viernes, 23 de julio de 2010

Historia de México a domicilio

Hace algunas horas, mientras revisaba algunas cosas en la red, encontré una nota sobre el libro Viaje por la Historia de México de Luis González y González, mismo que desde hace algunas semanas, ha estado llegando a varios hogares de México, como parte de los cacareados "festejos" del 2010. Cuando leí con cuidado dicha nota, me sorprendí mucho porque las ponderaciones hechas estaban escritas, más que con la cabeza y el corazón, con el hígado. Y no es para menos: por la pretendida y faraónica "celebración", a esta obra de don Luis le seguirán lloviendo las críticas. Pero vayamos por partes.
Se dice que dicha obrita cuenta con "una visión muy corta de la historia de México y queda como un 'paseo por la historia de México'". Siento decepcionar a quien escribió esas líneas. Todo ensayo, sin importar si quién lo hurdió, es, en sí, un paseo. La presencia de Luis González y González en la historiografía mexicana, vino a llenar de nuevos aires al campo de la Historia, empecinada, según algunos, en atiborrarse de datos, referencias, terminajos y todo tipo de jergas gremiales que flaco favor le hacen a la difusión de la historia. Es decir, llevar las palabras domingueras al plano de la investigación, empresa no tan fácil que digamos. (Respecto a Pueblo en vilo, su obra harto conocida, mientras sus "colegas" lamentaban su pérdida de tiempo en asuntos nimios -como hablar del pueblo natal-, por otro lado, fue celebrada por plumas del calibre de Jorge Ibargüengoitia y Jean Meyer, y hasta don Daniel Cosío Villegas, su jefe en el COLMEX, con voz de mando, ordenó su publicación. Y el resto, como saben, es historia... El Colegio Nacional y la Academia Mexicana de la Historia todavía se lo agradecen.)
Volviendo a Viaje por la historia de México, claro está que reprochamos la ausencia de muchos personajes (bastantes mujeres, agregaría yo), pero hagamos un poco de memoria. Hace unos quince años, la naciente editorial Clío (casa editora que publicó las obras completas del mago de San José, muy bien cuidadas por ese milagro literario llamado Jorge F. Hernández), en colaboración con Bancomer, sacó a la luz el Álbum de México, de la autoría de don Luis, dirigido hacia los niños de la escuela primaria. (Recuerdo a mi hermana, quien, por iniciativa de su maestra de 5o. año -nuestra maestra: tanto mi hermano menor como quien escribe, fuimos alumnos suyos-, yendo cada semana al banco por sus estampas.) Y creo que con esa empresa, muchos nos acercamos a la historia; y si era por gracia e ingenio de González y González, mayor privilegio aún. Lo que hizo el gobierno federal, ya cambiado el nombre original y con unas palabras preliminares de sobra (ustedes saben), fue retomar una idea muy buena, pero con el destinatario equivocado: esa obrita queda mejor con los niños. ¡¡Y eso don Luis lo sabía muy bien!! De cualquier forma, como reza en su prólogo, no desmerece la lectura de los adultos. Y hasta ahí.
Ahora bien, y sin picarme de pretencioso, creo que la obra que sí merecía llegar a cada hogar mexicano, era la Historia de México, confeccionada por la Academia Mexicana de la Historia a petición gubernamental (y de la cual se jacta el secretario de Educación que se vende mucho y bien, cosa que aún dudamos), y que al mencionar en estos momentos, desatará otra polémica similar. Entremos en materia. De las opiniones que escuché al respecto, se encuentran las siguientes: "Bola de vendidos", "pura historia de bronce", "de a como el chayotazo", "obra pretenciosa", "hubieran llamado a Lorenzo Meyer", "está mejor la del COLMEX", "otro pinche librito oficialista", y mejor le paro, por salud mental.
Si fue encomendada a una insigne institución como la AMH, fue por una clara razón: es uno de los organismos que goza de cabal salud en cuanto al estudio de la historia mexicana se refiere, y mejor elección no hubo para ello: la pluralidad de sus integrantes (unos, francamente admirados; otros, meramente odiados) ayuda a entender mejor el crisol temático dirigido a enseñarnos nuestra historia. (Paréntesis aparte, fue la despedida del siempre imprescindible Ernesto de la Torre Villar.) Bien sé que no es un libro definitivo, pero al menos es de gran ayuda. Mientras suscite nuevas y sesudas investigaciones, y siga generando la crítica constante, no es una obra del todo vana. (Sólo el tiempo...)
Con todo, Viaje por la Historia de México no es una obra perdida mientras busque su destinatario ideal: en su caso, los niños, que merecen empezar de buena manera. Y eso lo tuvo muy bien presente don Luis, que no se les olvide o se hagan que la virgen les habla. Y respecto a la Historia de México (con portada de José María Velasco y bajo la trinca editorial del Fondo de Cultura Económica, la SEP y la propia Academia Mexicana de la Historia), creo que es el libro que sí merecía llegar a todos los hogares de México. La terquedad gubernamental y bicentenaria hubiera ganado más si dichos libros hubieran llegado juntos, como en paquete, para empezar mejor el largo y grato camino de la historia mexicana. El resto, sobra decirlo, depende de nosotros y ya.

1 comentario:

Mariposa Amarilla dijo...

Muy bonita edición esta que estan dejando en todos las casa del país... lo malo es que también la venden en los puestos de revistas... no es posible!