martes, 31 de diciembre de 2013

Quince maneras de leer 2013

Ulises Velázquez Gil

Durante 2013, y por una serie de sucesos desafortunados, la columna de quien esto escribe, La marcha de las Letras, desapareció de la red, al igual que el espacio virtual que la refugió durante más de dos años, de pátina crítica e imperante atención. (Para los gaznápiros que urdieron aquella mala pasada, solamente queda decirles lo siguiente: Gracias, porque su malintencionada acción, en aras de mermar nuestra labor informativa, la duplicó; por concederme un time-out para seguir leyendo este mundo que me tocó en suerte vivir, y también por recordarme que la vida es mejor cuando se camina a contracorriente. Inmerecidas, pero gracias al fin.) Hecho el presente descargo, a lo que sigue.
Como en todas mis películas, al momento de hacer el listado definitivo de los libros que tuve la dicha de leer a lo largo del año que termina, los libros más relevantes sobrepasaban el número de quince, y, en aras de una decisión salomónica, resolví quedarme con aquéllos que, de cierta manera, resumen una deuda de cariñosa lectura, donde la presencia de algunos autores ya inscritos en listados anteriores no se hace del rogar. A final de cuentas, toda lectura siempre es una forma de agradecimiento. En suma, aquí les va esta selección.

1) Fiat Lux (Paula Abramo) A manera de viaje al principio del mundo, por medio de la poesía se cuenta una genealogía donde todos los tiempos se conjugan, pero también se posponen; anagnórisis y eternidad, desprendidas de la luz de un fósforo.
2) “Así eran mis libros…” (Bertha Hernández) Prístina biografía de aquellos primeros libros que nos dieron, además de conocimiento y educación, un destino; espejo y rompecabezas que revelan una historia en espera de escribirse. Una Historia para leer y compartir.
3) Pasiones y obsesiones (Sandra Lorenzano) Todo escritor que se respete cuenta con sus propias pasiones y obsesiones, las cuales, en franca conjunción, originan una obra única y susceptible de leerse; un muestrario que da fe de la diversidad los autores y sus corazonadas. (¿Guía práctica para el novel autor? Sin duda…)
4) Xóchitl Uchitelnitza (Roberto López Moreno) Nueva expedición en busca del ábrara, esa partícula mágica −y poética− que concede a las cosas un gajo de eternidad, que en esta ocasión se transforma en un ramillete de flores; de los poemurales al movimiento laconista, un remanso dentro de la obra de López Moreno.
5) De hogueras (Arturo Córdova Just) Veinte años de constancia poética que ya necesitaban su propia escala íntima, donde se refrende un prístino quehacer, en aras de detener la palabra que se escapa frente a nuestros ojos: del verso breve –casi aforístico− a la fuerza del versículo –profético hasta el incendio.
6) De Zitilchén (Hernán Lara Zavala) Treinta años después de su primera edición, este volumen regresa al punto de origen para contarnos otras historias que solamente confirman aquella máxima de León Tolstoi: “Pinta tu aldea y pintarás al mundo”.
7) Todas mis vidas posibles (Beatriz Rivas) ¿Qué hay detrás de un nombre? ¿Y más si se trata del mismo? Por fuerza del azar, toda historia confluye en la coincidencia nominal, pero los enlaces entre una u otra se unen paulatinamente cada vez que el nombre busca su lugar; reunión de döppergangers, donde lo más inverosímil se vuelve sentencia de vida.
8) Pasajeros con destino (Julieta García González) Seis cuentos que juegan con el desconcierto de la vida diaria, donde lo único seguro es el afán por contar sus historias. (Una continuación de las obsesiones de Las malas costumbres, pero vueltas situación límite.) 
9) Trasiego (Alejandro Sandoval) Recuento de varias décadas de constancia poética, que muestran un enorme dominio de la ingeniería poética; para quienes se les dificultaba encontrar las obras de Alejandro Sandoval, esta compilación es un primer acercamiento, así también un deseado regreso a casa.
10) México-Pekín (Claudia Hernández de Valle-Arizpe) En la geografía poética de Claudia Hernández de Valle-Arizpe, este poemario representa el asombro y la maravilla producidos durante su estancia en China; así también un sano paralelo entre la tierra de origen y el destino del viaje. (¿Viaje redondo? Quizás…)
11) El fantasma doméstico e Historias de papel tapiz (Raymundo Ramos) Tercer volumen de la llamada Galaxia Ramos, reúne una serie de relatos y minicuentos escritos a lo largo de una década; a caballo entre el retrato de caballete y la anécdota de sobremesa, su toque de distinción roza el humor delirante y la ironía desmedida.
12) Ángel María Garibay: La rueda y el río (Miguel León-Portilla y Patrick Johansson) La biografía de un mexiquense eminente llega en esta nueva edición asequible (además de corregida y aumentada), bien complementada por una breve antología de su obra. Sea investigación, sea creación literaria, sin duda, es un talento desmedido.
13) Un montón de piedras (Jorge F. Hernández) A diferencia de su versión anterior (publicada bajo el auspicio del Gobierno de Colima), esta antología de cuentos reúne la pasión de un escritor por contar historias de índole diversa; a primera vista, es un corte de caja para dos décadas de labor narrativa, pero también es el resumen de una pasión convertida en cuento. 
14) Sótano de sí (Camila Krauss) El tercer libro de esta poeta inmune a toda clasificación, en esta ocasión es un alto en el camino, o mejor dicho, la promesa de un sendero; a cada instante, la duda se deja ver y entre los versos crea posibilidades, descubre caminos y transforma miradas, y como en la poesía se permite todo, digno es no hablar del resto del viaje, hasta conocerlo de primera fuente. 
15) Vasija (Diana del Ángel) Un primer libro es siempre la promesa de un viaje, donde la trayectoria a seguir se inscribe en una suerte de aprendizaje, que nos hace voltear la mirada hacia las cosas sencillas, aquellas que sólo la naturaleza nos entrega de forma generosa; mientras la palabra nos acompañe, todo está permitido, incluso reinventarse la mirada.

A mis compañeros de andanzas y maestranzas librescas, pero sobre todo a mis lectores fieles, reciban mis mejores deseos con la esperanza de seguir contando con su preferencia en un 2014, pletórico en Centenarios y demás aniversarios que nos permitan vivir la lectura. Para ustedes, mi más franco agradecimiento. 
(¡¡Gracias, siempre gracias!!)