viernes, 18 de diciembre de 2009

La tentación del "Best Of"

En alguna ocasión mencioné lo desconcertante que resulta entrar en una tienda de discos para buscar un determinado compacto de la música que más me agrada. (Una de aquellas veces, entré para comprar compactos de Sarah Brightman, Astor Piazzolla y St. Germain, para intercambiarlos por otros intérpretes y, finalmente, quedarme con mis selecciones previas.) Sin embargo, es doblemente engorroso entrar en dicha tienda y enfrentarme a un monstruo más que fatal: los Best Of. Seguro más uno me dirá, "Pero si se trata de una buena inversión, así no gastas demasiado en todos los discos de equis cantante y/o grupo". Cierto, pero a su vez, falso. Vamos por partes.
No sabemos a ciencia cierta de quién procede la idea: tanto artistas como productores insisten en ello, según las intenciones de cada tiempo, desde luego. Para unos, es una carta de presentación para un fan en potencia; para otros, una manera segura de obtener más dividendos económicos sobre algo que tuvo sus grandes glorias hace mucho tiempo. Según el hoyo de la dona donde se vea. Sin embargo, siendo melómano declarado y cazador de discos imposibles, debo confesar que me agrada adquirir los Best Of, pero a su vez, caigo en un hoyo sin fondo. Todo esto, según la música del momento.
Hace una semana, hice escala en mi tienda favorita de discos, localizada en la esquina de Eje Central y República de Cuba. Además del Viva la vida de Coldplay (que me habían regalado horas antes, por cierto), planeaba comprar otros dos discos y así tener muy buena música que oír durante las vacaciones navideñas. Y como siempre, traía presente hallar un determinado disco: en esta ocasión, Symphony de Sarah Brightman, el cual sí encontré, pero a dos anaqueles de distancia, me topé con un dilema doble: estaban frente a mí el Paint the sky with stars y The very best of Enya, sendos álbumes recopilatorios de aquella cantante irlandesa. Resolví llevarme uno, de acuerdo con un criterio muy simple: checar las canciones en común, pero me llevé un chasco: ¡¡ambos tienen las mismas canciones en común!! Entonces apliqué otra táctica: checar cuál tiene algunas canciones difíciles de conseguir por separado. Apelando al resultado de esto, me llevé el segundo disco. Cuando llegué a mi casa, puse el disco de marras en la charola del modular y, hasta ahora, no me arrepiento. (Cabe decir que dos tracks pertenecen a la banda sonora de The Lord of the rings: "May it be" y "Aníron".) Ya habrá otro momento para adquirir el otro. Tal vez.
Alguna vez una colega mía me declaró su aversión por los Best Of, quizás por su arbitraria selección de canciones, y que más vale comprar los discos, por aquello de las ediciones especiales y hasta de edición limitada, si se quiere. Para un melómano sin demasiadas pretensiones, es una manera efectiva de conocer una música, un grupo o un cantante nuevo, suerte de tarjeta de presentación para adentrarse en su obra y así, en lo sucedáneo, comprar el resto de su obra, incluyendo las ediciones especiales para coleccionistas y hasta los mismos recopilatorios con más sorpresas. Ejemplo de ello: Anthology de Los Beatles, que por sí misma merece capítulo aparte. Otra razón que motiva la creación de un Best Of, es la reunión de varios éxitos, cuya vida rebasó el single radiofónico, pasando por las versiones remix y los inéditos; el Hit de Peter Gabriel, claro ejemplo de ello. [Breviario cultural: hasta la fecha, el cosmopolita y helénico Vangelis ha tenido cerca de ¡¡cinco álbumes recopilatorios!! y en diversos años, pero con la gran diferencia de añadir variantes en la misma melodia, mismas que no se encuentran en ninguna de las producciones previas; por ahora, muchos de sus fans debaten cuál es su compilación definitiva: para unos es el Portraits (1995); para otros, el Reprise (1999), y para el resto, el Odyssey (2003). Qué cosas, ¿no creen?]
Cierro estas líneas aún meditando sobre la bondad y/o el desastre del Best Of. Por mientras, cederé a la tentación. De cualquier manera, se trata de una antología sin más ni más, como las de poesía o narrativa, sólo que en el mundo de las letras, hay dos que tres florilegios que han sobrevivido al tiempo, convirtiéndose en verdaderos clásicos; tampoco olvidemos que otras selecciones no han pasado la prueba del añejo, sea esto por el mal tino de sus compiladores. Ocurre la misma empresa con la música. Pero dejo en ustedes la última palabra al respecto. Claro está.

3 comentarios:

Eleutheria Lekona dijo...

No hay como tener cada ábum del artista favorito de uno, y ello, definitivamente, incluye todos los "Best Of".

Tengo, por ejemplo, la colección completa de los discos de Dead Can Dance -incluyendo los de Lisa Gerrard como solista- aunque si te digo en qué formato, seguro vas a censurarme (y bien que lo hagas).

Confieso, también, que de pronto hay álbumes tan malos que de verdad uno se pregunta ¿valdrá la pena comprar todo el disco por una sola canción?

Vienen a mi mente dos álbumes que valen la pena completos (y tengo la fortuna de tenerlos ambos): "Obrigado" de Teresa Salgueiro y
"Formica Blues" de Mono. Por supuesto hay muchos más.

¿Lo último que adquirí?

*Un disco de arias para ópera famosas.
*El "Stabat Mater" de Pergolesi.
*"La Ofrenda Musical" de Bach.
*Un disco de piezas (“Fandango, Sinfonie & La Musica Notturna di Madrid”) de Luigi Boccherini ejecutadas por Jordi Savall.
Y, lo mejor:
*"La Musique au temps de Marin Marais".
*Las Suites Tarasca y Huasteca de Jesús Echevarría y
* "Sonate a violino solo" de Johann Heinrich Schmelzer Estos tres últimos son verdaderamente sublimes, en cada track, en cada sonido.

Aclaración: no podría satisfacer todas mis apetencias musicales, sino fuera por mi hermana. En eso de la música, como que nos fusionamos. Una descubre una cosa y la comparte con la otra; de ella he aprendido a amar el Jazz, el Bossa, el Tango y la Música Mexicana; yo, en cambio, le he contagiado poco.

Por cierto, qué estupenda compra que hiciste de Enya, yo no lo hubiera dudado ni dos veces.

Afectos muchos, Eleutheria.

Paris Quelart Budó dijo...

Tienes razón.

Mariposa Tecknicolor dijo...

Hoy entré a Gandhi, y me sentí totalmente tentada por el Best of Elvis Presley y por el de Frank Sinatra...

Ahhh, esos Best of que guardan tantas historias.

Muchos saludos.