Ulises Velázquez
Gil
En la historia de la literatura, quienes
pasan por el cedazo de la crítica y la ficción tanto el Antiguo y el Nuevo
Testamento, no pasa que los tilden de apóstatas, reformistas o simplemente
blasfemos o demoníacos, según sea el caso. No hay escritor que no haya hecho
esto, sea para entretener, sea para echar el ácido crítico. Desde Nikos
Kazantzakis hasta Lanza del Vasto, en ambas orillas del charco, ejemplos
sobran.
En el caso de René Avilés
Fabila, esta condición no le es ajena; desde sus primeros cuentos, reunidos en Hacia el fin del mundo (libro que ya
cumplió sus primeros 41 años de publicado), hasta sus Fantasías en carrusel, puede verse la forma mordaz como describe –a
su manera– conocidas estampas de la Biblia. Ahora nos entrega un volumen bastante
heterodoxo (hasta para él mismo): El
Evangelio según René Avilés Fabila. Dicho volumen está conformado por una
serie de ensayos acerca de algunas historias bíblicas (convertidas en lugar
común gracias al cine en todas sus vertientes), pero con una perspectiva
vidriosa, es decir, buscando una explicación un poco más lógica. ¿A qué me
refiero?
Donde el lugar común y la Iglesia encuentran un
ambiente donde impera la paz y un cierto aroma divino, en realidad se respira
un dulce olor a guerra; que si el demonio existe para hacerle contrapeso al
supremo, que los héroes bíblicos fueron los primeros kamikaze, o ya de plano, saber que el Jesús ensalzado hasta las
cachas por la Iglesia
no es más que una versión semioriental de un líder político, entre otras cosas,
las encuentra René a través de varios ensayos y artículos. Pero como su
prosapia narrativa se cuela hasta la cocina, cabe resaltar una serie de
minificciones en torno al Diablo, las cuales, cabe decir, son de lo mejor. (Si en
un futuro próximo Avilés Fabila planea actualizar sus Fantasías en carrusel, no dudaría en sugerirle una nueva sección
con estos cuentos.)
Bien sé que hay muchas cosas
por decir de El Evangelio según René
Avilés Fabila, pero por ahora me limito a recomendar su lectura (católicos
recalcitrantes y sectarios del Yunque, abstenerse), y así disfrutar de una
prosa sin concesiones, digna de la prosapia fantástica que prosiguieron Jorge
Luis Borges y Juan José Arreola. Un libro que sí puede picarse de polémico,
pero también ameno. De verdad.
René
Avilés Fabila. El Evangelio según René
Avilés Fabila. México, Plan C, 2009. (La mosca muerta, 23)
(29/agosto/2011)
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