Ulises Velázquez Gil
En la cocina como en las letras, ha
existido una frase, engorrosa como ingenua, que causa escozor por donde quiera
que se vea, y cuya respuesta raya en la estupidez: “Pásame la receta…”. Y
aunque la mayor parte del tiempo solemos darle largas al asunto, por honor a la
verdad no lo hacemos por completo. Sin embargo, muy pocos sí se animan a dar
sus pasos para cocinar
tanto un suculento caldo como un cuento portentoso.
Atípico hasta para sí mismo,
Óscar de la Borbolla ,
luego de una copiosa trayectoria como narrador iconoclasta, hace un alto en el
camino y nos entrega su Manual
de creación literaria, a guisa de “instructivo” para confeccionar
obras literarias. (A primera vista, se pensaría que este libro aumente el
“enorme cerro de lo prescindible”, empleando una expresión de Antonio Alatorre,
y que para preceptivas hechas por escritores tenemos volúmenes de entrevistas,
y para manuales de teoría literaria, los abultados anaqueles de las bibliotecas
universitarias, pero no suele ser así.)
Reza el lugar común que se
comienza temprano a leer y tarde, a escribir; y que para dejar de hacerlo,
solamente habría que invertir los factores. En el caso del Óscar de la Borbolla que urdió este Manual…, ambos casos, amén de
complementarse –como en toda dialéctica que se respete–, se renuevan con un
toque muy personal. Veamos que sucede.
Dividido en diez capítulos,
De la Borbolla
nos entrega los pasos y/o características con que una obra literaria debe
contar para serlo del todo, y aunque sea enfático en ceñirlas al tópico
narrativo, se prestan también a otros géneros, como el ensayo y hasta la
poesía, si me permiten decirlo. Inclusive, el propio autor nos comparte su pro domo sua. Helo aquí: En este Manual no he de discutir la validez de una u
otra postura, más bien tomaré de una y otra los elementos que permitan a los
escritores noveles hacerse de algunas armas que fecunden su producción […] la hechura de un cuento, de una novela o
de un poema tiene que ser acometida con un elevado grado de conciencia y
disponiendo del mayor número posible de conocimientos prácticos, pues de lo que
se trata es de llegar a dominar el lenguaje para hacer con él lo que se desee.
A medida que avanza la
lectura, una voz inusitadamente familiar nos acompaña en ese recorrido cuando
aspectos a analizar como la
Verosimilitud , la Velocidad , la Visibilidad , la Ambigüedad y hasta el
Humor aparecen frente a nuestros ojos. Sí, seguro lo habrá adivinado, se trata
de otro atípico de las letras, de nombre Italo Calvino y sus Seis propuestas
para el próximo milenio, obra fundamental –pese a lo trunco de su conclusión,
dado que el autor falleció poco antes de trabajarlas a fondo en Harvard, en
1985– en toda bibliografía sobre temas literarios. Pero, a diferencia de otras
publicaciones, donde se cita de manera inmisericorde uno o varios teóricos, De la Borbolla hace suyos los
postulados de Calvino y los adapta a su
realidad como narrador a contracorriente. Hablando de adaptaciones, también
hace lo propio con otros términos procedentes del ámbito académico; desde
Vladimir Propp y Gerard Genette hasta Cesare Segre y Roland Barthes, el autor
se asume endeudado con una colega suya, Helena Beristain, cuyas investigaciones
sobre el análisis estructural del texto contribuyeron a que aspectos como
Historia Subterránea, Voces Narrativas, Economía Expresiva y Fronteras
Genéricas tengan su toral participación en este Manual.
Una vez asimilados los
conocimientos de una y otra vertiente, Óscar de la Borbolla introduce una
“tercera vía”, es decir, su propia experiencia como narrador, y esto, a mi
parecer, se logra mediante dos formas: una, aplicando “lo aprendido” en sus
propios cuentos y novelas, y otra, gracias a su Método para generar historias, suerte de taller
itinerante de escritura creativa. En la confección de antologías como de
manuales de toda índole, la buena etiqueta del compilador se traduce en
excluirse de del trabajo de marras y dejarle la palabra a sus colegas; aquí no
se da ese caso, si obedece a fines didácticos, claro. Para Historia
Subterránea, cuentos como “El paraguas de Wittgenstein” y “Los locos somos otro
cosmos” contribuyen a ese objetivo; para Voces Narrativas, “El telescopio de
Escher”, e incluso fragmentos significativos de sus novelas Nada es para tanto y Todo está permitido, la
narrativa borbollesca no se halla exenta de ejemplos y de esas aplicaciones.
Además, esa idea me recuerda las prosas guiadas con que Gerardo Deniz acompaña
varios poemas suyos a guisa de explicaciones pertinentes. Pero Óscar es enfático
al respecto: En este Manual
he apuntado algunas recetas que
si me han servido es, precisamente, por no haberlas tomado siempre al pie de la
letra y, también, porque, cuando escribo, nunca me acuerdo de ellas.
(En cambio, como buen escritor que se respete, bien que sí se acuerda de sus
obras ¿verdad?) De pilón, cabe decir que sus lectores más acérrimos encontrarán
algo misterioso en leer –mejor dicho, releer– cuentos de sobra conocidos. Y
para aquellos que no sepan nada acerca de él, este manual con ejemplos resulta
sumamente halagüeño. Cuestión de enfoques.
Siempre he pensado que
uno de los momentos más extraordinarios de la vida es la creación y dentro de
ésta la creación literaria: cuando surge la idea, cuando se encuentra el
asunto, cuando uno descubre qué escribir y, a grandes rasgos, cómo hacerlo, nos confiesa, finalmente, un ya
experimentado -y no menos ávido de aprendizajes- Óscar de la Borbolla. Para
James Joyce como para John Forbes Nash Jr. esto tiene un solo nombre: epifanía, es decir, ese
elemento que motiva todos los actos arriba descritos, de dimensiones todavía no
descubiertas, y cuya empresa habremos de asumir con el gusto y la pasión que
fraguan grandes obras y enseñanzas adquiridas. Para las preceptivas personales,
este Manual de creación literaria será tildado de “pretencioso”, mientras que
los cónclaves académicos, de obra de divulgación no pasaría. Sin embargo, de
algo sí estoy seguro: que la honestidad en compartir esos conocimientos –por
mínimos o exagerados que éstos sean– vale más que petulantes terminologías y
filosofías de elevador; en esa misma intención, una obra que comparte de cierto
modo ese propósito, es el Curso
de redacción para escritores y periodistas de su adlátere y
colega Beatriz Escalante.
A final de cuentas, cuando se
trata de “pasarse la receta…”, siempre habrá alguien dispuesto a hacerlo, pese
a que el nuevo recipiendario iguale o supere al original; como en la lotería y
en la feria, es un asunto de aproximaciones y de reintegros, unos más
afortunados que otros, y hasta en la cocina del recetario más inverosímil
surgen obras francamente parecidas. Contemos que así sea por un buen rato. (De
verdad.)
Óscar de la Borbolla. Manual de creación literaria.
México, Nueva Imagen, 2002.
(26/marzo/2012)
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