Ulises Velázquez Gil
En este 2014, y como se habrán imaginado,
la página que albergaba mi espacio estuvo en una serie de altibajos, los cuales
influyeron sobremanera en la continuidad de la columna de quien esto escribe;
aún así, el interés por compartir mis hallazgos bibliográficos no disminuyó del
todo, y aunque mis colaboraciones fueron pocas, no así mis lecturas. (Quede
aquí constancia de ello.)
Al momento de hacer el
listado definitivo de los libros que leí en este año, resolví quedarme con los
que resumen una deuda de cariñosa lectura, misma que, andando el tiempo,
convertirá a un callado lector en un consumado colega. Con todo, la lectura como agradecimiento es el eje
conductor de este espacio, en sus muchos avatares. He aquí esta selección.
1) ¿Te gusta el látex, cielo? (Nadia
Villafuerte) Una galería de personajes que viven en una frontera constante, sea
la de sus pensamientos, sea la de sus acciones, pero que al final tienen la
última palabra. Personajes a salto de mata, queda en ustedes seguirles la
huella… o perderles de vista.
2) Dodo (Karen Villeda) Itinerario por partida
doble a través de la poesía, que nos lleva a conocer las dos caras de una
tripulación ávida de aventuras y de ambiciones; por un lado, la incertidumbre
al llegar a tierras extrañas, y por el otro, las secretas intenciones de cada
viajero sobre un ave extrañamente preciada.
3) Filosofía
y vocación (Aurelia Valero Pie) Recuento de aprendizajes al amparo
del filósofo transterrado José Gaos, en cuyos discípulos y pares disentir y
coincidir son parte primordial de la conversación y de la polémica suscitadas
en pro del conocimiento. A más de medio siglo de distancia, aquellas
discusiones resuenan en la actualidad como si apenas ayer hubieran comenzado.
4) Ignacio Allende. Una biografía (Adriana
Rivas de la Chica) Justa y oportuna biografía sobre uno de los caudillos de la
Guerra de Independencia, que redimensiona su lugar correspondiente en la
historia mexicana; de indispensable lectura si deseamos conocer todas las
perspectivas de la época.
5) Andrés y Diego en la muerte de Frida (Rafael
Gaona) En este año se cumplieron 60 años de la muerte de Frida Kahlo, y esta
novela, que además de dar cuenta de los sucesos previos al sepelio de la pintora,
nos contó la historia de un escritor íntegro de vida y obra: Andrés Iduarte, en
quien recayó toda la responsabilidad del suceso.
6) Cuaderno ideal (Brenda Lozano) Para
comprender mejor las sinrazones de la distancia, nada como llevar un diario a
guisa de bitácora y de terapia contra el olvido, así también para poner en
orden las cosas. Esta novela agrupa todo ello y un poco más, para reconocer, de
una vez por todas, que hay mucho de Ulises en Penélope.
7) Señorita Vodka (Susana Iglesias) Las
andanzas de una teibolera por varias ciudades que se le escapan de las manos,
donde descubre hasta qué punto un amor puede devastar una vida o hasta que
profundo se puede caer en aras de reconocer el papel jugado en un mundo lleno
de mentiras y de falsas esperanzas.
8) Los ingrávidos (Valeria Luiselli) Dos
historias paralelas que tienen como escenario la ciudad de Nueva York, donde la
memoria, el exilio y los pasos de un poeta por una ciudad ajena hacen que una
editora descubra una historia que podría ser la suya. (Si las ciudades
destruyen las costumbres, como sugería conocido compositor, en ésta hasta se reescriben.)
9) Al calor de la amistad (Octavio Paz/José
Luis Martínez) Recuento de varias décadas de constancia epistolar, muestra de
una amistad ejemplar que resistió a todos los embates de su entorno nacional e
internacional; dos vidas generosas e inteligentes unidas bajo el esmeril de la
palabra, a prueba de tiempo, donde la honestidad intelectual brilla en cada
línea, letra por letra.
10) Permiso para el amor (Efraín Huerta) En
este año, pletórico en antologías y reediciones, este breve florilegio da fe de
la poesía amorosa de Efraín Huerta, como otra manera de cantarle al tiempo y a
la ciudad; una sencilla y grata manera de acercarse a un glorioso centenario.
11) Ausencia compartida (Marina Azahua) Galería
de treinta ensayos donde la mirada se pone constantemente a prueba; entre
fotografías, instalaciones, películas y esculturas, nuestra percepción pasa del
vértigo a la certeza, porque detrás de cada objeto hay algo de nosotros mismos
esperando salir a la luz.
12) Barrio Verbo (Ingrid Solana) A cada
instante, el mundo y su velocidad requieren de muchas lecturas, en aras de
ganarle al tiempo algunas partidas; los veinticuatro ensayos de este libro dan
fe de esa empresa, donde al final de la lectura, será otra la manera de entablar
guerra con las cosas.
13) Moho (Paulette Jonguitud) Un viaje al interior
de una mujer que descubre, a través de un extraño pasajero de su cuerpo, los
rescoldos de un acre pasado y los desconciertos de un presente sin invitación
previa; una novela que merece varias lecturas, apelando al significado de aquel
extraño inquilino de la protagonista.
14) Antología personal (José Revueltas) En este
año de gloriosos centenarios, digno es acercarse a la primera antología de un
escritor comprometido con su tiempo, pero ante todo, con la palabra misma;
cuentos y fragmentos de novela como prueba de vida en espera de suscitar en el
lector contemplación y detenimiento.
15) Un pedigrí (Patrick Modiano) Escrita cuando
su autor cumplió 60 años, esta novela es un ajuste de cuentas con las vidas
paralelas y disímiles de sus padres; así también, toma de conciencia en primera
persona en aras de justipreciar su presencia en un mundo difícil de domesticar.
(Quede la escritura como instrumento para lograrlo.)
En espera de coincidir en el
2015 que se avecina cada vez más, reciban mis mejores deseos y por aquí
seguiremos, en la marcha de las letras, a la busca de un paréntesis aparte. Lo
demás sólo el tiempo y nada más.
(¡Muchas
gracias a ustedes!)