martes, 31 de agosto de 2010

Blogday 2010 (según la NRB)

Cada 31 de agosto, Día Internacional del Blog (Blogday), los navegantes de estas aguas virtuales le rendimos señero homenaje a este singular espacio en la red, y en cuya celebración cada bloguero debe recomendar cinco espacios predilectos y de temática diversa, motivando así el intercambio de informaciones.
Puntualmente y cada año, Nueva República de Babel comparte sus cinco elegidas, con ligeras o extremas variantes, claro está; sin embargo, otras intenciones e invenciones hicieron escala en estos lares y se han ganado, además de su preferencia, el privilegio de viajar juntos en estas empresas y tribulaciones. Seguramente en el presente listado, más de uno advertirá alguna presencia conocida, pero así son las listas. (Mea culpa.)
  1. Eleutheria (http://la-ciudad-de-eleutheria.blogspot.com/): La polis del ciudadano libre es el resultado de una enorme pluralidad de intereses de la sagaz Eleftheria, quien se mueve muy bien tanto en los campos de la política (necesaria de conocer) como en los de la ciencia y la cultura, con esa mirada crítica que la distingue. Ningún tema le es ajeno, siempre sabe convencer y convertir, incluso compartir, las cosas que forman el ordenado engranaje del mundo. Un lugar abierto para quienes deseen visitarlo: ésa es la característica elemental de este sitio. Nuevamente lo expreso: es un placer entrar y salir de allí con la misma curiosidad, pero también con la conciencia de ignorar un poquito menos. En pocas palabras, una maravilla.
  2. Mariposa Tecknicolor (http://yomariposatecknicolor.blogspot.com/): Al igual que el anterior, por segunda vez consecutiva llega a esta lista, donde una histérica histórica nos sigue sorprendiendo con varias de las cosas que dan forma a su vida, ahora que otra mirada, otro sueño, reescribe sus bitácoras. Más que describir el mundo que le rodea, se describe a través de. (Un elemento peculiar que está en vías de volverse todo un clásico es su Juramento de Autoestima, mismo que se publica a principios del mes que transcurre.) Hay otras cosas muy importantes que se me escapan de este blog, pero la última palabra la tienen los lectores, y por la inmensa amistad que le profeso, no dudo en recomendarlo.
  3. La Mar Chiquita (http://lamarchiquita.wordpress.com/): Secuela natural de Palabras más, palabras menos; nuestra amiga de siempre nos sigue contando, entre amores y desamores, viajes sedentarios y lecturas a diestra y siniestra sobre el mundo, y bajo el milagroso designio de la palabra, el entramado de su vida, sea para confirmar, sea para cambiar sus cartas de navegación. Es inevitable leer sus andanzas y maestranzas, donde coincidir suele ser la moneda de cambio, y, claro, con todo y sus respectivas polémicas (para bien, para mal). De verdad.
  4. One day, one room (http://asnapeh.metroblog.com/): Una nueva habitante de la blogósfera, se integra a la lista de 2010 por una sencilla razón: se trata de una nueva voz que busca, como el común denominador de los blogonautas lo indica, contar de otro modo lo mismo. Ella se dice aspirante a escritora, sin embargo, creo que ya lo es: la mirada jovial a temáticas conocidas -y las perlas de sabiduría que en éstas encuentra- le permite generar lo mismo que enconadas polémicas que francas admiraciones. Además, cabe decir que su persistencia ha escrito lo mejor de sus páginas. (¡¡...y las que faltan!!) Ojalá que sí.
  5. Clionáutica (http://clionautica.blogspot.com/): Muchos blogs se pican de polémicos, pero no pasan del lapidario adjetivo de petardistas. Solamente Arno Burkholder, clionauta de tiempo compartido, dedica sus mayores energías para deshacer mitos de la historia contemporánea, pero también pasa revista a las grandes minucias que la vida, el tiempo o lo que sea, se empeña en otorgarle. A falta de palabras para describir esta bitácora de pasiones, dejo abierta la invitación para leerlo. Y hasta ahí.
[Y aunque el listado reglamentario debe tener solamente cinco páginas, mención especial merece Julia Cuéllar (http://juliacuellar.blogspot.com/), quien luego de mucho tiempo sin darnos noticias suyas, regresa con nuevas fuerzas y nos comparte sus experiencias ahora en su maravillosa etapa como flamante mamá. (Mis mejores vibras y que sigas como siempre, admirada Julia. De verdad.) ¡¡Gracias!!]
Paro el carro por esta vez, cumpliendo con mi cuota para el Blog Day. Como siempre, navegaremos en el tiempo recobrado gracias a la escritura en red, siempre a la espera de tocar nuevos puertos donde hacer una escala íntima. A todos ellos y a ustedes, lectores presentes, pretéritos y futuros, ¡¡mil gracias!!

sábado, 28 de agosto de 2010

El milagro de la Lotería

(Con fraternales saludos para Nati Rigonni y su Lotería poética)

"Vives de milagro, como la lotería...", dice, en alguna de sus obras, un personaje creado por Carlos Fuentes, y, a decir verdad, nos queda que ni mandada a hacer, dado el acendrado interés por jugársela (cada vez que se puede) en los pronósticos deportivos o gracias a los artificios de la Lotería Nacional, cuya vida más que bicentenaria (240 años, para ser precisos) ha llevado alegrías, ingente y franca asistencia, y una que otra sorpresa a varios hogares en México.
La mayoría sabe cómo es el rollo: se realizan tres sorteos a la semana: martes, viernes y domingo (éste, bajo el formato del Zodíaco, donde signos y números pueden hacerle ver su -buena- suerte a quien lo juega). Como siempre, hay números inusitados que se llevan la bolsa y otros que, por x y z razones, simplemente no jugaron. Aún así, el reintegro ya lo tenemos. Y si le sumamos los sorteos magnos (Navidad, Año Nuevo, Santos Reyes, más los que se acumulen en la semana...), la emoción, sí, es aún mayor. Y para ponerle la cereza al pastel, cada miércoles existe uno muy peculiar: el sorteo Gordito, es decir, una bolsa aún menor que en los demás, pero cuyo vigésimo y/o cachito cuesta muy poco: cinco pesos. Podría decirse que hasta los niños no se quedarían con las ganas de jugar ante el minúsculo tamaño del mismo.
Para quienes han hecho de la Lotería un modo de vida, quizás su vida, como clientes asiduos al billetero de confianza o de aquel expendio de todas las mañanas, sólo se ve complementada por la corazonada certera y por la (rápida) confección de castillos en el aire, que, para unos, terminan volviéndose catedral. Sin embargo, hay otro tipo de compradores de lotería que son atraídos por el diseño del billete en turno y hasta los hay que se interesaron por la efemérides en curso. Cuando el poeta y editor Alí Chumacero fue homenajeado en Guadalajara por el 90 aniversario de su nacimiento, el siempre proteico Fernando del Paso confesó maravillado haber comprado la serie completa de la lotería dedicada por completo al ilustre vate nayarita, la cual, firmada por él, ya era en sí el mejor de todos los premios. (Me pregunto ¿quiénes no han hecho lo mismo? Y hasta salen a relucir los coleccionistas, sin duda...)
Luego de esta minúscula semblanza de la Lotería Nacional, desde hace varias semanas, y en la coyuntura por los Centenarios de 2010, salió a la venta Lotería Mexicana, suerte de planilla que rinde señero homenaje a las tablitas de antes, donde se marcaban -con frijolitos, regularmente- las figuras que iban saliendo durante el juego, y donde un sonoro ¡lotería! salía del ronco pecho de algún jugador que completaba antes que los demás su tabla de juego. Por una módica cantidad de 20 pesos (equivalente a dos cachitos del Zodíaco, a dos terceras partes de uno de los martes y otro de los jueves), cada quien se hace de una planilla (cuya diferencia con las tradicionales, es la presencia de los personajes y hechos de la Independencia y la Revolución mexicanas, además de los 32 estados de la República Mexicana, el famoso Edificio Moro -sede de la Lotenal-, y, claro, los Símbolos patrios) con 16 figuras diferentes en ella, de libre elección al momento de comprarla. Luego de adquirida la planilla de marras, esperar con ansia y esperanza el sorteo de los sábados, a las 9 pm, por el canal 13, donde los infaltables gritoncitos sacarán cerca de cincuenta números y si alguna de las planillas se llenaba antes de una determinada extracción, la bolsa acumulada sería entregada de inmediato, pero para quienes sigan el desarrollo del juego, si al término del sorteo ya había planillas con 16, 15 ó 14 aciertos, los premios de 2 millones y un millón de pesos, respectivamente, serían entregados. Eso sí, cada sorteo determina el color de la planilla en curso, para evitar confusiones, claro está. (Y ya que hablamos de colores, la semana pasada casi caigo en ese error, pero a la mera hora del sorteo se aclaró todo. Sí.)
Finalmente, y a unos minutos de que comience el sorteo por la telera, cabe decir que la Lotería Nacional, en cualesquiera de sus sorteos y en la maravillosa labor social que realiza con parte de los recursos obtenidos con la venta de sus billetes y planillas, siempre será el mayor milagro que forma parte primordial de nuestra vida, y no hay mexicano que la haya jugado, al menos, una vez en su vida. (Cada que puedo, me hago de un cachito y ahora con las planillas de la Mexicana, es el pan de cada semana.) De verdad.
¡¡¡Lotería!!!

viernes, 27 de agosto de 2010

La princesa y el cazalibros

Se ha dicho hasta la repetición que los mejores viajes son los que surgen de botepronto, sin planearlos siquiera en agenda impresa y/o virtual, y cuyos resultados suelen ser satisfactorios a final de cuentas. Anoche no fue la excepción, dado que aunque daba por segura mi asistencia a un evento previo, siempre llega otro que nos hace el día. Véamos por qué.
Gracias a un correo electrónico, se me informó oportunamente que el eminente investigador Patrick Johansson Kéraudren ingresaría a la Academia Mexicana de la Lengua y que dicho acto se llevaría a cabo el 26 de agosto, a las 7 pm, en el auditorio de la Coordinación de Humanidades en Ciudad Universitaria. Mientras lo anotaba en mi agenda 2010 del Conaculta y en mi Lupy de bolsillo, me topé con una sorpresa: una hora antes estaba agendada la tradicional Venta Nocturna del Fondo de Cultura Económica, a la cual siempre asisto, si no para comprar libros, al menos para platicar con varios escritores. Al final, decliné a favor de la sesión pública de la AML, y una amiga mía, Princesa de las Letras para más señas, también quedó en asistir. (Así ¿o más claro?)
Quien esto escribe llegó una hora antes del evento, tiempo que aprovechó para encontrarse con algunos colegas, como Concepción Abellán y Pilar Máynez, bien acompañada por su esposo, Serafín González, investigador de la UAM-Iztapalapa. Luego hicieron su arribo Alicia Reyes (nieta de don Alfonso) y Andrea Martínez Baracs (hija de José Luis Martínez), quienes no dudaron en saludar a varios de los ya presentes. Como la hora pactada, las 7 pm, se avecinaba con certeza, ingresamos al auditorio para ocupar un buen lugar para la ceremonia. Tal como lo había prometido, mi Princesa de las Letras llegó a tiempo y, claro, como la cercanía de dos orillas había hecho lo suyo, platicamos un breve tiempo y en esas estábamos cuando Ascensión Hernández de León-Portilla llegó y nos saludó cordialmente. Para entonces ya habían llegado varios de los integrantes de la Academia y el nuevo recipiendario, Patrick Johansson, quien leyó su discurso de ingreso, Encuentros, desencuentros y reencuentros, un texto de maravillosa factura, cordialmente respondido por Miguel Léon-Portilla. Después que Patrick fue investido con la venera de la corporación, todos los asistentes (familiares, colegas y amigos) procedimos a felicitarlo. Y entre saludo y saludo, mi querida Princesa entregaba libros suyos a diestra y siniestra, y un servidor acompañó a Chonita por un encargo al Instituto de Investigaciones Filológicas, no sin antes sacarle la firma tanto a Gonzalo Celorio como al buen Adolfo Castañón, y de saludar a Vicente Quirarte con la esperanza confirmada de verlo en octubre.
Después de guardarme algunos libros que recibí de ella, y luego que mi diligente Princesa entregara casi todos sus ejemplares, decidimos irnos, de golpe y porrazo, hacia los rumbos de la Condesa, donde nos esperaba, finalmente, la Venta Nocturna. (En el tiempo que duró nuestro viaje, pasamos revista a casi ¡¡dos años!! de no vernos en persona.)
Luego de estacionar el coche a una cuadra de la Librería Rosario Castellanos, y de hacer una escala en el toilette, la Princesa y un servidor recorrimos cada espacio y contemplamos desde los balcones la panorámica del lugar, desde donde saludamos a María Luisa Escobar de TV UNAM. Después, nos acercamos al sitio donde Jorge F. Hernández y Hernán Lara Zavala platicaban gustosamente, para después hacer las consabidas presentaciones; compartió con Jorge F. el franco destino de la Complutense en Madrid, y con Hernán, el origen de la Península, Península. (Para ella, estos encuentros eran algo más que una coincidencia, es decir, una promesa bien cumplida, y para un servidor, gratas amistades del primer día. Los veré en octubre.) Y, claro, no lejos de allí, Gabriela Cano me vio e intercambiamos sendos saludos. Mientras la noche seguía en el Fondo, la Princesa y el cazalibros emprendieron la dolorosa retirada y cenar algo por esos lares.
Casi a las 12 am, y después de firmarme un ejemplar de su libro, nos despedimos, con la esperanza de volvernos a ver en un tiempo. De cualquier manera, acababa de hacerme la noche. Sí que sí.

jueves, 5 de agosto de 2010

Numismática de closet

En ocasiones anteriores, tuve a bien contarles algunas de mis pasiones como coleccionista, de las cuales no me arrepentiría ni un ápice, y con la esperanza de incentivarlo entre ustedes que tienen la deferencia de leer a un servidor. Ahora bien, además coleccionar separadores para libros (cuyas notas, de refilón, invito a que lean), confieso algo avergonzado que tengo varias colecciones truncas o para villamelones, si se quiere, y la que más escozor me genera es la de monedas. (Bueno... ¿quién no ha coleccionado monedas en la vida? Me imagino que todos, pero cada cabeza es un banco. Ajá.) Mejor no me guardo el cambio y entro en materia.
Desde muy niño, siempre me han cautivado las monedas, pero no para generar, formalmente, una colección. Más bien, como todo niño que se respete, esperaba la hora del recreo para quemar aquellos "botines de guerra" (halladas debajo del sillón, la cama o en la ropa sucia) en papas fritas, estampas de colección o modelitos para armar, según fuera el caso. Un domingo, lo recuerdo muy bien, mi padre me obsequió una moneda impresionante: una de cinco mil pesos (de entonces) con la imagen de Fuente de Petróleos. Me sentí como si me hubieran dado una onza troy, verdad que sí. (No quería gastármela, pero tuve que hacerlo: los comics de La Pantera rosa y El Pájaro loco no podían esperarme otra semana...)
Andando el tiempo, y cuando habitaba -literalmente- en una obra negra, a medida que hacíamos la mudanza encontrábamos algunas monedas debajo de los sillones, el librero, el mueble de la televisión, en fin... que no dudé en juntarlas y, con un poco más de orden, hacer una pequeña colección. Así, me hice de varios modelos con la figura de Francisco I. Madero, José María Morelos, por decir algunos. Inclusive, mi empeño por quedarme con los cambios me regaló varias joyas, como las monedas de hace 25 años, dedicadas a la Independencia y la Revolución, respectivamente, y hasta una del mundial México '86. Sin embargo, también me gustaba juntar algunas extranjeras, como aquella joya de la corona: una de 50 centavos de dólar, con la efigie de John F. Kennedy, muy rara hasta para mí, y que tomé como amuleto de la suerte y que me dolió mucho perder cuando una banda de fascinerosos sustrajo mi cartera del portafolios. (Me hubieran dejado las fotos de la familia, mínimo...) Aún así, siempre me hacía de algunos ejemplares para la pequeña colección; incluso tengo un kopeck soviético, que se parece muchísimo -en tamaño- a la pulga de 10 centavos. En una palabra, no me pico de numismático. Hasta ahora.
Gracias a los cacareados festejos México 2010, el Banco de México tuvo a bien emitir, desde hace ya dos años y pico, una serie conmemorativa de monedas con los personajes de la Independencia y la Revolución, respectivamente, y como en acción retardada, hice lo propio, es decir, juntar varios ejemplares de dichas monedas. En las veces que las tuve en mis manos, siempre han regresado Carlos María de Bustamante y José María Cos (Independencia), Filomeno Mata y Álvaro Obregón (Revolución), y eso ya no me asombra. Cuando tuve la de Fray Servando Teresa de Mier, me dije: "Se me hace que no la tendré más de cinco minutos en mis manos" y, dicho y hecho, así fue. Pero las que merecen mención aparte son tres, con un solo leitmotiv: el poder de la palabra. Hablo de Belisario Domínguez, Ricardo Flores Magón y José Vasconcelos, cuyos ejemplares guardaba muy celosamente en mi librero cercano al escritorio. Una extraña tarde de un mal sábado, cuando el carrito de camotes y plátanos pasaba por mi calle, mi familia tuvo antojo de plátano frito y como andábamos sin blanca en aquel momento, saqué del librero las tres monedas y lo pagué no sin antes lamentar mi suerte. (De aquella trinca, solamente Belisario Domínguez ha tenido sus regresos. Y muy breves, por cierto.) Luego de esto, ya no les platico lo que me pasó con la de José María Morelos, porque se me echan encima... (En conciencia quedará.)
Después de todo, no me puedo picar de numismático, porque al intentar una colección no la termino o, al menos, la prosigo. Sin embargo, he disfrutado sobremanera las veces que se me da aquella afición, y un capítulo aparte merecerían los billetes, porque también son moneda ¿verdad? (Ya veremos entonces...)