra
forma, donde los límites sólo eran los de la imaginación, campo donde ambos
llevaban franca ventaja.<i> </i>[…]<i> Cuando los niños crecemos y pensamos en
las personas que formaron parte del entorno de nuestra infancia, las dividimos
en dos: las que pasaban tiempo jugando con nosotros y las que no. A las
primeras las recordamos con mucho cariño y a las otras con antipatía. Así de
simple</i>. Y lo que abundaba durante las visitas de los chicos Bosé -y <i>la
Tata</i>, secretamente admirada por el pintor- eran muchos juegos, incluso los
realizados con pintura y papel, aunque a la esposa (y <i>dealer</i>) de Picasso
viera en ello nulo valor comercial.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Diametralmente opuesto en extensión, mas no en
grato recuerdo, está el capítulo que Bosé le dedica al Dr. Manuel Tamames, figura
“paterna”, casi abuelo, para él y sus hermanas; amigo a su vez del diestro y
admirador (por no decir eterno enamorado) de la gran actriz, procuraba buenos
acuerdos entre ambos y, a su vez, prodigaba cariño y grata estima a esos niños
cuyo insólito destino era ser hijos de sus padres (permítaseme aquí la
redundancia). <i>Siempre del lado del más débil, se volcó con mi madre, una
mujer extranjera socialmente lapidada, con tres hijos a su cargo, y
probablemente sin futuro. Consideró que mi padre había actuado como un cobarde,
sin el más mínimo honor ni hombría, y para él estaba muerto, aunque nunca le perdió
su admiración en los ruedos. </i>[…]<i> Manolo, don Manuel, el doctor Tamames y
otros motes, fueron esa armada de ángeles de la guarda que en mi infancia
marcaron la diferencia en el dar ejemplo y en la mejor calidad de cariño y
afecto</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">El hijo del Capitán Trueno</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> nos hace
no sólo espectadores de una vida (la de quien pensábamos ya saberlo todo, desde
las revistas del corazón hasta los <i>trending topic</i> de años recientes),
sino de una época en busca de sentido (pues la España que él recuerda seguía
siendo la misma con Franco en El Pardo y los “grises” por las calles). Sin embargo,
la avidez por hallar una identidad propia se consumó más allá de las fronteras,
y de ello, da cuenta “Londres 73”, cuya travesía marcó un antes y un después en
su carrera, donde tampoco le faltaron presencias necesarias en sus postreras búsquedas.
(Mencionarlas todas es pecar de exageración -al menos, para estas líneas.) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Para el lector estándar de memorias y
autobiografías, este volumen destella, de principio a fin, <i>intensidad e inmensidad</i>:
de recuerdos escritos con una prosa fluida y de amor al detalle, de sucesos y
figuras de alcances épicos más allá del recuerdo. Al igual que Leonard Cohen,
Bob Dylan y su compatriota Santi Balmes (vocalista de Love of Lesbian), Bosé toma
la pluma para compartirnos algo más de ese genio y figura apenas vislumbrados
en sus canciones; al final del día, sigue el mismo destino que todo memorialista
que se precie de serlo, resumido en sus propias palabras: <i>Los recuerdos que
son abordados, al principio, están rodeados de niebla, y penetrar en ellos es
tarea delicada. Ninguno se resiste completamente en realidad, si quieres hablar
de ellos. Pero, sí, todos quieren ser contados de la manera más ocurrente. </i>[…]<i>
Muchos de ellos, hechos para ser recordados sólo una vez, se desvanecen al ser
escritos </i>[…].<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Quede en ustedes, navegantes de la lectura, embarcarse
en esta nave a prueba de tiempo, pero llena de gratos instantes. (¡Buen viaje!)
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Miguel Bosé.
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El hijo del Capitán Trueno</i>. México, Espasa,
2021. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">(18/julio/2022)<span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-62881718415018004212022-06-24T12:00:00.009-05:002022-07-09T14:37:52.955-05:00Legado de verdades<div style="text-align: justify;"> </div><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Ulises
Velázquez Gil <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Cada
vez que leo un libro de memorias y autobiografías, siempre me hace mella
aquella frase que Raymundo Ramos consigna en su conocido estudio y antología: “Recordar
es un arte difícil”. Y no es para menos, porque en el empeño de hacer corte de caja
de toda una vida, suelen aparecer otros recuerdos que pudieron revocar una postura
irrebatible, o atenuaron una polémica entonces férrea y furibunda. De cualquier
manera, volver a conocidos sucesos y figuras refrenda nuestro propio vaivén de
vida. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Después de dos volúmenes de índole
memorialista, Emmanuel Carballo (1929-2014) da cierre a esa etapa con otro similar,
en apariencia fragmentario, pero que añade, sazona o refrenda algo de lo dicho
previamente: <i>Párrafos para un libro que no publicaré nunca</i>, que se
compone por 96 textos, entre ensayos, cartas y notas al vuelo sobre escritores,
libros e instantáneas personales de un escritor que ejerció, férreamente, el
oficio de la crítica, con todo y altibajos<span style="mso-bidi-font-style: italic;">. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">De 1953 a 2011 -fechas
del primer y del último texto, respectivamente-, se da cuenta del proceso (también
del progreso, cabría notar) de un escritor frente a su oficio y del cómo éste
le atrajo aciertos que fallas, pero aprendizajes constantes por encima de todo.
</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Desde hace unos cuantos años
algunos de los poemas escritos en México se me caen de las manos. Sobre todo si
se trata de los escritos por nuestros poetas recién llegados. Casi todos ellos
(poetas y poemas) inducen a jugar a los acertijos. Lectores y críticos, al
leerlos, nos convertimos en vulgares eruditos de heráldica</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">. A
primera vista, nos parece que Carballo hizo una radiografía puntual de la
poesía de cuño reciente, pero al checar el año de escritura, se descubre -no
sin sorpresa- ¡que es de 1953!, lo que nos lleva a pensar que no hay nada nuevo
bajo el sol… por ahora. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Como ocurrió con su <i>Diario público</i> (volumen
intermedio entre <i>Ya nada es igual</i> y el libro que ahora nos ocupa), se
pasa revista a la vida cultural de México en décadas recientes, con la salvedad
de que estos párrafos vienen a matizar nociones expuestas con antelación, o
también para develar su otra cara, no tan halagüeña que digamos. Encuentro esta
dualidad de miradas en “Las dos muertes de Martín Luis Guzmán”: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Qué paradoja para los críticos en blanco y
negro que un hombre ganado por el sistema sea, en el fondo de sí mismo, un iconoclasta,
un disidente y un escritor de protesta. Cuando el hombre pacta con el gobierno,
el escritor enmudece. A partir de ese instante, la literatura deja de tener sentido,
razón, alas</i>. Aunque Carballo no deja de reconocer la genialidad de uno de
sus grandes maestros -cuya mención se prodiga al vaivén de las páginas, digno
es resaltarlo-, sí le echa en cara su posterior significación. (Al final del
día, su obra le sobrevive…) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Una peculiaridad de estos <i>Párrafos…</i> es la alternancia
de pequeños ensayos (que nos remiten a sus <i>Notas de un francotirador</i>)
con cartas dirigidas a distintos corresponsales (de José Lezama Lima y Julio
Cortázar hasta familiares y amigos) e inclusive dos que tres anotaciones sobre
el oficio de la crítica, por parte de un implacable y respetado exponente. Y lo
más sorprendente, descubrir que aquellas consejas siguen más vigentes que
nunca. <i>Cada generación en cuanto obtiene la credibilidad que le dan las
obras trascendentes publicadas por sus miembros lo primero que hace es
modificar la lista de los escritores sobresalientes que redactó la generación en
retirada a la cual va a sustituir. Quita a algunos viejos para colocar a algunos
jóvenes talentosos. </i>[…]<i> Al crítico le corresponde poner orden, ser el
cronista de un momento (o de varios momentos sucesivos) de la literatura de un
país. </i>[…]<i> El verdadero crítico cuando madura aprende a mirar amigos y
enemigos como autores a secas, en unos casos más capaces y en otros menos
talentosos; lo demás es lo de menos</i>. (En tiempos donde los dictados del
gusto se someten al capricho del <i>hype</i>, es necesario atender comedidamente
la preceptiva de un crítico con hartas horas de vuelo, que hoy en día echamos
en falta.) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Una vez que llegamos a la última página de este
libro, cabe la siguiente pregunta: ¿por qué Carballo es enfático en decir que no
publicaría estos párrafos? Ante dicho cuestionamiento, me viene a la mente el
escritor Emil Cioran y la decena de cuadernos que dejó a su muerte, bajo la
instrucción de destruirlos, y en los cuales el franco-rumano escribió cosas
sólo reservadas para la secrecía o el descargo personal, y que, dichas a las figuras
allí mencionadas, multiplicaría los, de por sí, bastantes malentendidos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">No dudaría ni un ápice que también pase lo mismo
con Carballo, con la salvedad de que muchas de sus apreciaciones y juicios sólo
confirmen la perspectiva adquirida en lecturas anteriores. En este ejercicio de
autocrítica, me viene a la mente el <i>Pro domo mea</i> que Jean Meyer publicó
a tres décadas de su obra capital, <i>La Cristiada</i>, a guisa de ajuste de
cuentas o, quizá, como justa valoración del camino andado. <i>A lo largo de cincuenta
y tantos años he tratado de ser fiel a mí mismo y congruente con las ideas en
las que sustenté y sustento mis tareas como escritor y hombre preocupado por
sus compatriotas. </i>[…]<i> Supongo que a las personas como yo la historia
oficial nos juzgará con simpatía. Quisimos cambiar el mundo y no pudimos</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Con <i>Párrafos para un libro que no publicaré
nunca</i>, Emmanuel Carballo cierra una trayectoria de ímpetus críticos, así
también la de participante de una época pródiga en expresiones y en lecturas, ambas
susceptibles de justipreciarse y después colocar sucesos y cosas en el lugar
que les corresponde:<i> legado de verdades</i> a la espera de hallar a su destinatario.
Por la procedencia variopinta de los textos, encuentro cierta afinidad con los
que Fernando Fernández nos comparte en su <i>blog</i>, de nombre <i>Siglo en la
brisa</i>, donde ensayos de breve extensión y notas al vuelo se suceden con
franqueza y fidelidad, entre la celebración y el aprendizaje constantes, cualidades
dignas de un escritor comprometido con la página de cada día. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">La última -de muchas palabras- queda a disposición
de ustedes, de principio a fin. (Que así sea.) <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Emmanuel
Carballo. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Párrafos para un libro que no
publicaré nunca</i>. México, Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes-Dirección General de Publicaciones, 2013 (Memorias Mexicanas). <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">(10/junio/2022)<span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-31758323103332826662022-06-17T12:00:00.008-05:002022-07-09T14:34:31.064-05:00Memoria con prisa<div style="text-align: justify;"> </div><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Ulises
Velázquez Gil</span><span style="font-family: Georgia, serif; text-align: left;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En
alguno de sus <i>Párrafos para un libro que no publicaré nunca</i>, Emmanuel Carballo
nos dice que “el memorialista lo sabe todo, únicamente tiene que recordarlo,
arrebatándoselo al olvido: así goza de nuevo sus viejas vivencias y experiencias”.
Para el caso del cronista, no basta recordar las cosas, sino serle fiel al
espíritu que le corrió en suerte vivir; sin embargo, cuando destella una buena
pluma, ambas circunstancias hacen las paces y el efecto es más impactante. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Consciente de su tránsito por ambos
mundos, José Ángel Leyva nos entrega sus <i>Anacrónicas</i>, donde la memoria
se hace escuchar, pero la persistencia de los hechos le conserva su aura de inmediatez.
Diecinueve textos que van de sucesos y figuras del mundo cultural -territorio
nativo del autor, a primera vista- hasta dar cuenta de la realidad que se
escapa de nuestras manos, tanto en el buen como en el mal sentido: de la (mala)
influencia del narco a la inverosimilitud del <i>Torito</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">La primera sección del
libro se compone de tres entrevistas con figuras únicas en su tipo, en cuyo
nombre llevan el sino de una vida llena de altibajos; aunque sus tribulaciones
los llevan a sopesar un poco más su lugar en el mundo, a los tres les une el
contacto con la creatividad: […] </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">La creación
es libertad, si no, no es nada. Atreverse a hacer algo que antes no existía,
porque la palabra </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">libertad</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> es a la vez una palabra hueca, vacía,
desgastada, que sólo puede adquirir sentido en el hacer </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">(Vlady). […]</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">
Descubrí que hay un universo de otras cosas que sí puedo hacer, comer y saborear.
Aprendí a darle estabilidad a mi vida, a dominar mi carácter. No se puede
modificar el destino, lo que sí se puede es conocer los complejos y dominarlos.
Uno no elige el destino, el destino lo elige a uno, y aunque se haga todo por
negarlo, tarde o temprano nos encontrará </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">(Santero). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Para la segunda parte de <i>Anacrónicas</i>, nos encontramos
con figuras un poco más afines al autor, es decir, colegas de pluma y afanes,
que prodigan ingenio y genialidad por los cuatro costados. Un Nicanor Parra que
ejerce sus cualidades de buen anfitrión, incluso cuando persiste un reclamo
sobre el uso de su imagen; a Edmundo Valadés y su memoriosa imaginación; a Rafael
Ramírez Heredia, figura y “espontáneo” frente a las lides de la vida diaria,
así como el recuerdo de dos poetas excepcionales -Lêdo Ivo y Juan Gelman (vuelto
cuentista por obra y gracia de un taxista)-, y hasta una genealogía de
bolsillo, plasmada en su texto sobre los Evodio Escalante, padre e hijo, paisanos
al fin. <i>Evodio Escalante Vargas, referente inevitable para quienes evocamos un
Durango utópico. No el que vivimos, sino el que remorimos cada día esperando cambios,
noticias, señales de un porvenir acorde a los deseos, misterios de rumbos ajenos
ligados a los nuestros. Evodio era un receptor de tales signos.</i> <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Líneas más adelante, el recipiendario de aquellos
signos terminará siendo -¡oh, milagro de la genealogía!- su hijo, también tocayo
y homónimo. <i>Es duro para un poeta ser crítico de sí mismo, pero lo es más
para un crítico ser poeta. En ambos casos la complacencia es el enemigo a
vencer. Evodio es implacable con la obra ajena porque existe un manifiesto amor
por la belleza, una exigencia irrestricta de perfección y de congruencia</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">El tercer apartado es, a su vez, deuda y homenaje
hacia un país de sus grandes afectos: Colombia, presente a través de colegas y
amigos, así también sus tribulaciones y pesares al saberla cautiva de la
violencia -de la realidad, por así decirlo-, evidente en “Colombia, la cruel
felicidad” y “El Guaviare. ¿Dónde comienza <i>La Vorágine</i>?” Con “El poeta
con un tiro en la cabeza” se engarzan tanto los ya mencionados como aquellos
dedicados a Juan Manuel Roca y a Jotamario Arbeláez, porque la poesía se torna
territorio inmune a la realidad. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Su nombre
es Fausto Ávila y su vida transcurre, paradójicamente, en la desolación que
impone su invalidez. Es poeta, pintor y víctima de la violencia que ha dejado
estelas de sufrimiento en el pueblo colombiano. </i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">[…]</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Su humor era punzante
y rápido. Cuando todos salieron a buscar bebidas, él pidió una cerveza sin
alcohol. En un medio etílico la solicitud parecía un chiste. Pregunté por qué.
Él sonrió con discreta amargura y respondió sin afectaciones: “Porque tengo una
bala en la cabeza”</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Respecto a la cuarta y última escala de <i>Anacrónicas</i>
se manejan dos registros: la tragedia y el humor. Del primero dan cuenta “Ciudad
Juárez, entre el miedo y la esperanza” y “Déjà vu 19-S”. Una aclaración
necesaria: aunque la tragedia es el hilo conductor (la situación de violencia
en esa ciudad fronteriza, la reincidencia de las fechas en un suceso que cimbró
-literalmente- a la gente que lo vivió de lejos muy cerca), hay un dejo esperanzador
que nos devuelve a la conciencia de tales sucesos. (El miedo atávico por los
temblores sigue, como también el dejarse alcanzar por la violencia fronteriza…)
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Sobre “Superbarrio: un pueblo, una máscara” y “Una
estancia en El Torito”, asistimos a un pintoresco desfile de personajes donde,
aparentemente, se pueden reflejar taras como obsesiones. Un ídolo de la lucha
libre que eligió un pancracio más intenso, el de la militancia política, aun
sin perder su peculiar semblante: […] <i>La lucha como espectáculo y como crítica,
como escenificación de una pelea contra los problemas que agobian al pueblo, a
la sociedad en general </i>[…]. Del ambiente plasmado en el segundo texto,
salen a relucir sujetos interesantes que se vuelven, a lo largo de 36 horas -más
lo que se acumule por amparos de cuestionable procedencia- en hermanos de
infortunio. <i>Cuando me contaron el caso de una amiga muy respetable y tímida
a la que recluyeron en El Torito </i>[…]<i>, no me entraba en la cabeza cómo alguien
de su edad y se rango intelectual fuera consignada a tales separos. </i>[…]<i>
El caso es que me acaba de suceder. Si en ella me parecía absurdo, en mí era
inimaginable</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">(Paréntesis aparte: Por la manera en que Leyva pinta
a los “huéspedes” del Torito, me recuerda a aquellos que Álvaro Mutis plasmó en
su <i>Diario de Lecumberri</i>, con la salvedad de que los compañeros del narrador
de dicha crónica sí podían salir de tal embrollo. Inevitable sentir simpatía
por el peleonero de Iztapalapa, el Nicolás Alvarado con uniforme o hasta por
los <i>Manolín</i> y <i>Capulina</i> de petatiux…) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Con todo, acercarse a estas <i>Anacrónicas </i>(“cuya
fuerza radica en el sentir y resentir de lo cotidiano”, a decir de Cathy Fourez,
en el prólogo que antecede al conjunto) nos recuerda el deber que tenemos como
contadores de historias, inclusive las ajenas que se vuelven nuestras por el
simple hecho de contarlas, de hacernos partícipes de sus andanzas y hasta de
sus tribulaciones, donde al final del día persistan el recuerdo y el aprendizaje.
(<i>Memoria con prisa</i>, después de todo.) <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Para quienes estamos al tanto de la obra de José
Ángel Leyva, encontramos en este flamante volumen la pericia de sus libros de
entrevistas, pero también su prístina misión de ganarle al tiempo todas las
batallas habidas y por haber mediante el ejercicio de la poesía, de no dejarle
nada al olvido. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">De la permanente inmediatez de este libro, sabrán
ustedes qué hacer. (Así sea.) <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;">José Ángel
Leyva. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Anacrónicas</i>. Prólogo de Cathy
Fourez. México, Fondo de Cultura Económica, 2021 (Letras Mexicanas). <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">(3/junio/2022)<span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-39528932496295155572022-05-30T12:00:00.012-05:002022-07-09T14:29:37.324-05:00Vida entre canciones<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Ulises
Velázquez Gil <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: Georgia, serif;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En
alguna parte de <i>Alexis o el tratado del inútil combate</i>, dice Marguerite
Yourcenar lo siguiente: “Estamos atados por tantas ligaduras al lugar en que
hemos vivido que nos parece que al alejarnos será también más fácil alejarnos
de nosotros mismos”. Cuando una vida, sin importar su propio cauce, se ve
orillada a dejar su lugar de origen y de residencia, hay sucesos y figuras que,
por un lado, nos incitan a dar el siguiente paso, o también, por otra parte, a
desistir de hacerlo y quedarse en el mismo punto. Si en algo se distingue
sobremanera la literatura es en materializar esas posibilidades, siempre y
cuando en aras de contar una historia y significarse con ésta de alguna manera.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> Con <i>Esto no es una canción de
amor</i>, Abril Posas se avienta a explorar ambas opciones y nos entrega una
primera novela donde el quid no reside en lo que viene por delante, sino en las
cosas y los casos aún presentes, mientras se toma una decisión definitiva,
inclusive cuando se opte por un golpe de timón y la vida dé un giro de 180 grados.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> Dos sucesos son importantes para su protagonista, Romina: la relación
con su madre y la inminente desintegración del grupo musical del cual forma
parte, Los Incómodos, cuya variopinta alineación se dedica a tocar <i>covers</i>, aplicando aquella consigna comercial de “al cliente lo que pida”.
<i>Las señales de este derrumbe continuaron
de forma sutil, pero contundente, escalando en los años que siguieron. Por ejemplo,
el corazón ya no se me aceleró con la misma intensidad cuando anunciaron el
nuevo sencillo de mi banda favorita, sobre todo porque los músicos que sigo ya
están muertos o en giras interminables de sus grandes éxitos. </i>[…]<i> sé que no quiero novedades, sólo que me confirmen que lo que sentí
hace diez o veinte años significó algo en verdad</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Para un grupo dedicado
al oficio de cantar letras ajenas, la expectativa de la novedad es algo
opcional, sin embargo, esto mantiene a raya cualquier inquietud propia; unirse
a una común empresa sólo por complacer al público que pide (y no deja de pedir)
siempre la misma canción. Anto, Yanni, Alejandro y Gonzalo son los compañeros
con los que Romina comparte tanto el repertorio de “viejas confiables” como los
afanes propios que buscan otros escenarios a modo. </span><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Por
separado podrían describirnos como ”en potencia”, aunque tenemos la suerte de que
juntos no se note tanto que estamos un poco rotos y apenas podemos mantenernos
de pie con cada set que armamos. </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">[…]</span><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> casi nadie nos pregunta de dónde venimos o
cómo nos encontramos. A veces me gustaría contármelo, sólo por el gusto de
comprobar que todavía lo recuerdo</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">. </span><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En alguna parte de una canción reciente de Love of
Lesbian (cuyo “Club de fans de John Boy” figura en algún <i>setlist</i> de Los Incómodos,
por cierto) dice que “la nostalgia siempre deja frágil”. Así como la protagonista
añora -por así decirlo- aquellos días de versiones y presentaciones suicidas frente
un público inmisericorde, también hace lo propio con su madre, cuya ausencia
resuena en los recuerdos y en las canciones que persisten dentro de su memoria,
como podemos ver en el capítulo 0 (a guisa de prólogo para la novela, como si
se tratase de una película o de la edición especial de un álbum con grandes
éxitos de ayer, hoy y siempre). <i>Era el
primer día de nuestras vacaciones de verano de 1995. No sabíamos que sería el
último. Tampoco sospechábamos que trece años después, así como intentó
adelantármelo, la enfermedad regresaría. Sólo que en esa ocasión la que iba a
pavonearse no sería mi madre, sino la muerte</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Cada vez que la presencia de su madre sale a
relucir en conversaciones familiares (a las que Romina llega subrepticiamente),
se queda pensando en cómo ella sobresalía del resto de sus hermanas, qué la
diferenciaba entonces; y con la música que escuchaba se podía marcar esa
diferencia. <i>Me encuentro enfrascada en
una pelea entre las canciones con las que crecí de niña y las que conocí por mí
misma en los 90, así que el algoritmo de mi reproductor debe estar haciendo cálculos
de mis mezclas. No son duras, no me he perdido todavía en las garras de una
cumbia, pero ya estoy presa en las redes de un poema</i>. (¿Brecha generacional,
acaso?)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En el proceso de aceptar tanto la separación como
la ausencia, Romina acepta que lo único seguro en la vida son las canciones que
llevamos en el <i>playlist</i> de nuestros recuerdos, incluso si éstos no
fueron del todo halagüeños. <i>Mi único consuelo es que más tarde </i>[…] <i>olvidaremos cualquier tipo de cicatriz,
nueva o antigua, con las canciones que nos hicieron llorar y con las que nos
salvamos la vida</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Con todo, en <i>Esto
no es una canción de amor</i> persiste aquella idea de Marguerite Yourcenar de
que son tantas las cosas que nos unen al lugar donde se reside, y por más que se
busque el alejamiento, el repertorio de vivencias nos recuerda el vaivén de una
<i>vida entre canciones</i>, tercamente vivida de principio a fin. Aunque a
primera vista esta novela de Abril Posas sorprenda por su brevedad, no así con
su cuidada prosa y el detallado diseño de sus personajes, con los cuales es
ineludible identificarse (para bien, para mal); con un libro de cuentos y desde
ahora, una novela, nos encontramos frente a una escritora muy comprometida con
su oficio de narrar y de serle fiel a la historia que desea narrar desde el
fondo de sí. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En ustedes queda reconocerlo de buenas a primeras.
(Que así sea.) </span><span style="font-family: Georgia, serif;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Abril Posas.
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Esto no es una canción de amor</i>. Guadalajara,
México, Paraíso Perdido, 2020 (Taller del Amanuense, 55).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;"> </span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">(16/mayo/2022)<o:p></o:p></span></p><br /><p></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-91526018745621858542022-04-01T12:00:00.022-06:002022-07-09T14:25:15.165-05:00Prosa en pie de guerra<p></p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Ulises
Velázquez Gil <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En
una canción de la española Luz Casal se puede encontrar la siguiente estrofa: “Vengo
del Norte, vengo de un mundo/ de fantasías y héroes de sal/ que no tuvieron
mejor destino/ que centinelas del temporal”. Para el libro que ahora nos ocupa,
hay un aura de premonición o quizá la actualización de un designio. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Uno de los sucesos capitales de la
historia mexicana del siglo XIX, sin lugar a duda, es la guerra entre México y
Estados Unidos, que buena parte del tiempo sufre el asedio maniqueo y broncíneo
del gobierno en turno; sin embargo, hay historias que bien merecen contarse, aún
si la gloria obtenida le pertenezca al bando contrario. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Vicente Quirarte se ocupa de ello <i>Vergüenza
de los héroes. Armas y letras de la guerra entre México y Estados Unidos,</i> donde
con fluida prosa y datos bien balanceados, repartidos en cinco textos, nos
presente sucesos y figuras que se dieron durante esa etapa toral, pero haciendo
énfasis en los escritores que empuñaron la pluma y tomar el papel como campo de
batalla. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En “Discurso de las armas y las letras” (título de
raigambre cervantina), nos presenta a varios escritores y periodistas que
echaron mano de sus talentos y habilidades para darle guerra (literalmente) al
invasor estadounidense; así también a un soldado que el tiempo acabaría por emparentar
con una de las plumas señeras del siglo XIX. <i>Entre las tropas del general Scott
venía el capitán Mayne Reid, aventurero, periodista y amigo de Edgar Allan Poe.
Aunque de origen irlandés, no abrazó la causa de los San Patricio. En cambio,
escribió una curiosa novela titulada </i>Los tiradores en México […].<i> En pluma
de Reid, la guerra entre México y Estados Unidos se transforma en una vertiginosa
novela de aventuras </i>[…]. <i>Semejante habilidad para la transformación de
la historia en ficción explica la influencia que Reid ejercería posteriormente sobre
Julio Verne y Emilio Salgari</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Si para un joven oficial estadounidense la historia
mexicana es material de novela, para los escritores y periodistas de este lado
del río es un compromiso con el tiempo presente y ensalzar el espíritu de sus
compatriotas, tal y como ocurrió con la defensa de Churubusco y de otros
reductos del bando mexicano. E incluso, trocar la pluma y el papel por el fusil
y las municiones, como ocurrió con el impresor Vicente García Torres y el
dramaturgo Manuel Eduardo de Gorostiza. Aún con estas excepciones a la regla,
los versos de Manuel Carpio y de Francisco González Bocanegra, además de la
prosa sin par de Guillermo Prieto, cumplieron con su incendiario propósito. Una
vez que se termina de leer este ensayo, caemos en la cuenta de que las grandes
batallas no sólo se dan bajo el sino de las armas, también sobre la página
impresa: los comunicados del general Scott en <i>The American Star</i>, por ejemplo.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En “Tiempo de artistas”, se enfatiza el papel de pintores
y dibujantes de origen extranjero en cuanto a su descripción del paisaje mexicano
de aquellos días, donde, geógrafos empíricos armados de lápiz y de acuarelas,
fueron de gran importancia para el avance de las tropas enemigas y consolidar
dominios como triunfos militares. En este sentido, la figura del joven coronel
Robert E. Lee fue fundamental para esos propósitos, como agente de enlace como
dichos artistas. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sin mencionar la habilidad
estratégica de Lee y la destreza artística de </i>[Carlos]<i> Nebel, indudablemente
que el arte y la guerra se unieron en este caso para mayor desgracia de México</i>.
[…]<i> gran parte de los artistas extranjeros que vivieron entre nosotros
realizaron deliberadamente labor de espionaje o su obra fue utilizada con esos
fines por las potencias extranjeras</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Mientras los paisajistas abrían brecha y camino
para el avance enemigo, en teatros y periódicos la expresión nacional buscaba
sus propios senderos; Fernando Calderón, Niceto de Zamacois y los ya mencionados
González Bocanegra y Guillermo Prieto le daban voz a una sociedad mexicana en busca
de sentido para afrontar su irrebatible destino. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Con “Los otros niños héroes”, Quirarte profundiza
un poco acerca de esa referencia obligada en la guerra de intervención
estadounidense: los Niños Héroes, que se ciñeron a seis por capricho
gubernamental, cuando en los hechos superaban la media docena. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">De ahí que el primer problema al
aproximarnos a los Niños Héroes sea de orden numérico: no son todos los que
están ni están todos los que son. En dos hitos de nuestra cotidianidad
ciudadana -el billete de cinco pesos, ahora fuera de circulación, y el monumento
de Chapultepec- aparecen los seis cadetes cuyos nombres han sido dados a las
calles adyacentes de la colonia San Miguel Chapultepec</i>. Algunos de los sobrevivientes,
contemporáneos del sexteto de marras, así como José María Roa Bárcena buscaron
dimensionar mejor a todos aquellos participantes de la defensa de Chapultepec,
incluso aquellos que se sumaron al bando contrario al correr de los años.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Una particularidad de la obra de Vicente Quirarte es
el constante enlace entre las letras y la historia, mismo que podemos encontrar
tanto en libros de cuño reciente como en sus grandes clásicos <i>Historias de
la Historia</i> y <i>El fantasma del Hotel Alsace</i>. A semejanza de este
último, tenemos “Dos oficiales y una dama”, diálogo imaginario entre Robert E.
Lee y Ulysses S. Grant, jóvenes compañeros en la guerra del ’47, futuros adversarios
en la de Secesión veinte años más tarde. De aquel encuentro, resaltan diálogos
como los siguientes: <i>LEE: </i>[…]<i> Estos mexicanos saben ser patriotas como
los más. Después de todo, no es Usted solamente del industrioso Norte que piensa
en las cosas prácticas, sino reconocer galantemente al enemigo. GRANT: Búrlese
si quiere, coronel, pero, como usted sabe, aunque amo la carrera de las armas
quise ser matemático. Siempre he tenido facilidad para los números aunque carezco
de talento para los cálculos. En cambio, Usted ha resultado la estrella de
nuestros ingenieros militares. </i>[…] <i>LEE: </i>[…]<i> Como Usted sabe,
nuestras raíces son celtas, y puedo comprender a estos mexicanos tienen en sus
venas la bravura del indígena y la galanura del español. Por eso y otras cosas,
se identificaron con ellos los infortunados irlandeses comandados por John O’Leary.
GRANT: Si un día escribo mis memorias, aunque sean estrictamente militares, no
voy a dejar de hacer observaciones políticas. No podría. ¿O no está de acuerdo
en que ésta es una descarada y abierta guerra de conquista?</i> <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Paréntesis aparte. Por ratos, los versos de la
canción de Luz Casal parecen por momentos contraponerse a los de Álvaro Mutis
en su “Razón del extraviado”; sin embargo, de ambos podemos rescatar lo
siguiente: cuando Luz Casal habla de “centinelas del temporal”, se refiere al
papel que tanto mexicanos como estadounidenses tuvieron para alertar a sus
compatriotas, pero también para infundirles fe y fuerza en aras de su siguiente
batalla. Respecto a los versos “Del norte/ donde toda voz es una orden” (Mutis),
se habla de un temple imbatible, cualidad de los pueblos con afanes de
conquista. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En suma, <i>Vergüenza de los héroes</i> da cuenta
de un periodo importante de la historia mexicana de todos los tiempos, donde se
justiprecia mejor a los bandos en disputa, sin dejar de lado el oprobio de un
ejército en vías de consolidar su expansionismo manifiesto; una <i>prosa en pie
de guerra</i> que nos recuerda las batallas de cada día, en aras, siempre, de
consolidar nuestra identidad en tanto ciudadanos como recipiendarios de un valiente
legado, por generoso y universal.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">He aquí el óbolo de un caballero andante de las Letras
y de la Historia, que nos recuerda, a renglón batiente, que las mejores herencias
no se reciben, sino se conquistan. (Quede aquí este franco testimonio.) <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Vicente
Quirarte. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vergüenza de los héroes. Armas
y letras de la guerra de México y Estados Unidos</i>. México, Libros del Umbral,
1999 (El Tule, 2). <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">(18/marzo/2022)</span></p><p></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-89764787995522634132022-03-11T12:00:00.008-06:002022-03-11T12:00:00.174-06:00De clara vocación<div style="text-align: justify;"> </div><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Ulises
Velázquez Gil <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">“Hay
vidas, hay vidas que se van,/ diciendo todo lo que hicimos mal./ Frecuencias
que se van sintiendo/ de los que quisimos más”. Al momento de escuchar el
presente fragmento de la canción “Estaré” del grupo mexicano DLD, se cae en la
cuenta de que si en algo se distingue nuestra estancia en el mundo, es en
seguir aprendiendo, con todo y que la ausencia de la gente que nos dio nombre y
destino todavía destelle en el tiempo. En el campo de la literatura esto es moneda
corriente, y estas ausencias se tornan materia prima para poemas, cuentos,
novelas, memorias y autobiografías; estas últimas, donde los sucesos no se
cuentan cómo fueron, sino como nos es posible recordarles. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>De una década a la fecha, se han
publicado libros de raigambre memorialista, donde se evidencia el proceso que
llevó a sus autores a transitar por los senderos de la escritura y para
muestra, <i>Cuando me volví mortal</i>, volumen atípico -por único- dentro de
la bibliografía de Carmen Boullosa. Compuesto por seis textos, a caballo entre
el ensayo y las memorias, conocemos de primera fuente los sucesos que llevaron
a su autora a cobrar conciencia acerca de la escritura, de volverla su fe de
vida.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="mso-bidi-font-style: italic;">Comencemos con el texto homónimo, suerte de viaje en el tiempo hasta
1957, en aquellos días del sismo que sacudió a la Ciudad de México, suceso que
se volvería importante para la autora</span>. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Varias revelaciones fundadoras me ocurrieron esa noche. La primera es
la manera en que quedé ligada a papá. La conciencia era el ojo y el parpadeo, y
en el temblor nos imprimía juntos en una placa. La imagen capturada estaba
movida. </i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">[…]</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Matriz. Estábamos juntos en un lecho que
era vientre, principio y origen</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">.
En esa telúrica epifanía se da un suceso capital: contar las cosas desde la propia
mirada, aunque -¡oh, inocencia!- se eche mano de la mentira. </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mentía para tener un punto de apoyo: mi voz,
mi articulación a la mentira. Yo era la creadora de lo que convencía a los que
estábamos alrededor de la mesa. Yo nos restauraba una fe. Yo nos regresaba a
una posible tierra firme confiable. Mentía para ser mi propia simiente, mi
heredera, mi padre y madre</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">. </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">A medida que se va creciendo, es necesario adquirir
conciencia propia, y en ese proceso, digno es resaltar la buena impronta de la
gente querida hoy integrada al inventario de ausencias, como podemos leer en “Mis
cadáveres”: […] <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Emprendí una aventura de
conocimiento sobre mi persona, sobre la formación de mi cuerpo, tomando como
espejo algunos cadáveres con los que tuve relación en mi infancia y adolescencia</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">.</span> En alguna entrevista, el escritor
Álvaro Mutis dijo que los sucesos que determinan una vida aparecen entre los
siete y los doce años; a medida que avanzamos en la lectura, esto se suscribiría
de buenas a primeras. Si la experiencia del sismo del ’57 creó conciencia sobre
la acción de contar, respecto a la presente remembranza ¿para qué contar, por
qué contar y quiénes serían sus destinatarios? Es, precisamente, esa ausencia
quien le afianza la vocación de escribir, cuyos recuerdos no pasen desapercibidos
del todo. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Dos textos merecen especial atención: “Ojos” y “La
hija del bosque”. Para el primer caso, es el acto de mirar quien devela mejor
el camino a seguir en cuanto al destino de la escritura: […] <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tengo apetito de ver y me satisface
hondamente lo que observo, tanto apetito y tanta satisfacción que cinco décadas
después estos sentimientos están aún frescos en la memoria. Veo, veo, veo. Lo
hago con avidez y serenidad. </i>[…]<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Soy
toda ojos, ojos iluminados, ojos en iluminación. Miro largo e intenso. Veo tanto
que con los ojos doy un trago de esa fantasía que llamamos eternidad</i>. Una “eternidad”
donde la mirada del niño, del viejo, no se limite solamente a nomenclaturas
cronológicas, sino saberse atemporal: “tan joven y tan viejo”, citando a un clásico
de nuestra época.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En “La hija del bosque”, asistimos de nueva cuenta
al encuentro de una epifanía, en la que los libros y el estado de extranjería consolidan
la vocación de escritora, a la caza de nuevas historias a contrapunto del
tiempo: […] <i style="mso-bidi-font-style: normal;">yo sabía que conocía cómo
retrasar la llegada de la muerte porque soy un ser que escribe, ésa es mi marca
de identidad, y nosotros le ponemos un margen que ellas, la calavera, no puede
trasponer. Decir “mi último deseo” no me hacía, como cuando lo pensé de niña, inmortal</i>.
Un error de traducción en uno de los libros comprados por la autora abre hilo -empleando
una expresión tuitera- sobre una historia por venir, donde tiempos lejanos
circulan en justo paralelo, para persistir en la escritura…y dar justo
testimonio. <i>Tal vez elegí escribir porque no se hacía alrededor de casa,
porque no conocía yo a ningún escritor, porque aunque hubiera crecido rodeada
de libros, en cambio no había conocido a ese género de personas. Era un camino
único, y sentí que eso me haría sólida</i>. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En suma, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cuando
me volví mortal</i> nos ofrece una visita guiada por lo senderos que hicieron
de Carmen Boullosa la escritora que conocemos y leemos hoy día. A la par de sus
novelas, este libro merece una lectura periférica -por decir paralela-, donde se
evidencia el afianzamiento de un oficio de resistencia, <i>de clara vocación</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;"> al paso del tiempo, y cuyo</span> talento
desmedido se encuentra en constante transformación. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Quede aquí este libro, donde la persistencia aún
está por escribir sus próximas páginas, plenas de memorias y presencias, siempre
gratas al final del día. (Así sea.) <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Carmen Boullosa.
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cuando me volví mortal</i>. México, Cal y
Arena, 2010. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">(25/febrero/2022)<span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-66619855032382025842022-03-04T12:00:00.028-06:002022-07-09T14:41:46.649-05:00Convivio y escalas<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"></p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Ulises
Velázquez Gil <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En
alguna ocasión, una colega de mi maestro Raymundo Ramos le preguntó acerca del origen
de su columna en un suplemento cultural, a lo que éste le respondió: “Tengo
varios temas -literalmente- sobre la mesa y el primero que vea, sobre ése
escribo”. A medida que avanza el tiempo, son los temas quienes nos salen al
paso, sea para suscitar un recuerdo o una reflexión, sea por el gusto de
divagar un poco. De la columna impresa hasta su versión en línea (<i>blog</i>),
todo espacio se torna susceptible para ese empeño. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Desde hace más de una década, Fernando
Fernández ejerce cada semana la escritura de su <i>blog</i>, donde tienen
cabida temas que le salen al paso, es decir, le generan inquietudes como gratos
hallazgos, entre evocaciones de colegas y amigos que conviven al vaivén de la
escritura en línea, sorpresiva como impactante, bajo el señero nombre de <i>Siglo
en la brisa</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">A guisa de retrospectiva,
llega a nuestras manos </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Viaje alrededor
de mi escritorio</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">, libro que reúne 36
entradas, elegidas de entre más de 500 que conforman su bitácora en línea, a
manera de ajuste de cuentas con el tiempo presente, que n deja de prodigar sus
propias maravillas y milagros. Para muestra, basta un botón… </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">La semana pasada conocí a Fernando Fernández.
No se crea que me he vuelto loco, o que ha caído en la tentación de ensayar una
suerte de </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">doppelgänger</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> con algún propósito literario </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">[…]</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> Y es que,
en España, llamarse como él y como yo es algo nada infrecuente, por lo que resulta
norma que nuestros muchos homónimos hagan algo para intentar diferenciarse
entre sí</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">De cierta manera, en este libro “conviven” varios
Fernando Fernández, todos interesados por tópicos diversos: botánico de
ocasión, cazador de erratas, memorialista en ristre y hasta lector en bucle,
como ocurre en “De viaje con Rosa Lida de Malkiel”, en el cual se evidencia un
rampante afán por leer; de cómo la lectura de un libro nos lleva a otro, y de
ahí, a un tercero, cuarto, incluso una biblioteca entera, según lo permita el
azar. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En “Si el oxim[o]ron es tolerable”, aparte de
conocer su interés por adentrarse en el origen de una palabra, nos externa su
preferencia (que otros tildarían de tozudez) por escribir/acentuar cierta
palabra, en lugar de seguir la ortodoxia de “la vieja confiable”. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La razón es sencilla: siempre he escrito y
pronunciado la palabra de esa manera, esto es como si fuera llana y no esdrújula.
Hace no mucho hice uso de ella al final de un artículo sobre un “volcán” de Vicente
Rojo: la sensación que me produce la aguatinta de gran formato del artista
hispanoamericano que cuelga de una pared de mi estudio, es la de una “volcánica
serenidad”; antes escribí: “si el oximoron es tolerable”</i>. Desde Helena Beristain
hasta Julio Ortega, pasando por el recuerdo de José Molina Ayala (cuya
generosidad grecolatina persiste en los empeños del autor), se pasean por un <i>pro
domo mea</i> que, a decir verdad, se suscribiría sin problemas. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Una figura preponderante para Fernando Fernández
es Gerardo Deniz, a quien ha dedicado decenas de páginas y cuidado su obra en varias
ocasiones -más lo que se acumule en la semana. Aunque su maestro y colega ya
merece ampliamente un volumen propio, el texto aquí reunido (“Un soneto inédito
de Gerardo Deniz”) es sólo una pequeña (gran) muestra del genio y figura denicianos,
donde un poeta de altos vuelos -y con su respectiva aparición en este libro- no
sale tan bien parado que digamos: […] <i>a Almela le pareció que su amigo había
leído cierto libro sobre el tema, aunque el poeta de “Salamandra” negó
conocerlo acaso porque su información provenía de alguna otra fuente. Pero lo
que disparó la creación del soneto fue que Octavio, hacia el final del famoso
poema, dice que “la salamandra es un lagarto”</i>. (Paréntesis aparte. En alguno
de los textos incluido en su arranque de memorias llamado <i>Paños menores</i>,
Gerardo Deniz mencionó algunas cosas que le pasaron por alto a Octavio Paz, con
relación al poema de marras. Quede aquí el dato, para otra lectura en bucle.) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Un episodio digno de figurar en una antología de orden
fantástico nos la comparte el autor en “Esqueleto de Gonfoterio”, donde el
equívoco en un pie de foto detona otra suerte de lectura, en el marco del homenaje
a un escritor de renombre. <i>¿Qué pensar de algo así? No es muy amable colocar
debajo del retrato de un autor que alcanza las ocho décadas un pie de foto que
se refiere a los restos óseos de un mamífero extinguido hace miles de años. Me
temo que la comparación nos llevaría muy lejos</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Por último, ¿qué sería de este libro sin el texto de
dónde recibe su nombre? A decir de la variedad de sucesos y personas aquí
reunidos, es posible conocer qué maravillas guarda dicho mueble, indispensable
en nuestras labores de lectura y escritura. <i>Cuando mandé hacer mi escritorio
quise que fuera tan grande como para poder desplegar sobre él un mapa de buenas
proporciones. Si nunca lo he hecho, no ha sido por falta de espacio. </i>[…]<i>
la mayoría de veces de libros y papeles que fueron consultados un momento y se
quedaron a hacer turismo en mi escritorio, contagiados por mi incurable
tendencia a la divagación</i>. De la misma forma en que los libros hacen turismo
en el escritorio, así también los temas que le generan interés: vueltos entrada
en su <i>blog</i>, en espera de su ulterior lector ideal, donde hasta Compay
Segundo se entrelaza con Federico García Lorca. (Y <i>Viceversa</i>.) <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Con todo, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Viaje
alrededor de mi escritorio</i> da cuenta de todos los intereses de Fernando
Fernández, donde a la par de una cuidada prosa, el afán de adentrarse en un
objeto, un libro o unos versos aprendidos al vaivén de la memoria se vuelve <i>convivio
y escalas</i> para una curiosidad impenitente. Aunque a <i>Siglo en la brisa</i>
todavía le queden muchos itinerarios por seguir, la presente compilación es
sólo el principio, del cual sólo queda esperar grandes augurios y renovadas
lecturas. (Así sea.) <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Fernando
Fernández. </span><i style="font-family: Georgia, serif;">Viaje alrededor de mi
escritorio</i><span style="font-family: Georgia, serif;">. México, Bonilla Artigas, 2020 (Las Semanas del Jardín, 14). </span><span style="font-family: Georgia, serif;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;"> </span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">(18/febrero/2022)<o:p></o:p></span></p><br /><p></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-90199124793854869452022-02-11T12:00:00.011-06:002022-02-11T12:00:00.180-06:00Escalas al interior<div style="text-align: justify;"><br /></div><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Ulises
Velázquez Gil</span><span style="font-family: Georgia, serif; text-align: left;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En
el ensayo que da nombre a la compilación <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Horas
en una biblioteca</i>, Virginia Woolf nos dice que la admiración que inspiran
nuestros contemporáneos es “cálida y genuina porque con el objeto de dar paso a
la fe que en ellos tengamos a menudo hemos de sacrificar algún prejuicio muy
respetable, y que nos daba incluso credibilidad”. Aunque esa circunstancia se
desarrolla <i>sine qua non</i> en todos los géneros desde donde se practica la
escritura, es en el ensayo donde ocurre esto más a menudo; en aras de serle fiel
a una idea o a la práctica de ésta, a veces es menester sacrificar ciertas
nociones, preconcebidas de antemano. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Consciente de todo ello, Laura Sofía
Rivero nos entrega un flamante volumen de ensayos, pero que, a diferencia de libros
anteriores, éste se arriesga un poco más, a fin de salirse de linderos harto
conocidos -donde lo ínfimo se vuelve tomografía y el presente devela sus propias
retóricas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dios
tiene tripas. Meditaciones sobre nuestros deshechos</i> aborda, a lo largo de
once ensayos, qué relaciones tiene el cuerpo con el resto del mundo; en particular,
con el acto de expeler nuestros deshechos, cosa que las llamadas buenas conciencias
se esmeran (aún en estos <i>dosmiles</i>) ocultar bajo denominaciones escatológicas,
por decirlo menos. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La escritura de lo asqueroso
es difícil de digerir. ¿Por qué querríamos leer sobre suciedades si con ahínco
fabricamos eufemismos, escondemos desagües bajo el piso y diseñamos casas que
separan los deshechos? Durante siglos nos hemos afanado en el ocultamiento. Quien
pronuncia lo que nadie nombra comete un pecado capital: el del mal gusto. </i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">[…]</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Pero ni todo el recato ni el miedo a la fragilidad de nuestro interior
podrá quitarle a los temas soeces su cualidad más inquietantemente bella: la
universalidad</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">.</span> <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Para muestra de esa universalidad, qué tal si
comenzamos con el ensayo que encabeza esta compilación, “Corre que te alcanza”,
en cuyos cuatro apartados vamos del eufemismo al momento de conocer los
primeros indicios de la diarrea, hasta la lección de historia, cuando caemos en
la cuenta de que hasta las figuras más broncíneas sufrieron por esa extraña -y
entraña- afección. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Si en el lenguaje cotidiano
se le llama por la palabra </i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">chorro</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"> es porque su consistencia hace malabares con
los estados de la materia y plantea una pregunta fundamental: ¿por qué lo
sólido no duele y lo líquido raspa? </i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">(Casi
una disquisición filosófica y/o científica se esconde tras esta pregunta, muy a
la manera del huevo y la gallina… pero mejor no nos esforcemos de más.
Literalmente</span>.) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Ante la materia indispuesta que se halla al interior
del cuerpo -y en espera de salir sin mayor pretexto-, digno es mencionar un
objeto tan importante en cuanto a su presencia en empeños algo heterodoxos, y
cuya ausencia detona el grito más peligroso en plena madrugada (a decir de un
comercial de los años 90). “No hay papel”: del cómo una rápida incursión al
cuarto de baño suscita una reflexión acerca de los usos del papel de baño, su importancia
como adminículo limpiador y hasta su improvisada sustitución al no contarse con
el referente oficial. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El arte de la
improvisación obliga a muchos a cortar y planchar con su mano el cartón del
rollo hasta hacer de él una tira dispuesta para el uso. </i>[…]<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Cualquier cosa extraída de los bolsillos
tiene potencial de limpiador</i>. Con todo y su esmerada imagen a manos de
agencias de publicidad, diseñadores y fabricantes, ¿por qué en tiempos de incertidumbre
se acapara el papel higiénico, habiendo otros insumos de vital importancia? <i>Quizá
porque es un objeto de placer, confortable. Porque ha alcanzado un estatuto que
lo percibe como símbolo de la dignidad. Porque gastar en el retrete los árboles
que le faltan al planeta, genera un espejismo: la confianza en que todo estará bien
y pasará pronto. </i>(Y que los primeros meses del confinamiento den fe de ello…)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Así como el papel de baño se vuelve un <i>must</i>
en cuanto a preciado objeto del deseo, es menester contar con una “Guía para el
uso del baño público”, donde se ponen a prueba toda suerte de aplomo y de
resistencia. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El baño público es usado por
todos, pero no le pertenece a nadie. Todo en él depende de si se le encuentra
vacío o lleno. Al despoblado, puede ser escenario de las más audaces muestras
de cinismo corporal; en compañía, nos sabemos espectáculo y espectador a un
mismo tiempo</i>. Desde la meditación zen hasta la curiosidad del vecino
latoso, el baño público se vuelve territorio pródigo en intimidades, de oloroso
santo y seña. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Ante actos y lugares de no tan santa materia, es preciso
mencionar a un objeto del cual depende el destino del usuario del baño: el
jabón. “Mitos y rituales de la espuma” se ocupa de ponernos en claro acerca de
un objeto a mitad de camino entre la sanidad y la santidad, del cual penden de
un hilo tanto la gracia como la satisfacción. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">En la cárcel nadie lo recoge. Borra los roces y huellas y mugre de la piel.
Suelen usarlo en la boca aquellos que profieren groserías. Protege del
contagio. Al jabón se le concibe puro, sin mácula, aunque puede acumular
cabello con codicia. ¿Qué más podemos saber de aquel que vive para su propio
desgaste? Mártir de la limpieza, se sacrifica en aras de su oficio; hecho
pasta, muere lentamente en cada uno, cada vez más pequeño, cada vez más inservible</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">.</span> <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">¿Por qué leer <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dios
tiene tripas</i>? Volvamos a Virginia Woolf y lo que dice acerca de nuestros contemporáneos:
“siempre que sigan con vida no dejarán lanzar sus redes en algún abismo ignoto
para engatusar formas nuevas […] si hemos de aceptar, con la debida comprensión,
los extraños regalos que nos hacen”. Como lectores de Laura Sofía Rivero, un
ensayo nuevo siempre es un buen presente (por su naturaleza chispeante, capaz
de generar sorpresa y desconcierto, reflexión y debate, según la sintonía del
cuadrante) y esta condición se acentúa a cada página de este libro: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">escalas al interior</i>, de cuya
inteligencia nos hace partícipes. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Queda decir que a este libro le esperan grandes
batallas, como suele pasar con aquellos cuyo amor al detalle se nota de la
primera línea hasta la última página; aunque el tema sacuda a más de uno, de
algo podemos estar seguros: de proseguir la conversación que su autora se planteó
al momento de escribir. De lo demás, sólo el tiempo… y hasta el papel. (Así
sea.) <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Laura Sofía
Rivero. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dios tiene tripas. Meditaciones
sobre nuestros deshechos</i>. México, Fondo de Cultura Económica/ Secretaría de
Cultura-Dirección General de Publicaciones, 2021 (Fondo Editorial Tierra
Adentro). <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">(28/enero/2022)<span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-57632934281257393882021-12-31T12:00:00.023-06:002022-01-02T14:44:53.780-06:002021 en quince<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-family: "Georgia",serif;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjufURA18ujAs2MeNHYItjTqFNMhVziXc2OfTncrK7MMAfNEt1isFmLsU2PNVLFavy5dspRNMoZrrHAWOzyMqHxJDtjTZE4WF4VBdn3Usv_GQdebgrFfeXiSEkRfAyWKHdT6PXlnqUccwk1AdHos4Pi1UmDsLfNfTiLgJAyBr5LRcjg89UExvblheZ7=s3992" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2455" data-original-width="3992" height="275" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjufURA18ujAs2MeNHYItjTqFNMhVziXc2OfTncrK7MMAfNEt1isFmLsU2PNVLFavy5dspRNMoZrrHAWOzyMqHxJDtjTZE4WF4VBdn3Usv_GQdebgrFfeXiSEkRfAyWKHdT6PXlnqUccwk1AdHos4Pi1UmDsLfNfTiLgJAyBr5LRcjg89UExvblheZ7=w537-h275" width="537" /></a></div><br /><p></p><p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-family: "Georgia",serif;">Ulises Velázquez Gil</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="font-family: "Georgia",serif;">Cada año, sobra decirlo, al momento de realizar
la selección oficial, se dan emociones encontradas, tanto por los títulos excluidos
como por los que llegaron a quedarse; al final del día, priman el placer de la
lectura y la esperanza de compartir en otro momento aquellas cosas que se quedaron
tanto en la mesita de trabajo como en el buró. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Georgia",serif;">A diferencia del año pasado,
donde se echaron en falta los espacios físicos para presentaciones y charlas en
torno a libros de cuño reciente, en este 2021 se reactivó un poco esa dinámica
(con las medidas sanitarias correspondientes) y las mesas de novedades se
llenaron de nuevos títulos, en espera de sus nuevos lectores y de integrarse a
listados posteriores. En ambos casos -con todo y su modalidad a distancia-, la
conversación prosigue y goza de cabal salud. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Georgia",serif;">De infaltable tradición en esta
columna en línea, comparto con ustedes mi listado con los quince libros que más
me impactaron en el año (dejando en ustedes su posterior búsqueda y lectura, desde
luego); también cabe mencionar que en algunos destella la experiencia de la
primera vez: tanto en invención como en intención. Novelas gratamente
esperadas, compilaciones de cuento que resumen una vida detrás de la pluma y
hasta un libro de poesía que encontró su realización definitiva en estos meses
de pandémica estampa, por mencionar sólo algunos ejemplos, participan de aquella
experiencia. Quede en ustedes conocerla de buenas a primeras, y aunque suene a
perogrullada, toda omisión o presencia desconcertante, que recaiga en el firmante
de estas líneas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Georgia",serif;">POESÍA:</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Georgia",serif;">-<em>Cancerófoba</em></span></b><em><span style="font-family: "Georgia",serif; font-style: normal; mso-bidi-font-style: italic;"> (Patricia
Arredond</span></em><span style="font-family: "Georgia",serif;">o)</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Georgia",serif;">CUENTO:<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Georgia",serif;">-<em>Los grandes hits de Shanna McCullough</em></span></b><span style="font-family: "Georgia",serif;"> (Héctor Iván González)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Georgia",serif;">-<em>Después del exilio</em></span></b><span style="font-family: "Georgia",serif;"> (Jazmín García Vázquez)</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Georgia",serif;">NOVELA:</span></b><span style="font-family: "Georgia",serif;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Georgia",serif;">-<em>Un bosque flotante</em></span></b><span style="font-family: "Georgia",serif;"> (Jorge F. Hernández) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Georgia",serif;">-<em>El jardín de las certezas</em></span></b><span style="font-family: "Georgia",serif;"> (Diana Ramírez Luna) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Georgia",serif;">-<em>La princesa traicionada</em></span></b><span style="font-family: "Georgia",serif;"> (Horacio Saavedra) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Georgia",serif;">-<em>Memorias tullidas del paraíso</em></span></b><span style="font-family: "Georgia",serif;"> (Ingrid Solana) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Georgia",serif;">-<em>Niebla ardiente</em></span></b><span style="font-family: "Georgia",serif;"> (Laura Baeza)</span><span style="font-family: Georgia, serif;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Georgia",serif;">ENSAYO:</span></b><span style="font-family: "Georgia",serif;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Georgia",serif;">-<em>Grados de miopía</em></span></b><span style="font-family: "Georgia",serif;"> (Andrea Chapela) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Georgia",serif;">-<em>Gestos del centauro</em></span></b><span style="font-family: "Georgia",serif;"> (Marcos Daniel Aguilar) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Georgia",serif;">-<em>Un lugar seguro</em></span></b><span style="font-family: "Georgia",serif;"> (Olivia Teroba) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Georgia",serif;">-<em>El lado B de la cultura</em></span></b><span style="font-family: "Georgia",serif;"> (Julia Santibáñez)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Georgia",serif;">-<em>Landscapes: escrituras móviles</em></span></b><span style="font-family: "Georgia",serif;"> (Fabiola Eunice Camacho)</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Georgia",serif;">MEMORIAS:</span></b><span style="font-family: "Georgia",serif;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Georgia",serif;">-<em>Selva oscura</em></span></b><span style="font-family: "Georgia",serif;"> (Aline Pettersson)</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Georgia",serif;">CRÓNICAS:</span></b><span style="font-family: "Georgia",serif;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Georgia",serif;">-<em>Anacrónicas</em></span></b><span style="font-family: "Georgia",serif;"> (José Ángel Leyva) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Mención especial para Fernando Fernández,
cuya constancia lectora nos obsequió </span><i style="font-family: Georgia, serif;">La majestad de lo mínimo</i><span style="font-family: Georgia, serif;"> (en torno
a Ramón López Velarde, cuyo centenario luctuoso se cumplió en este año) y para dos
nuevos integrantes de El Colegio Nacional, cuyos discursos de ingreso nos
recuerdan dos asignaturas pendientes con los días que corren: </span><i style="font-family: Georgia, serif;">Las huellas de
la memoria y los pasos al devenir</i><span style="font-family: Georgia, serif;"> de Felipe Leal y </span><i style="font-family: Georgia, serif;">El maravilloso mundo de
los virus</i><span style="font-family: Georgia, serif;"> de Susana López Charretón.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Georgia",serif;">Bien se sabe que tanto el primero
como el último día de cada año no deja de soltarnos dudas sobre nuestro quehacer
con la vida; de una cosa sí puedo estar seguro: que la pasión por la lectura
persistirá. Y hasta aquí, la presente escala. <i>¡Muchas gracias a ustedes!</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Georgia",serif;"> </span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-family: "Georgia",serif;"><a href="mailto:babelises@hotmail.com">babelises@hotmail.com</a> </span></p><p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">@Cliobabelis</span><span style="text-align: justify;"> </span></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-63472354548355754412021-12-20T12:00:00.015-06:002021-12-20T12:00:00.175-06:00Visita guiada<div style="text-align: justify;"> </div><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Ulises
Velázquez Gil <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En
el prólogo de los <i>Cuadernos 1957-1972</i> de Emil Cioran, Simone Boué hace
énfasis en la importancia que tuvieron esos cuadernos para su autor, “por tratarse
de su único contacto con la escritura”, en una época donde su bloqueo escritor
era cosa de todos los días. Para quienes ejercemos el diario oficio de la
escritura, un cuaderno se vuelve instrumento indispensable para todas las cosas
que se desean realizar, y que, por los vaivenes de la vida, no pasan de la sola
página donde se escriben. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Después de varias escalas en revistas y
suplementos, Fabiola Eunice Camacho nos presenta su primer libro, donde sus obsesiones
e intereses (sólo reservados en un principio al cuaderno) se encuentran a la
busca de otros lares, de su lector idóneo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Landscapes: escrituras móviles</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> se
compone por trece ensayos, donde su autora se cuestiona cuál es el verdadero
quehacer de la escritura (de <i>su</i> escritura), y del cómo ésta no deja de
suscitarle otras rutas, amén de dudas y, por qué no, de revelar su propio
itinerario en aras de una escritura prístina que proteica, condiciones sólo
reveladas -en principio- al recipiente del cuaderno<span style="mso-bidi-font-style: italic;">. </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Acaso la parte más íntima
de cualquier proceso creativo sea los cuadernos de trabajo. Son laboratorios
ambulantes, en ellos se vierten mecanismos, se resguardan citas, se escriben
las dudas, se garabatean los espacios en blanco, se proyecta la primera intuición
de la obra</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Un primer libro, de
cierta manera, es un cuaderno, por guardar toda serie de sucesos y de cosas que
componen el ser y hacer de una escritora. Para el caso de Fabiola, los suyos
tienen tarjetas de visita, fichas bibliográficas y hasta un breve ejercicio
autobiográfico, muy a la manera del catálogo de una exposición: </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">El lector es un autor de tiempo completo:
@sr_gatoburbujas </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">[…]</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> Quizá ahora la lectora es quien escribe, el
escritor es, ¿qué es el escritor?</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">A medida que avanzamos
en la lectura de </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Landscapes</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">, no dudamos en creer esa constante lectura que
deriva en la ulterior escritura; sin embargo, una buena escritura se compone de
muchas lecturas, a guisa de “colección” de sucesos y cosas que permean en el
texto mismo. Y ya que hablamos de colecciones, éstas se pueden comprender mejor
desde los linderos autobiográficos, donde el afán coleccionista a ratos se vuelve
inusitada acumulación. </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En el
principio fue la acumulación y luego, el vacío. </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">[…]</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> Ya se
sabe que un buen coleccionista tiene por principio de cuentas un sentido táctil
muy desarrollado. Toda colección es subjetiva y al hacerla puede que incluso
lleguemos a romper las cadenas de producción y los estándares de consumo por el
hecho de que nos abstendríamos de comprar plásticos y tecnología. Acumularíamos
sin depurar</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Uno de los ejercicios
acumulativos (y acumuladores) por excelencia, es la escritura de cuadernos y
diarios, donde se consignan los hechos de la vida; una cita de brillo
espectacular convive en franca compañía con el dato vacuo, de numeralia sólo
reservada al enciclopedismo del juego de mesa Maratón. Si acumulamos objetos,
también memorias, incluso conocimientos. Pero la delgada línea entre el
coleccionismo y la acumulación sólo se comprende si justipreciamos el valor concedido
a las cosas. (Del síndrome de Diógenes al catálogo de mercadolibre, pero con
ideas y apreciaciones.). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Otro tema de toral importancia
en los ensayos de Fabiola Eunice Camacho es la ciudad, misma que aborda en el
ensayo homónimo del libro. </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Una
ciudad siempre es fugitiva. No sólo escapa de cualquier clase de reglas y
formas de medición, sino también de las miradas que pretendan privarle de su
voluntad de estar en constante movimiento</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">.
Más que funambulista, la autora es </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">citámbula</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">, por sus constantes paseos e incursiones, tanto geográficas
como imaginarias; lectora de Walter Benjamin y discípula de Vicente Quirarte,
sus pasos sobre la calle y por los renglones trazan reflexiones a la busca de
leerse mejor y volverse parte del objeto que le atrae sobremanera. Si Italo
Calvino puso al viandante en el mapa, nuestra autora le obsequia una postal de
propia mano. <i>¿Qué es lo que pasa en la ciudad? ¿Qué va a pasar en ella? La
ciudad responde con paisajes</i></span><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">(Paréntesis aparte. En una escena de <i>Paisaje en
la niebla</i> de Theo Angelopoulos, un personaje muestra a los niños protagonistas
un fragmento de película y les pide que fijen su mirada hacia éste, porque más
allá se ve un paisaje idóneo, un <i>no-lugar</i> por así decirlo. Así ocurre
con la literatura: nos muestra cosas fuera de nuestro entendimiento, pero si
enfocamos un poco la vista, hay cosas <i>más allá de lo evidente</i>… Incluso
ciudades propias y ajenas, que es preciso construir y deconstruir.) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Un tópico fundamental que aparece frente a
nosotros cuando se habla de ciudades, reside en el acto de habitar(las),
inquietud que la autora plasma en “Escrituras al margen: notas para habitar los
espacios en blanco”, donde la ciudad más importante por visitar o por conocer
no se encuentra en documentos cartográficos, sino en el viaje al interior de
una misma, mientras se hace propia una habitación ajena.<i> Viajar en situaciones
de duelo o hastío no es igual a huir, es sólo una forma de obtener perspectiva.
Viajar y hospedarse es como armar el marco del rompecabezas. Como un experimento
donde la distancia del personaje es lo que completa la acción, no hago sino borrar
de manera pasajera mis recuerdos sobre casi todos los viajes en mi vida adulta.
</i>[…]<i> Viajes sin ninguna pretensión que respirar otros humores, deambular
por otras calles. Dormir en otras camas</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En suma, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Landscapes:
escrituras móviles</i> consigna la persistencia escritural de Fabiola Eunice
Camacho por un oficio extenuante como renovador, cuyas andanzas y maestranzas
sólo se reservan, en principio, al cuaderno personal, indispensable en ese
ajuste de cuentas con la vida; suerte de <i>visita guiada</i> por el interior
de nuestro cuarto. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Si se hiciera una galería ideal de ensayistas
mexicanas contemporáneas, de la misma forma con que se monta una exposición, la
curaduría correspondiente no dudaría en colocar en la misma sala a nuestra
autora junto a Ingrid Solana, Marina Azahua, Georgina Cebey, Olivia Teroba y Laura
Sofía Rivero, por mencionar sólo algunas exponentes; de travesías diversas, que
confluyen hacia un constante cuestionamiento, sólo resuelto mediante la
persistencia de la escritura. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Queden aquí estas letras en movimiento, en espera
de hallar a sus lectores y descubrir, por cuenta propia, esa travesía al
interior de sí mismos. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Fabiola Eunice
Camacho. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Landscapes: escrituras móviles</i>.
México, Los Libros del Perro, 2021 (Ensayo). <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">(6/diciembre/2021)<span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-7014944923598568682021-10-29T12:00:00.011-05:002021-10-29T12:00:00.190-05:00Afanes de hormiga<div style="text-align: justify;"> </div><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Ulises
Velázquez Gil <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En
el prólogo a la edición Porrúa de <i>México insurgente y Diez días que estremecieron
al mundo</i> de John Reed, se puede leer la siguiente frase, a guisa de
epígrafe: “Ser tu amigo es tratar de ser honrado intelectualmente”. Si nos guiamos
por los significados de la palabra honrado, resaltan distinción y honestidad, cualidades
que quien las recibe, le ofrendan el mayor reconocimiento. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Consciente de lo anterior, Rodrigo Martínez
Baracs nos entrega, bajo la señera figura del discurso académico, su
acercamiento a una de las facetas más importantes de su padre, el escritor José
Luis Martínez, en particular aquella que dio orden y ulterior presencia en el
panorama cultural de su tiempo, y, que, por ende, trasciende fronteras de orden
cronológico y espacial. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">José Luis
Martínez, editor</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">, pasa revista a uno de
los trabajos más importantes dentro de la vida y la obra del autor de </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">La expresión nacional</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">: su faceta editorial, de donde abrevaron varias
empresas posteriores: [es]</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> de interés
repasar su vida y obra desde el punto de vista de su actividad como editor, pues
la edición es una actividad que abarcó la mayor parte de su vida. No hubo
trabajo que desempeñara, como escritor y como funcionario, en el que el aspecto
editorial no estuviera presente</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">. Sobre
este aspecto, Martínez Baracs lo enfatiza de la siguiente forma: […]</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> edición de textos y documentos, a menudo con
estudios y notas, dirección de revistas y editoriales, y coordinación de
estudios colectivos</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">. </span><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Sin embargo, y por más
que intente disociar la vida de la obra, la primera pone la pauta en cuanto a
la aparición de la segunda. Vayamos por partes. Su encuentro con varios de sus
contemporáneos incide en los proyectos a realizar; con Alí Chumacero y Jorge González
Durán creó la revista </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Tierra
Nueva</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">, y su admiración por Alfonso Reyes
lo condujo por los senderos de su obra, al grado de involucrarse en su
creación, tal y como sucedió en el volumen </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">México
en la cultura</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">, donde Reyes, en un
ejercicio de generosidad, lo subió a ese barco a través del texto “Las letras
patrias”. Pero el empeño de magnitudes épicas llegaría después con la </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Cartilla moral</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">, sobre la que Martínez Baracs nos pone al tanto. </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En la Secretaría de Educación Pública la actividad
como editor de mi padre se multiplicó. Para la </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Cartilla</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">
alfabetizadora de 1944, que elaboraba un equipo de pedagogos de la SEP, mi
padre le pidió a Alfonso Reyes que escribiera dos o tres lecciones finales de
menos de una página con preceptos elementales de moral. Pero don Alfonso no
pudo acotarse a las dos páginas requeridas y en cambio, en un intenso fin de
semana, escribió 40, un magnífico tratadillo sobre ética, la famosa </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Cartilla moral</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">,
que no se podía incluir en la </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Cartilla</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> alfabetizadora</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">. (Años
después, su padre le hace algunos ajustes para hacerla más asequible a las
nuevas generaciones. Aunque éstas, polémica mediante, la conozcan de primera fuente,
y hasta suscitando una versión de corte <i>inmoral</i>.) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Un buen editor, como todo lector que se digne de
serlo, debe nutrirse de todas las lecturas que salen a su paso, y José Luis
Martínez siempre echó mano de éstas, a fin de realizar toda suerte de faenas
que conlleva la edición, no sólo de libros, sino también de revistas y con un
poco más de pericia, hasta ambas en una sola exhibición. De los libros que
quedaron a su cuidado, aparte de aquellos de alfonsina estampa, destacan los
dos tomos de <i>El ensayo mexicano contemporáneo</i> (constantemente revisados,
dado su ímpetu autocrítico), las <i>Memorias de la Academia Mexicana de la
Lengua</i> (con todo y ediciones facsimilares), las antologías de <i>El mundo
antiguo</i> (todavía en espera de una merecida “reencarnación” editorial), y,
desde luego, su paso por la dirección del Fondo de Cultura Económica,
institución desde donde fraguó una de las empresas más ambiciosas hasta ese
momento. <i>El ambicioso proyecto personal que sí pudo realizar</i> […]<i> fue
el de hacer una edición facsimilar de completa de las más importantes </i>Revistas
Literarias Mexicanas Modernas<i>, de la primera mitad del siglo XX. Se conjugó
la feliz circunstancia de que mi padre era director del Fondo, de que él mismo
tenía en su biblioteca la mayor parte de estas revistas literarias, y de que
las había estudiado, de tal modo que realizó casi toda la edición con sus
propios ejemplares</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Ejemplares propios como esfuerzos físicos, donde
seleccionar, revisar, consultar, corregir y sobre todo leer, fueron fundamentales
para <i>establecer</i> -su palabra favorita, recuerda Enrique Krauze en <i>Retratos
personales</i>- una conversación con las letras mexicanas<i> </i>[…]<i> como si
la tarea fundamental de su vida estuviera contenida en el lema </i>Tolle lege<i>,
“Toma y lee”, que nos legó san Agustín </i>[…], <i>fundamental para cualquier
mexicano que busca resolver la crisis política, moral, cultural que vive el
país, que en última instancia es una crisis de lectura, de incapacidad para
tener presente el legado que nos van dejando los hombres más sabios y generosos
que nos antecedieron</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Para finalizar, bien cabe volver a la frase
referida al principio de estas líneas. José Luis Martínez es honrado por
partida doble por su hijo Rodrigo, sea por su presencia señera en la cultura
mexicana, sea por su ejemplo de honestidad intelectual, cuyos <i>afanes de hormiga</i>
prosigue el autor en su propia labor historiográfica. (Mientras el padre pasó de
las letras a la historia, el hijo, por el contrario, transitó el camino a la inversa.
Eso sí, en ambas plumas destella la pasión por el conocimiento.) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En estos tiempos, donde los vientos soplan hacia
direcciones contrarias y la historia cae en manos maniqueas, digno es acercarse
a la obra de un editor sin par, y doblemente, por boca de quien vivió a flor de
piel todas sus batallas. (Al final del día, leer para conocer. Que así sea.) <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Rodrigo
Martínez Baracs. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">José Luis Martínez,
editor</i>. Discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua. México, Universidad
Nacional Autónoma de México/ Academia Mexicana de la Lengua, 2021. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br /></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">(15/octubre/2021)<span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-77854475449508050562021-10-11T12:00:00.013-05:002021-10-11T12:00:00.251-05:00Al vaivén del tiempo<div style="text-align: justify;"><br /></div><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Ulises
Velázquez Gil</span></p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif; text-align: left;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Por
boca del narrador de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mi diario sobre ti</i>,
Raymundo Ramos nos dice que “la escritura es una rendija por donde se asoman
las fantasías del alma para salir a la calle, aunque tantas veces se nos
filtran fragmentos de realidad para ingresarse en la conciencia”. A medida que
se escribe, tanto unos como otros aparecen a lo largo del texto en proceso, y
sin importar el género donde se incursione, ambas se trastocan un poco más de
la cuenta. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Luego de transitar por las veredas
de la poesía y afianzar sus afanes ensayísticos, Ingrid Solana toma vuelo y se
interna por un campo, a primera vista, sólo reservado a la ficción. Resultado
de ello tenemos <i>Memorias tullidas del paraíso</i>, su primera incursión en
el género de la novela. A diferencia de una convencional (delimitada por
capítulos y personajes variados), <span style="mso-bidi-font-style: italic;">ésta
se distingue</span> por su carácter fragmentario donde reluce el ejercicio
introspectivo de su protagonista, Artemisa, historiadora del arte, frente a una
disyuntiva que cimbra su trayectoria de vida transitada hasta ese momento: la
confección de una tesis, acompañada por una suerte de reflexiones sobre la
fotografía, suscitadas por la impronta dejada por el levantamiento zapatista de
1994. Pero antes de su <i>impasse</i> académico y del vértigo producido por la
imagen, […]<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> es fundamental regresar al pasado.
Pensar en él una y otra vez y tomar posición en torno a los acontecimientos que
caracterizaron nuestra vida personal porque ellos explican la </i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">Historia.</span> <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Cuando Manoel de Oliveira filmó <i>Viaje al
principio del mundo</i>, a partir de la experiencia de un actor luso-francés,
también lo hizo, precisamente, para explicar(se) la Historia; dicha condición predomina
en Artemisa, quien vuelve a su matria, Oaxaca, a los lugares, sucesos y
personas que le dieron rumbo y desviación a su futuro proceder. Una madre que
la ve como una extraña, una tía que es la extensión de sus mismas inquietudes,
y su estancia preparatoriana que la narradora denomina <i>Paraíso</i>. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mi bachillerato no se llamaba Paraíso, pero
me agrada nombrarlo de ese modo; pensar que fue un edén, el espacio primigenio
de mis ilusiones. Paraíso tenía una cancha de futbol enorme, dos canchas de
basquetbol, laboratorios y un salón de teatro al que íbamos los viernes. </i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">[…]</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Yo había dejado a mis papás en Oaxaca y vivía con la tía Beatriz. Me
sentía a su lado, recordaba lo que decía de los libros y de las películas que
veíamos, ritualmente, los miércoles y los viernes por la noche</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;"> […]</span>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En ese tiempo, Artemisa comprende que debe
forjarse su propio camino a partir de las decisiones que elija de forma posterior,
de la misma forma que Chinito Matías, ex boxeador de quien aprende el arte del
boxeo, a resultas de cambiar su adicción al cigarro por afanes de primer
impacto. <i>En el gimnasio, Chinito Matías corrige a sus pupilos, no le gusta
que perdamos el ritmo, que nos ahoguemos de cansancio, nos interpela y azuza.
Las primeras veces el ambiente del gimnasio es amenazante para una mujer; los
hombres expiden el primitivismo de su fuerza, sus músculos se complacen en la
competencia elemental entre ellos. </i>[…]<i> Las mujeres somos las espectadoras
de la fuerza</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Ante la poca disciplina frente a la hoja en blanco
(para urdir esa tesis tan rumiada), Artemisa se refugia en el deporte, sobre
todo en el recuerdo de su vida, con el fin de responderse otras interrogantes
sobre el deber de escribir: ¿para qué o para quién? Con sólo borronear una hoja
en blanco, ya se incurre en ese cuestionamiento, donde lo único irrompible es
la duda; desconocer si nuestras palabras encuentran eco en otros ojos, otra orilla.
<i>La vida es un tejido: correlaciones, pactos, saltos de tiempo, es una
yuxtaposición de surcos del lenguaje. La vida no es cronológica: no es sucesiva;
es una travesía de eternidades juntas, es decir, memoria. La memoria no es
progresiva ni retentiva, es un cuerpo tullido</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Como parte de ese cuerpo, digno es detenerse en
las imágenes que lo conforman; en este caso, hay dos lecturas que se alternan
en continuo paralelo: las reflexiones acerca de la fotografía y el vértigo producido
por las imágenes de dicho levantamiento armado. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las fotografías nos permiten anularnos, separarnos de lo que consideramos
nuestro, son también fragmentos de tiempo aislados y, al mismo tiempo no lo
son, son hilos anudados, nudos que olvidan su origen, que se buscan, que
quieren encontrarse en el mapa de la totalidad. </i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">[…]</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Soy la dispersión, mi
escrito fragmentado</i>. En este carácter fragmentario, aparte de las muchas
lecturas hechas por la autora/narradora (Georges Didi-Huberman, Chantal
Maillard y hasta Roland Barthes, entre otros autores), hay ecos de otras
plumas, como los <i>Fuegos</i> de una joven Marguerite Yourcenar o las
crepusculares visiones de Marguerite Duras plasmadas en <i>Escribir</i>. (Paréntesis
aparte: me atrevería a decir que Artemisa tiene en José García -protagonista de
<i>El libro vacío</i> de Josefina Vicens- a su par en los avatares de la procrastinación,
a quienes no les queda más remedio que persistir en su <i>descritura</i>.) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Con todo, <i>Memorias tullidas del paraíso</i> es
una novela que nos pone en jaque a cada fragmento: flechas artemisas que llegan
certeras al blanco de toda duda, a tal grado de no creerse los propios
pensamientos inclusive. <i>Al vaivén del tiempo</i>, somos las líneas que
escribimos, las guerras que se asumen (como Chinito Matías) o las memorias
titubeantes de generar sus propios vínculos (las que Artemisa vacila en
proseguir). Esta novela encuentra un inusitado contrapunto con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Restauración</i> de Ave Barrera y en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Retrato involuntario</i> de Marina Azahua, tanto
por la reflexión constante como por el vértigo producido por una fotografía,
una palabra, o la actualización de un recuerdo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Para quienes hemos seguido con devoción lectora la
obra de Ingrid Solana, en este libro se concretan todas sus obsesiones (“fantasías
del alma, fragmentos de realidad”, retomando a Raymundo Ramos), vislumbradas
desde las definiciones que encabezan los cuadrantes de su <i>Barrio Verbo</i>,
hasta la fusión de géneros, evidente en sus <i>Notas inauditas</i>. Una novela
que obedece a muchas lecturas, inclusive las que se acumulen durante el proceso.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En ustedes, lectores, está descubrirlo por cuenta
propia. (Así sea.) <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Ingrid Solana.
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Memorias tullidas del paraíso</i>. México,
Dharma Books, 2021 (El Vuelacercas, 21). <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">(27/septiembre/2021)<span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-67866716542724023702021-09-13T12:00:00.011-05:002021-09-13T12:00:00.206-05:00De buena onda y rollo<div style="text-align: justify;"> </div><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Ulises
Velázquez Gil <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Cuando
Luis González y González se planteó la escritura de <i>La ronda de las generaciones</i>,
lo hizo con el fin de dar cuenta de los sucesos y las figuras que conformaron
el engranaje de México durante los siglos XIX y XX, donde “se juntan gentes de
muy distinta condición […] como si pertenecieran a la misma especie social”.
Caso similar ocurre con el campo de la cultura, donde cada época produce a sus
figuras, unas más disímiles que otras, pero espectaculares todas -con todo y
defectos, que no es poco decir. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Consciente de que la historia es más que un chisme
sabroso, Julia Santibáñez nos entrega <i>El lado B de la cultura. Codazos,
descaro y adulterios en el siglo XX</i>, donde se da cuenta de sucesos y
figuras harto conocidas, pero desde el lado que menos se les conoce, volviéndolos
tan cercanos que hasta nos extrañaría no haberles conocido en alguna de
nuestras correrías por la vida de todos los días. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En cincuenta capítulos breves, como los años que
componen un medio siglo, nos ponen al tanto de la historia propia de
escritores, pintores, actores, músicos y hasta un abogado <i>sui generis</i>, que,
como no queriendo la cosa, une más cabos que los que se podrían imaginar<span style="mso-bidi-font-style: italic;">. Un lado B que […] </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;">arroja luz sobre cómo el arte y el
pensamiento se vinculan con la vida diaria, con lo prosaico del mundo cotidiano.
En estas páginas dinamito seriedades entre la minoría bienpensante que engola
la voz para hablar de los </i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">grandes
creadores</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;">, como si fuera de otra
pasta. Resulta que también son gemebundos cuando se enamoran, tienen
supersticiones, se ponen viejos pian pianito</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Dice el refrán que “la
familia, como el sol, entre más lejos, mejor”, y ante las parentelas y dinastías
abordados por su autora nos hacen dudar un poco de tan acendrado paremio, como
podemos leer en “¿Familia de artistas? Intenseo seguro”, donde aparecen tanto
los fabulosos Revueltas como las sortílegas Campobello. </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Toda parentela que se precie guarda una oveja
negra en el clóset. Cuando entre miembros decentes despunta una bailarina o un
escritor se fractura la solidez de la patria casera, ganada a punta de
conductas ejemplares. Y cuando entre cuatro paredes hay más de un artista “llega
el empezose del acabose”, como diría Mafalda</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Tal y como sucede hasta
en las mejores familias, los personajes retratados con polaroid en este volumen
-por la brevedad de los textos, recordemos- han hecho, a la par de las labores propias
de su sexo y de su talento, chambas y oficios de cualquier tipo; “Ay, los
oficios alimenticios” da santo y seña de ello. </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Los
personajes de la cultura no siempre (ok, nunca) tienen un arranque terso en el medio.
Igual que un auto destartalado, los ingresos cascabelean, el reconocimiento
pasa aceite, la estabilidad parece jalonearse. Por eso trabajan de lo que sea,
para autobecarse en el trabajo artístico</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En el término acuñado
por Luis Buñuel -patente en el nombre del capítulo-, lo mismo encontramos a un
Juan José Arreola vendedor de tepache, a Jaime Sabines despachando telas
mientras urde </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Tarumba</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">, o a varios escritores que venden películas y
comerciales -Álvaro Mutis- o que ponen sus talentos verbales al servicio de las
marcas, como Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, Francisco Hernández y Fernando
del Paso, que hizo de ese ambiente un territorio a explorar dentro de su geografía
novelística. </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">La
literatura y la publicidad tienen más puntos en común de los que habitualmente
se reconoce. Comparten materia prima: palabras, musicalidad e imaginación.
Aunque el anuncio provoca la compra de un producto y el texto literario es el
fin en sí mismo, ambas disciplinas generan emociones. Buscan quedarse en la cabeza
del destinatario. Por eso muchos escritores bragados han vivido de marcas en
las que quién sabe si creían. Da igual</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> (“Publicistas
o el arte de dorar la píldora”). <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Una de las cosas que se
planteó la autora al momento de poner en orden </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">El
lado B de la cultura</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">, es la justa mención
de las mujeres que hicieron mella en el siglo XX, y también de algunas que se
vieron opacadas por el genio y la figura de sus esposos, colegas y hasta
familiares. A dónde quiera se pasemos las páginas o que el azar nos haga la travesura
de abrirse en equis o ye capítulo, siempre hay una mujer presta a contar sus
andanzas o de volverse visible como parte de otra historia más grande. María
Félix y </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Tongolele</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">, Elena Garro y </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">La
China</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> Mendoza, Silvia Pinal y Nahui
Ollin, Pita Amor y </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Vitola</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> (más las que se acumulen por la lectura) hacen
gala de sus talentos y maravillas, que aún siguen ganando batallas en estos
agitados </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">dosmiles</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">, donde la equidad busca volverse una sana
costumbre.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Además de conocer las
historias de gente y sucesos excepcionales, muy cercanos a nuestro bagaje
cultural, Julia Santibáñez nos obsequia a la primera oportunidad palabras de su
propia cosecha (</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">sabrosidad,
piropear, inspiradero, automuerto, malditidad</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">,
etc.), porque de la misma forma en que hacemos propia la admiración por una figura
importante, es ineludible hacer nuestra una palabra, incluso si se permite inventarla;
en ese empeño, la figura que le es más cercana es “Un bato muy acá: Tin Tan”: </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Una de sus mayores riquezas, el lenguaje
bífido, agringado, rebelde al convencionalismo, lo que hoy llamamos </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">espanglish</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">,
se le atragantaba a José Vasconcelos. </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">[…]</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> si los pochismos de las películas del bailarín
sonaban ajenos, la modernidad incorporó al español expresiones como </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">tenquiu</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">, </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">oquéi</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">, </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">uasumara</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">. Hay que
documentar que, omnívoro de palabras, el actor acuñó giros de uso caribeño como
</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">guagua, candela y tumbao</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">.
</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">De <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El lado B
de la cultura</i> podemos llenar hojas y hojas, a fin de ponderar cuidadosamente
su contenido (donde los apodos célebres, el Palacio de Lecumberri -penal de cinco
estrellas que palidecería al Hilton por albergar a grandes luminarias-, el
gusto por los gatos y hasta la cafetofilia -no del todo suscrita por <i>La
Utora</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">, su avatar hebdomadario</span>-,
etc.), pero de una cosa podemos estar seguros: de contar con un libro <i>de
buena onda y rollo,</i> que nos identifique como recipiendarios de una
tradición y como artífices de otra nueva, “por asistir a un desfile de personas
[…] que aparecen y desaparecen en un abrir y cerrar de ojos”, retomando a Luis
González y González. (Paréntesis aparte: en ese mismo tenor, la portada/contraportada
de Bernardo Fernández <i>BEF</i>, que nos remite a los murales del extinto
restaurante Prendes, a la cuasi totalidad de una conocida portada sesentera, o
a los afanes retratistas de Abel Quezada.) <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Sin picarme de profético, <i>El lado B de la
cultura</i> pinta para volverse obra de referencia obligada, y que amerita una,
dos, tres, las continuaciones necesarias. Y mientras llega ese momento, quede
aquí esta ricura de libro: deleite y celebración de sus lectores presentes,
pretéritos y futuros. (<i>Chapeau!</i>) <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Julia
Santibáñez. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El lado B de la cultura.
Codazos, descaro y adulterios en el México del siglo XX</i>. México, Reservoir
Books, 2021. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br /></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">(30/agosto/2021)<span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-20257995539630527472021-08-23T12:00:00.013-05:002021-08-23T12:00:00.200-05:00Refugio y fortaleza<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Ulises
Velázquez Gil <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: Georgia, serif;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En
alguna de sus <i>Notas inauditas</i>, Ingrid Solana nos dice que la escritura “no
se expande en la forma del libro; es, en cambio, una esquina, un tejido de
delirios y sombras, fragmentos dispersos y discontinuos, gritos, heridas y cicatrices”.
A medida que se escribe, la justa medida de nuestro trabajo se define en esas
características, en la manera en que hacen mella en el ser y hacer de todos los
días. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En este sentido, la obra de nuestras escritoras mexicanas
contemporáneas tiene para dar y prestar. Dentro del género ensayístico, digno es
saludar la aparición de <i>Un lugar seguro</i>, primer libro de Olivia Teroba,
que confirma por entero la percepción expuesta al principio de estas líneas. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Compuesto por once ensayos (uno más que en la
primera edición, de 2019), da cuenta de las inquietudes, andanzas y
aprendizajes de su autora, en el arduo proceso de hallar su propia voz, prístina
y destellante de claridad, evidentes en la siguiente profesión de fe. <i>En
mis textos no quisiera buscar una literatura “femenina” porque ni siquiera entiendo
a cabalidad qué podría hacer partiendo de esa idea. No obstante, lo que sí
quiero es ubicarme, reconocerme e intentar que de ahí surja mi escritura</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">La divisa de Olivia Teroba,
en ese sentido, es la misma de Alejandra Pizarnik: “Habla de lo que sabes”. Para
lograrlo, fija su mirada en los sucesos y las cosas que le rodean; aunque éstos
no le sean del todo halagüeños, como ocurre en su ensayo “Obra negra”: </span><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Cuando era adolescente, todo el tiempo pensaba
que no quería ser como mi madre. A partir del divorcio, ella tuvo varias
relaciones conflictivas, que repercutieron en la vida familiar. Sus problemas
emocionales se reflejaban en la estructura de nuestra casa, siempre en
construcción</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">. Con todo y los problemas
familiares (y la difícil situación que las mujeres pasan en Tlaxcala, de paso),
la autora se empeña en dar testimonio de sus vivencias, aunado a la esperanza de
asirse a la página escrita, a guisa de salvación y defensa. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">(Paréntesis aparte. En
el campo de la novela, Gilma Luque exploró en </span><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Obra
negra</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> ese tipo de altibajos familiares,
y del cómo la casa se vuelve metáfora de la vida misma. De cierta forma, ambos
textos se complementan.)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En “La culpa”, reflexiona
sobre el momento de callar y el instante para hablar: […] </span><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Nos quedamos callados, expectantes,
incómodos. Intento decir algo pero no me salen las palabras. Muchas veces tengo
esa sensación con gente que estimo, pero con quienes no comparto el lugar de
residencia, ni la profesión, ni las aficiones ni filiaciones políticas. Es decir,
sobre todo con mi familia. </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Esta percepción
sobre la valía de las palabras se entrecruza con la línea de su abuelo, también
escritor, inmerso en los trazos de su pequeña patria llamada Tlaxcala. </span><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Es una ciudad donde, quien empieza a
escribir, se encuentra con un medio literario agotado por el desencanto y el
recelo.</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> (A medida que avanzamos en su
lectura, nos será irrebatible cambiar </span><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">patria</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> por </span><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">matria</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">, porque de ella venimos y hacia ella vamos.) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Una vez que llegamos al
ensayo “Presente simple”, Olivia Teroba comparte su experiencia luego de conocer
a Elena Garro, cuya vida, obra y milagros le genera un profundo interés. Una de
las sorpresas que nos depara la literatura reside en el encuentro con autores
que comparten los mismos empeños y afanes que nosotros, y Elena Garro, a decir
de la autora, no se queda atrás. </span><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Indagar
en la biografía de Elena Garro es desembocar en un laberinto. Existen tantas
versiones de su vida como biógrafos: ella misma llegaba a contradecirse en
entrevistas </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">[…]</span><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> testimonio que utiliza la ficción como
herramienta para conducirnos a través de las experiencias desoladoras de la
paranoia, el miedo y la exclusión social</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">. En
la figura de Elena Garro se materializa la genealogía propia de la autora (elección
de antecesores, según el tópico borgiano), y, por añadidura, su constante
lectura de la obra le ayuda a consolidar su propia voz</span><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Hacia el final, los dos últimos ensayos (“No
viajaban solas” y el homónimo que da nombre al libro) se unen para afianzar una
idea toral en el ser y hacer de la autora: la <i>sororidad</i>, apoyar y apoyarse
entre mujeres, a fin de hacer más llevadero este mundo, donde Virginia Woolf y <i>Sailor
Moon</i>, por mencionar algunos ejemplos, no cesan de obsequiar lecciones de
vida, mismas que terminan, una vez asimiladas por el prisma de la experiencia,
en la página escrita, donde […]<i> hay dos claves para el trayecto: confianza y
cuidado. Confianza porque la paranoia nos hace más débiles. Y cuidado porque el
mundo es un lugar peligroso. Y la vida es frágil y por lo tanto hay que
cuidarla</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En suma, <i>Un
lugar seguro</i> da cuenta de aquellos gritos, heridas y cicatrices que
componen una vida, así también la esperanza y la grata compañía en el diario
oficio de vivir; <i>refugio y fortaleza</i>, la escritura y su ejercicio diario
no dejan de prodigar sus mejores milagros, a prueba de tiempo y para hacerle
frente a una realidad sin menor atisbo de renovación. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Dentro del panorama ensayístico en México, el
nombre de Olivia Teroba reluce con honor junto al de sus colegas Ingrid Solana,
Marina Azahua, Laura Sofía Rivero y su paisana Karen Villeda, por mencionar
sólo algunas. Desde ahora, se le auguran grandes victorias a este libro, de
cuya lectura saldremos con otra mirada, en justo proceder con la vida misma. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Quede aquí la invitación para habitar entre sus
páginas. (Así sea.) </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Olivia
Teroba. <i>Un lugar seguro</i>. 2ª ed. Guadalajara,
México, Paraíso Perdido, 2021 (Divague). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">(9/agosto/2021)</span><span style="text-align: justify;"> </span></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-41193169689172956972021-08-11T12:00:00.007-05:002021-08-11T12:00:00.200-05:00Jinetes del tiempo<div style="text-align: justify;"> </div><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Ulises
Velázquez Gil <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En
alguna parte de su <i>Red de autores</i>, José Balza nos dice que el ensayo
literario “es un cuerpo vivo, fascinante, el cual es absorbido y devuelto,
desde perspectivas formales de gran perfección y desde posiciones conceptuales
también originales”. A este respecto, el panorama del ensayo mexicano contemporáneo
tiene para dar y prestar y, en ese sentido, en los ensayistas de nuevo cuño mejor
se evidencia esa visión expuesta por Balza. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Después de transitar por los caminos
del Ateneo de la Juventud y de seguir a golpe de máquina las andanzas y maestranzas
de Alfonso Reyes, Marcos Daniel Aguilar se sube de nueva cuenta al corcel del
ensayo, para entregarnos un libro de vuelos poco más heterodoxos (¿qué ensayo
no lo es?) bajo el nombre de <i>Gestos del centauro</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Como le ocurrió a su leído
y admirado Reyes, este libro surgió de la constancia hemerográfica en varias
revistas, de la cual tenemos ocho ensayos en torno a la presencia del caballo
en el arte y en la literatura, desde la perspectiva de diversos exponentes, que
van de Julio Ruelas y Raúl Anguiano a Saint-John Perse y, para variar, el
propio Reyes: […]</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> el andar
del caballo entre las páginas de los libros y en las laterales de las pinturas
se convirtió para mí en ese pequeño detalle por explorar a través del ensayo;
porque el equino, además, es un disidente del arte, un </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">outsider</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> de la
literatura</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> […]. </span><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En la primera parte, “Pincelazos
como crines”, desfilan cuatro pintores para quienes la presencia del caballo dio
lugar a trabajos emblemáticos de su obra, como ocurre en los ensayos sobre
César Hipólito Bacle y Ernesto Icaza, quienes conocieron de buenas a primeras
al compañero de sus mejores trazos: […] </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Bacle
retrata a los mendigos pidiendo limosna arriba del caballo, pordioseros que
pasarían inadvertidos si no fuera porque están montados en su medio de transporte.
</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">[…]</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> Además,
César Hipólito retrata la vida en los corrales y hasta el tráfico en los
caminos debido al encuentro entre vehículos dirigidos por los cuadrúpedos </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">(“Monografía desbocada del infausto César Hipólito
Bacle”);</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> La verosimilitud de sus
cuadros es incomparable, la dimensión de las figuras y de longitud de las
profundidades son siempre las correctas. Pintaba con maestría a los personajes
y animales con movimientos reales, con fondos llanos y cielos altos que a
primera vista hacen soñar al espectador con una cálida y jovial tarde de campo
para rememorar aquel amor por la tierra</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> (“Ernesto
Icaza: del caballo al caballete”)</span><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Completan la cuarteta plástica dos mexicanos espectaculares,
por heterodoxos (Julio Ruelas) y volcánicos (Raúl Anguiano). Vayamos primero
con el contemporáneo de los ateneístas. <i>Si alguna vez ya se había autorretratado
cual fauno ahorcado en un árbol, probablemente Julio sea aquel personaje de una
de sus viñetas, donde un miserable hombre es amarrado de un pie a la cola de un
equino para que éste, a toda velocidad, le desgarre la piel, le rompa el alma y
el deseo </i>(“Un fauno retrata al centauro: Julio Ruelas”). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Con todo y la brevedad de “Pinceladas del
rejoneador: Raúl Anguiano”, es el de mayor expresividad en cuanto a la
presencia equina dentro de su obra, pero a ratos -y a golpe de párrafo- busca
estallar (y estallarse frente al lector) su fuerza taurina, responsable de
textos memorables de José Bergamín o de Jorge F. Hernández -cuyo apotegma bien
podría aplicarse a nuestro autor: “Escribir es torear”. <i>¿Qué le gustaba </i>[…]<i>
al artista que también pintó las costumbres del campo y de la clase trabajadora
de México? Le agradó, sobre todo, el momento álgido en que el caos se adueñaba
del espacio: cuando el toro de lidia embestía sobre el peto del caballo y
cuando al perder el equilibrio todo se iba al suelo, provocando el peligro y la
imagen de la muerte</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Para la cuarteta reunida en “Utopía del centauro”,
Marcos Daniel Aguilar llega a terrenos más o menos conocidos, es decir, de
gente de pluma que hizo del caballo parte de sus páginas memorables; Jorge Luis
Borges, Saint-John Perse, el <i>Martín Fierro</i>, <i>Don Segundo Sombra</i> y
un viejo conocido suyo, que, por sabido, omitimos por mientras. En “Gaucho
bueno en pingo, gaucho malo en redomón” tenemos una pequeña gran lección de Historia,
donde por fuerza es preciso echar mano de las obras literarias surgidas a la
par del proceso histórico (en este caso, de Argentina y Uruguay, y la figura
del <i>gaucho</i>): […] <i style="mso-bidi-font-style: normal;">por medio de las
palabras todavía se respira el olor a campo fresco y a mate amargo, se escucha
el galope de la tropa y el relincho de un potro recién domado, un mugido vacuno
y la enorme sombra de un gaucho bueno o de un gaucho malo</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Si de altos vuelos hablamos, qué mejor ejemplo de
ello es “Alfonso Reyes, poesía a lomo y galope”, donde el autor sigue fiel a su
experiencia alfonsina; en concreto, a su relación con el ser equino. <i>Reyes,
apasionado de la literatura, de la historia y conocedor de leyendas épicas gracias
a su ascendencia militar, describió con su pluma varios episodios en que la
furia del equino sirvió para dar golpes certeros en el campo de acción. Episodios
que van de la mitología a la historia real y de la historia a lo anecdótico, en
donde la batalla a caballo siempre está presente y de manera indisoluble</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Sobre Saint-John Perse y Jorge Luis Borges, el
autor enfatiza el tópico equino en sendas obras como <i>Anábasis</i> o el <i>Manual
de zoología fantástica</i>. <i>A pie y a caballo son los dos medios que el
poeta forjó para introducirse a los oscuros abismos de la esencia de la
humanidad, o de la tierra prometida, que a final de cuentas es la manera para
conocer cualquier nación, pueblo o persona </i>(“Cabalgata del caribeño
Saint-John Perse”); […]<i> a diferencia de los indígenas americanos, los
helenos ya conocían al animal, por lo que probablemente el centauro griego sea
producto de una “imaginación deliberada, y no de una confusión ignorante”, como
les ocurrió a los nativos de las tierras que hoy son México</i> (“Borges visita
el zoológico”). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Luego de la lectura de <i>Gestos del centauro</i>,
no nos cabrá mayor duda sobre el acertado juicio de José Balza acerca del
ensayo literario, del cual Marcos Daniel Aguilar se ocupó en este breve volumen
de grandes afanes: “¿cuántos equinos más habrá escondidos entre las historias
que leemos y vemos? ¿Cuántos podrán hablarnos sobre nuestra propia existencia
en la Tierra?” Mientras esa pregunta busca su respuesta, varios <i>jinetes del
tiempo</i> le harán el quite a nuestro autor, y llevar a buen cometido su
empresa de encontrarlos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Para quienes hemos seguido la trayectoria de
Marcos Daniel Aguilar, nos encontramos de frente con su libro más atípico, no
por ello exento de claridad y elegancia en la prosa, que la habla de tú a sus
maestros y colegas de ayer, hoy y siempre. (Quede aquí su dedicada lectura. De verdad.)
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Marcos
Daniel Aguilar. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gestos del centauro</i>. México,
Ediciones Periféricas/ Instituto Tuxteco de Arte y Cultura, 2021. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">(28/julio/2021)<span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-88483146645718599822021-08-06T12:00:00.009-05:002021-08-06T12:00:00.238-05:00Vértigo y fascinación<div style="text-align: justify;"><br /></div><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Ulises
Velázquez Gil <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p> </o:p></span><span style="font-family: Georgia, serif;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">“Uno escribe para dejar constancia de lo
imaginario o como artificio de la memoria. Las palabras son vehículo para la
descripción de lo irreal e inasible y también el retrato de lo real y fidedigno”.
Una vez leídas estas palabras de Jorge F. Hernández, no nos cabrá mayor duda en
decir que le quedarían muy bien a un cuentista, navegante de dos aguas (lo
inasible y lo fidedigno), donde al final del día su cuidada prosa y el amor al
detalle destellen por los cuatro costados. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Y cuando esas cualidades recaen en una pluma de
cuño reciente, los resultados no dejarán de sorprendernos y éste es el caso. Después
de breves apariciones en antologías, cuadernillos de corto alcance y volúmenes
colectivos, Jazmín García Vázquez nos entrega su primer libro, que destella constancia
y talento desmedido en un género de grandes afanes, pero conciso en forma y
fondo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Después del exilio</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> se compone por quince cuentos</span><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">, donde
se pasean, como por casa propia, el terror y la ciencia ficción, y aunque por
instantes su breve extensión genere desconcierto, su eficacia es notoria en cuanto
a tener su historia muy bien cuajada. Entremos en materia.<span style="mso-bidi-font-style: italic;"> Por el lado del terror, la autora posee un
dominio muy marcado del género, como puede verse en “Un crimen”, “Bajo la cama”
o “La otra familia”, pero es en “Los hombres perseguidos” donde esto mejor se
evidencia. </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Santiago observó al hombre,
se preguntaba cuántos años tendría, cuantos realmente había vivido e imaginaba
a sus hijos esperándolo llegar a casa. De golpe, todos esos escenarios elaborados
en su cabeza fueron derribados y otros más ocupados por esa mujer diciendo: </i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">Ya es hora.</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Sólo bastó que la última palabra se deslizara fuera de su maldita boca
para que el sujeto cayera “accidentalmente” a las vías del tren justo cuando el
inmenso gusano metálico se acercaba a toda velocidad. La sangre invadió las
vías y el terror las miradas, pero nada conmovía el hierático ser de la mujer,
quien se mostraba orgullosa de haber terminado un trabajo a tiempo</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Por otro lado, la
ciencia ficción predomina en la segunda mitad del libro, con cuentos de
temática futurista en los que el juego de las posibilidades (donde el </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">hubiera</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">
se conjugue en todos los tiempos) echa mano de extraños artefactos y nos presenta
toda suerte de historias. En “El mundo futuro”, una ilusión de antaño encuentra
el pretexto perfecto para realizarse una vez que echa mano de la tecnología -con
música de Mecano a guisa de banda sonora. </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">La
creación de las personas virtuales o sustitutos, como muchos los llamaban, representó
una bendición para las familias que habían perdido a sus seres queridos, para
quienes no podían tener hijos e incluso para aquellos, los menos, que deseaban
la dicha de tener un hijo, pero poseían la astucia o pereza de querer sólo las
ventajas</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En “Sleep Easy®” y “Dejà
vu 40” el </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">hubiera</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> sí puede realizarse, porque tanto los sueños como
la realidad pueden modificarse a complacencia, o más bien, para sobornar al
destino. </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">¡El insomnio y las pesadillas
quedaron atrás! Con Sleep Easy®, un fácil procedimiento médico, dormir será la
mejor parte del día. En el momento en que manifieste deseos de descansar, Sleep
Easy® hará efecto y usted disfrutará de un sueño placentero… Al terminar el
comercial, el noticiario informó acerca de una secretaria que había envenenado
a dos célebres empresarios durante una junta de negocios</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">. Para el segundo caso, por muy eficaces que sean
los artificios tecnológicos, una cosa es segura: lo irreductible de la conducta
humana. </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Viajar en el tiempo
siempre se ha pensado una imposibilidad </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">[…]</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">, pero ciertamente se trata de una habilidad
natural en nosotros. Cada vez que experimentamos un </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">dejà vu</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">, en
realidad se efectúa un salto en el tiempo. Tenemos la sensación de haber vivido
ese momento porque de verdad sucedió</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">.</span><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> (También
esto puede verse en “La niña que sonríe”, un cuento tan desolador como luminoso
-patentes en el objeto y en la imagen que da lugar a la historia-, que no le hubiera
disgustado del todo a P. D. James, autora de distopías de reciente factura.) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Como suele pasar con los grandes libros de cuento,
siempre hay un momento para el humor, y éste sale a escena en “Anticuario”, donde
el valor histórico se reduce a una transacción comercial, y en “Exilio”, cuya añoranza
del Edén perdido se torna desilusión del signo, a decir de Raymundo Ramos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Con todo, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Después
del exilio</i> es un libro perfecto a todas luces, por la diversidad de enfoques
plasmados en cada una de sus historias, y una cuidada prosa que no requiere de
adjetivos despampanantes; <i>vértigo y fascinación</i> que evidencian una consumada
maestría en el oficio de contar, por cuyo sendero antes ya transitaron Juan José
Arreola y René Avilés Fabila, y hoy día, Atenea Cruz y Andrea Chapela, por mencionar
algunos nombres. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Luego de terminar su lectura, no dudo en coincidir
con Jorge F. Hernández (cuya obra también es, en el buen sentido, puro cuento)
en que se escribe cuento “no al servicio de un engaño, sino por el placer de
materializar los sueños”, y en ese sentido, el libro de Jazmín García Vázquez
ya logró ese cometido. Mientras esperamos su siguiente obra, quede aquí su profesión
de fe hacia un género espectacular. (Así sea.) <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Jazmín
García Vázquez. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Después del exilio</i>. México,
LibrObjeto, 2021 (Boleto para cualquier parte, 1). <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">(23/julio/2021)<span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-6102583247818834112021-08-02T12:00:00.012-05:002021-08-02T12:00:00.198-05:00Saber en un parpadeo<div style="text-align: justify;"> </div><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Ulises
Velázquez Gil <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En
alguna de las canciones que conforman el <i>Viaje épico hacia la nada</i> del
grupo español Love of Lesbian, podemos encontrar la siguiente frase: “Unos días
soy y otros días sé”. A medida que se ejerce el oficio de la escritura, no
faltarán instantes donde lo escrito es un instante de nuestra vida o la
impronta del conocimiento adquirido. Aun así, ambos escenarios nos ayudan a
definir mejor el lugar que ocupamos en el tiempo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Para quienes hemos seguido la
trayectoria de Andrea Chapela, ésta se compone de primeras incursiones, tanto
en la novela, el cuento y ahora con el ensayo en el volumen que ahora nos
ocupa: <i>Grados de miopía</i>, donde sus inquietudes confluyen hacia la misma
línea, a fin de buscarle explicación alguna de las cosas que le rodean; concretamente,
las que se encuentran -literalmente- a primera vista.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="mso-bidi-font-style: italic;">En los tres capítulos de </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Grados
de miopía</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">, se busca conocer el
engranaje secreto que une a la ciencia con la literatura, a partir de tres fenómenos
visuales, en aras de comprender su visión periférica del tema, o, por lo menos,
de la ciencia</span>. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Antes de escribir
busco modelos para orientarme. Es un remanente en mi educación científica. Confío
en las definiciones para dar claridad desde el principio y siento que es más
fácil entender algo si se le nombra. </i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">[…]</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Ver la ciencia desde un punto de vista
poético es buscar en el extrañamiento una especie de reencuentro.</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">El primer ensayo del libro, “El acto de ver a
través”, se compone de sesenta apartados, a guisa de apuntes, donde la autora
plasma sus pesquisas como inquietudes; interrogantes a final de cuentas. Veamos
algunas de éstas: <i>Fluir: los átomos pueden desplazarse con facilidad, no
están atados entre sí, no están estáticos. Los fluidos fluyen (es una
característica, no un pleonasmo; el lenguaje científico no teme la repetición)
porque ante cualquier fuerza se modifican, no ponen resistencia. La Matemática
me decía: “Eres como un fluido, te acoplas a los contenedores, te modificas,
frente a un obstáculo eliges rodearlo”. Tan fácil lo científico se vuelve metafórico.
</i>[…] <i>¿Cómo escribir de ciencia desde afuera? ¿Cómo dejar de ver a través del
lenguaje, de usarlo como herramienta, de pretender que hay exactitud en las
palabras? ¿Qué le pasa a las palabras científicas al observarlas? Si se
estirara la metáfora, diría que se desestabilizan y cambian de estado de
agregación.</i> […] <i>Planeo con cuidado mi visita al Palacio de Cristal. Voy
sola y camino por el Retiro un día en el que la llegada ya se está
transformando en rutina</i>. (A medida que nos adentramos en este ensayo, no
dudaría en decir que <i>rutina</i> acabaría por volverse <i>retina</i>…)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">El segundo ensayo, “El acto de verse”, se compone
de varias partes, todas iniciando de la misma forma (“Podría comenzar…”), donde
se da pauta a toda serie de posibilidades, sea para llegar a un mismo punto, sea
para replantearse la resolución de un problema, o simplemente dar libre curso a
una idea, un recuerdo e incluso la negación de ambos. Queden aquí algunos
ejemplos: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Podría comenzar diciendo que
los espejos son inútiles si nadie se contempla en ellos. Decir: la historia de
los espejos es la historia de mirar(se).</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;"> […]</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Podría comenzar así:
yo frente al espejo, buscando mi semblante, dejo pasar la luz</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">.</span> <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Contemplar un espejo, fabricarlo, citar a Lacan,
recordar su estancia en Madrid o ver una fotografía, por mencionar otras cosas,
son una forma de resumir el acto de verse, de hallar en su reflejo el envés de
las cosas, su maquinaria oculta y propia que le da sentido a su presencia en
este mundo. A este respecto, recuerdo que en una entrevista al escritor colombiano
Álvaro Mutis, éste recordaba lo que alguna vez su madre le dijo: “Detrás de
todas las cosas está usted”. Con el tiempo, Mutis descubrió allí la esencia de
la literatura. (Paréntesis aparte: la misma frase con que inicia cada sección
de este ensayo remite un poco a la estructura de <i>Si una noche de invierno un
viajero</i> de Italo Calvino, novela compuesta solamente por inicios de novela;
aunque, en el caso de Andrea Chapela, la tentación del principio busca
traspasar el lindero de la primera línea…)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Una vez conocido el vaivén de ideas y sucesos que
llevan a la autora para urdir estos ensayos, llegamos así al tercero que cierra
este volumen, “La historia de ver”, donde ciencia y cultura se alternan sin
mayores distinciones, confluyendo -¡ahora sí!- hacia el conocimiento, o la
obtención de éste: […] <i>Tardé mucho tiempo en aceptar que escribir me ayudaba
a entender las preguntas y no a encerrar las respuestas, pero a veces me
gustaría tener la claridad y seguridad de las matemáticas, poder declarar
fácilmente “esto es lo que quería demostrar”. </i>[…]<i> Tengo que escribir mi
versión; aunque me aleje de mí misma y me acerque a la ciencia</i>. […] <i>Envidio
como Da Vinci logra hacer de lo artístico algo científico, así como yo quiero
hacer de lo científico algo personal. </i>[…] <i>Pero el arte, a diferencia de
la ciencia, suele tergiversar la realidad y es imposible saber si la fotografía
es verdadera o falsa</i>. […]<i> Pero la ciencia no puede ser sólo una abstracción
objetiva, así como escribir no se trata sólo de lo subjetivo y sentimental. Hay
un lugar, tal vez sin nombre, donde coexisten</i>. Y ese lugar sólo existe en
la página misma, “para alcanzar este innegable paraíso del espíritu donde la
primera respuesta a todas las preguntas es preguntarlas”, a decir de Ikram
Antaki. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En suma, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Grados
de miopía</i> reúne tanto inquietudes científicas como el compromiso con la
escritura, a fin de encontrar el entramado propio de las cosas, de justipreciar
su presencia en este mundo mediante un constante cuestionamiento; <i>saber en
un parpadeo</i> que no deja de prodigar milagros como maravillas. En la ardua
empresa de unir ciencia y literatura, Andrea Chapela tiene en Julieta Fierro y
la propia Ikram Antaki a sus consumadas antecesoras, y en Mariel Damián y
Jazmín García Vázquez a sus compañeras de viaje, en cuya obra destella esa
grandiosa fusión. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Desde ahora ya esperamos con gusto su siguiente
obra, donde se reafirmen curiosidad y talento desmedido. Quede en ustedes confirmarlo
a primera, segunda, tercera vista inclusive. (Así sea.) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Andrea
Chapela. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Grados de miopía</i>. México, Secretaría
de Cultura-Dirección General de Publicaciones, 2019 (Fondo Editorial Tierra
Adentro). <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">(19/julio/2021)<span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3581364627446956554.post-84226358648811201272021-06-28T12:00:00.016-05:002021-06-28T12:00:00.211-05:00Una docena bien contada<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Ulises
Velázquez Gil</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">En
alguna parte de <i>Somos cuentos de cuentos</i>, José Saramago nos dice lo
siguiente: “¿Qué hacemos, los que escribimos? Nada más que contar historias”.
Sin importar el género o si se lleva el oficio en las venas, una buena historia
no se hace esperar; sin embargo, ésta se disfruta mejor cuando cuaja de principio
a fin, y en este sentido, el cuento es su denominación de origen. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> Después de incursionar en el ensayo
de corto y largo aliento -con una breve escala poética-, Héctor Iván González
se interna por los senderos del cuento para entregarnos su primera carta de navegaciones
bajo el nombre de <i>Los grandes hits de Shanna McCullough</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Compuesto por doce cuentos
(cuyo número me recuerda otro libro, de peregrina estampa), además de una prosa
elegante y fluida, en éstos se denota un amor al detalle y una historia redonda
en cuanto a su desarrollo, cuya atención de mantiene firme de principio a fin.
Tal y como se puede ver en “Una historia (History)”, donde uno se sabe narrado
mientras haya alguien dispuesto a conocer tu historia: […]</span><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> en realidad me encuentro ante los límites de
una palabra, porque no sé si su historia es más una </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">History</span><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> que una </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">storiette</span><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">. Quizá
el cúmulo, el contacto, el juego y la continuidad de historias (</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Storiettes</span><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">)
van formando tu Historia (</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">History</span><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">). Y en realidad me conmueve darme cuenta de
que así como esta palabrita, tú te desarrollas en varios planos, por lo menos
en más de dos</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">. Una evocación y encuentro
con una mujer se vuelve, de manera periférica, en una breve reflexión acerca
del cuento, del cómo una historia puede formar parte de otra más grande, y viceversa.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">De igual manera, un
mismo personaje apenas esbozado en una historia se torne figura elemental en
otra, como ocurre con Shanna McCullough, de breve mención en “El ánima de Venus”
(</span><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Las siguientes ocasiones fueron
más objetivas, debo admitir: entrabas y empezabas a analizar a la “heroína”,
podría ser “Rebequina”, “Dany Cheeks”, “Mariette”, “Silvia Saint”, “Shanna
McCullough” o “Rebbecca Wild”. No sé si sólo yo me fijaba en esos detalles,
tampoco sé si era la única, pero veía el filme como si estuviera en la sala de
Cannes</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">), mientras que en el relato que da
nombre al volumen de marras, su vida, reservada al anonimato de la pantalla de
plata, se vuelve arranque de biografía para consumo personal. </span><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Me fui adentrando en el mundo de Shanna, ya
no veía videos de nadie más. Ninguna me interesaba más que ella, incluso me propuse
ver otras </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">pornstars</span><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">, aunque no conseguía sentir nada. </span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">[…]</span><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> Era como
un acto de fidelidad hacia ella. También deseaba que recibiera la celebridad
que merecía, una fama que era muy superior a la que hasta ese momento le habían
otorgado</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">. (Si no podemos hacer nuestras
esas obsesiones, al menos, el esmero por contarlas sí deber serlo…) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Una constante en </span><i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Los grandes hits de Shanna McCullough</span></i><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> es la presencia de mujeres que destellan encanto y
sorpresa en la medida que Héctor Iván González nos las presenta. “Ágata”, por
ejemplo, nos devela a una belleza rara, cuyos mensajes de texto pecan de ingenuidad
y adolecen de buena ortografía (como los recados de la novia en turno en “El
principio del placer” de José Emilio Pacheco), y en “Golpe de temperatura”, por
el contrario, nos presenta al polo opuesto, Mercedes, que también se vuelve
obsesión para el protagonista, cuya intrepidez hacia ella se queda en mera
ingenuidad al conocerle un lado nada luminoso. (En ambos casos, el placer es
autoflagelante.)</span><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;"> <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Otra característica digna de notar, la fluidez con
que transcurren los sucesos plasmados en cada cuento, que constantemente nos
dan la impresión de estar frente a una pantalla de cine, y no es para menos,
porque un buen cuento se escribe con el mismo cuidado y dedicación a los
aplicados para la realización de una película. (Si varios de estos cuentos
pudieran llevarse a la pantalla grande, entre Damián Szifron y Quentin
Tarantino se daría el toma y daca por la silla del director, o por lo menos,
para adaptar el guion.) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Una condición <i>sine qua non</i> en toda primera
incursión en un género nuevo es la presencia de los autores leídos y admirados:
la elección de la propia genealogía, siguiendo el precepto de Jorge Luis
Borges, a quien Héctor Iván González rinde pleitesía en “Caravan”, o en “La
noche es igual en todas partes”, donde estrecha la mano de Julio Cortázar. Pero
el ejercicio de admiración no se queda ahí, sino que se amplia en “La última
noche”, de hilo policial y escenarios norteños, donde saluda a sus clásicos
contemporáneos como Daniel Sada, o en el caso de “Buscadores de tesoros, Inc.”,
donde las travesuras del azar nos remiten a Jorge F. Hernández y su búsqueda de
<i>El álgebra del misterio</i>, y, desde luego, al <i>arte de fantasmas</i> -frase
de José de la Colina con que definió al cine- que hace eco en más de un cuento.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">(Paréntesis aparte. Como parte de esa persistencia
cinematográfica, no dudaría en añadirle su propia banda sonora a cada cuento.
Por ejemplo, al finalizar “Caravan”, escuchar “Et maintenant” de Gilbert Becaud
a guisa de créditos finales; de igual manera con “Alma de loca” de Adriana Varela
para “Una historia (History)”, o “With a little help to my friends” en la
versión de Joe Cocker para “Buscadores de tesoros, Inc.”, ideal para evocar una
aproximación de la felicidad o el reintegro de una realidad sin tapujos. Hasta “Lanzallamas”
tendría un énfasis apocalíptico con Piazzolla a guisa de <i>soundtrack</i>…) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Con todo, <i>Los
grandes hits de Shanna McCullough</i> da muestra de un consumado oficio de
narrador, que se lanza al ruedo una vez que su historia en proceso de contar le
sale al encuentro; <i>una docena bien contada</i> donde se evidencia una posible
respuesta a la interrogante de Saramago referida al principio de estas líneas: “En
el fondo creo que nunca seremos más que la memoria que tenemos. Y que esa es la
única y plausible historia que podemos contar […], en los personajes que vamos
inventando, a su vez inventores de nosotros mismos”. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 150%;">Quede aquí constancia de un escritor non, en
espera de que sus intenciones se vuelvan invenciones, por obra y gracia de la
literatura. (Así sea.) </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif;">Héctor Iván
González. <i>Los grandes hits de Shanna McCullough</i>.
Monterrey, México, Dieci7iete Editorial, 2021 (Entre Fronteras). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: Georgia, serif;">(14/junio/2021)</span><span style="text-align: justify;"> </span></p>la Presidencia de la NRBhttp://www.blogger.com/profile/04970055825703956039noreply@blogger.com0