lunes, 30 de junio de 2008

Tras las Ondas del Lago

A mediados de 1995, la radio mexicana fue testigo de la aparición de una nueva estación radial, la cual no engrosaría de forma ordinaria las opciones en el dial, sino que además fungiría como un foro de expresión para distintos puntos de vista. Se trata de la legendaria Ondas del Lago, ubicada en el 690 de a.m.
Corría el mes de septiembre de 1995 y una nueva opción radiofónica entró al aire, sustituyendo a la no menos peculiar Radio Sportiva, con el nombre de Ondas del Lago. Su rúbrica oficial era el tango "Celos" y la voz institucional era la de Rafael Herrera. Su noticiario matutino, Hora 7, conducido por Tere Vale, fue de los más importantes en la programación diurna del cuadrante, ya que, a diferencia de los demás, dio voz a todas las tendencias partidistas del momento, sin quitarle espacio a cada una: Porfirio Muñoz Ledo, Miguel González Avelar, Carlos Castillo Peraza y Gilberto Rincón Gallardo eran aquellas de esas voces.
Así como se le daba espacio a la política, también se hacía lo propio con el entretenimiento y muestra de ello fue La Novela 690, una serie de radionovelas con una temática más apegada a los sucesos actuales: Los demonios andan sueltos (la vida y sucesos de un periódico luego del asesinato de Ruiz Massieu), El pecado de triunfar (la vida de Hugo Sánchez), Yitzhak Rabin: guerrero de la paz, Felipe González: la rueda del poder, Diana: una tragedia real, y Carlos Pellicer: el ayudante del sol, fueron algunas de las producciones que contaron con la preferencia del público radioescucha, e inclusive motivaron (como toda estación que se respete) su repetición constante. Y lo que las hacía más atractivas, era la participación de conocidos actores del doblaje mexicano, muy bien capitaneados por Moisés Palacios (quien, por cierto, dobla buena parte del tiempo a Woody Allen).
La cultura -en todas sus formas- no podía quedarse atrás. El cine (Radiocinema), la ciencia (Con ciencia), las letras (La república de los necios y 90 Kinkys), y la propia música (Con la música por dentro), también tuvieron su espacio. Pero digno es de resaltar la presencia de un programa capital en la historia de la estación: Radiometría, dedicado a la crítica de la radio desde la propia radio. Un espacio para analizar lo bueno, lo malo y lo extraño que se transmitía por ambas frecuencias. En un principio conducido por Verónica Medina y Moisés Palacios, luego por Maria Elena Cantú y en su última etapa por Ivonne Bacha, la radio mexicana no se salvó de sus certeras y hasta ácidas críticas. (La idea fue original hasta para todos los medios, con decir que su versión televisiva -no digo nombres, porque es más que obvio-, goza de cabal salud gracias a su precursora. Sans commentaires.) De pilón, otro programa sui generis: Entrevista al revés, donde los famosos hablarían de un aspecto poco conocido de su vida. Ejemplos: Alejandro Encinas, sobre ¡¡futbol americano!!; Polo-Polo, el oficio de zapatero; José Luis Cuevas, las mujeres famosas, y Carlos Monsiváis, los gatos. Toda una ocurrencia en el cuadrante.
Otro aspecto a notar de la estación fue la presencia de jóvenes figuras que, hoy en día, son luminarias por los cuatro costados: Álvaro Enrigue, Julio Trujillo, Ricardo Pohlenz y Nicolás Alvarado, ahora escritores conocidos, fueron los conductores de aquel programa de completa iconoclasia: La república de los necios, dedicado a la literatura. Un todavía joven Pablo Boullosa prosiguió su aventura radiofónica con otra emisión de la misma naturaleza: 90 Kinkys, espacio casi trasnochador que vio pasar lo mismo a grandes luminarias de las letras como Carlos Montemayor que a jóvenes talentos como Julieta García González, hoy día connotada narradora.
Todas estas ideas transmitidas al aire, permearon en la fundación de un magazine bastante peculiar: El Huevo, donde los temas de actualidad convivían, sin ton ni son, con las boutades de los conductores. (Recuerdo que la voz oficial de sus anuncios era Paul Wasso, cuya sección sobre vida lounge era básica en la revista.) La revista, a diferencia de su cuna radial, tendría más años de vida. Hasta ahora.
En 2001, cuando ya estaba bien posicionada y con un público muy selecto y fiel, Ondas del Lago cambió drásticamente de giro. Después que su primera directora, Tere Vale, compitió por la Jefatura de Gobierno en 2000, comenzó su lento declive. Grupo Radio Centro compró la estación y la convirtió en La 69; tras este suceso, varios de sus integrantes buscaron empleo en otras radiodifusoras y los muy pocos brincaron a la televisión, como el caso de Nicolás Alvarado (hoy, arroz de todos los moles, según como se vea), Boullosa y la propia Tere Vale. (Dato curioso: Ricardo Pohlenz, en la actualidad, forma parte de un grupo bastante extraño que suena por estos días y que, a mi parecer, resume el espíritu de la estación: Los Ositos Arrítmicos de Lemuria. Se los dejo de tarea.)
En la memoria radiofónica de algunos cuantos (me incluyo), perduran esos programas tan extraños y sugerentes, que, con el paso de los años, se les recuerda con orgullo. Y en sus últimos años de transmisiones, contribuyeron a un revival que en estos dosmiles que nos circundan, es y sigue siendo lo de hoy: Esquivel!
¡¡Qué viva Ondas del Lago!!

Preguntas para una generación

Hace semanas, revisaba el blog de Julia Cuéllar (viajera frecuente por estos lares, cabe resaltarlo) y me topé con una pregunta que, hasta ahora, me generó cierto prurito: ¿Dónde está tu generación? En la sección de comentarios traté de responderla, al menos, en la medida de lo posible, pero ahora tengo una cercana respuesta.
Mi generación, con la que estudié Letras Hispánicas en la FES-Acatlán (UNAM) y conformada por nacidos entre 1976 y 1982, se halla desbalagada en varios lugares: algunos son profesores en universidades públicas y privadas (cosa que se les admira sobremanera), una mínima parte cambió de campus (y creo saber que forman parte del geriatric squad, actualmente), muy pocos optaron por irse del país y crear su vida propia, y el resto, en proceso de convertirse en los nuevos valores de las letras mexicanas, mientras leen y corrigen ajeno, y pasan sus días en las galeras de un barco editorial, a la espera de la inspiración divina para escribir la opus primumque magnum: la tesis de licenciatura y enfrentarse a la parafernalia burocrática que esto conlleva. Nada más.
Ahora bien, lanzo al aire la pregunta que le sigue por sucesión natural: ¿Dónde estará tu generación? Bueno... en vez de respuesta, lanzo un pronóstico casi seguro: seguirán en el ajo académico en las mismas universidades (algunos del otro lado del charco, seguramente), el geriatric squad hará de las suyas, sólo que en versión sindical; ya tendremos nuevos valores de las letras, pero en versión samizdat, y los que leemos y corregimos ajeno, cuya vida en las galeras es el pan de cada día, seguiremos dando lata gracias al poder de la palabra. Escribiremos con pasión, claro está, por si alguna duda cabe. Lo demás, nos dará grasa.

martes, 24 de junio de 2008

Alí Chumacero en Bellas Artes

Anoche tuve la fortuna de asistir a un evento cumbre dentro del calendario cultural en México: los 90 años de vida del poeta nayarita Alí Chumacero, en el Palacio de Bellas Artes. Desde luego, no me lo perdería por nada del mundo.
Llegué al Palacio cerca de las 5:30 p.m, donde además de obtener un lugar considerable en la fila de entrada, y al igual que varios de los asistentes, fui testigo de los ensayos que realizaba el Ballet Folklorico de Amalia Hernández en el vestíbulo principal. Desde luego, esto sería una probadita de lo que vendría después. A las 6:15, aproximadamente, hizo su llegada el homenajeado, acompañado por algunos escritores que participarían en su homenaje: Carlos Montemayor y Emmanuel Carballo; éste último, junto a Beatriz Espejo, quienes se tomaron una serie de fotografías frente al hermoso arreglo floral que flanqueaba la entrada a a la sala principal del palacio. Después de la presentación de bailes de Nayarit, ejecutados por el Ballet de Amalia Hernández, el público ingresó a la sala, y a medida que iba entrando, a cada persona se le obsequió el programa de mano y un ejemplar de una antología de poemas de Alí Chumacero, seleccionados por el autor. A las 7:15, dio inicio el homenaje.
Después de oír las intervenciones de Dolores Castro, Carballo, Montemayor, Jaime Labastida y Eduardo Lizalde, el maestro Alí leyó unas palabras, donde agradecía infinitamente todas las atenciones otorgadas para con su persona en este 90 aniversario de vida, y cerró su participación con la esperanza de vivir otros treinta o cuarenta años para seguir haciendo lo que más le gusta: leer, escribir y corregir galeras en el Fondo de Cultura Económica. Y para cerrar con broche de oro, la participación de la Capella Cervantina, dirigida por el flautista Horacio Franco, cuyo repertorio de la noche estuvo compuesto por obras de J. S. Bach. Música y poesía reunidas en un solo lugar; no cabe duda que fue lo máximo.
Para cerrar una excelsa noche, hubo un coctel en la sala internacional del palacio donde el homenajeado y algunos escritores convivieron con parte del público asistente. Además de los anteriores, se contó con la presencia de Vicente Quirarte, Alberto Chimal, Miguel Capistrán, Huberto Batis, entre otros. (Quien escribe saludó a don Emmanuel y Beatriz, quienes se alegraron por mi presencia; asombró a Lizalde por la enorme cantidad de libros suyos que llevaba, y hasta se dio un tiempo para saludar a Quirarte y decirle que lo vería en alguna sesión pública de la Academia Mexicana de la Lengua.) Mientras esto sucedía, varios colegas míos tomaban margaritas sin ton ni son, una amiga se tomaba muchas fotografías con Chumacero y un compañero, bueno, digamos que sacaba al Rogelio Cuéllar que lleva dentro. Todo esto, hasta pasadas las 10 de la noche.
Finalmente, y con todo, el evento fue de lo más espectacular. En cierta manera, fue, como dijo alguna vez Álvaro Mutis, una celebración de la poesía. Pero de una poesía singular, única e irrepetible, misma que seguiremos celebrando constantemente gracias a la lectura y a la escritura. Los aniversarios van y vienen, pero la Poesía termina siempre por quedarse. Verdad que sí.

lunes, 23 de junio de 2008

Famosas primeras palabras

Una de las cosas que me agrada sobremanera cuando asisto a una presentación editorial, a un ciclo de conferencias y, claro, a la Feria de Minería cada año, es el momento idóneo cuando me acerco a un escritor -o historiador, según sea el caso- y le pido fervorosamente que estampe su firma sobre un libro suyo o sobre alguna revista donde salió publicado un poema, un artículo, etc. (El consabido autógrafo, a fin de cuentas.) La mayoría de las veces, el autor de marras realiza dicho acto sin premura para agradecerle a aquel lector apasionado, sin más ni más, su preferencia. (Seguro más de uno se dirá "¿y qué tiene eso de especial?" Muy sencillo de explicar es el asunto, pero me tomará unas líneas posteriores para ello. ¿Me permiten?)
Para quienes gozamos el infinito placer de las letras, además de conocer mundos que sólo el ingenio literario produce y de convivir con los personajes que forjaron nuestro pasado y presente, convivir con los autores de aquellos trabajos es una extensión de la vida que sus obras alcanzaron de forma postrera. Me explicaré mejor con dos ejemplos.
En mis años preparatorianos, donde tomé un taller de creación literaria, conocí la obra de Vicente Quirarte, quien se mueve con enorme maestría tanto en la poesía como en la prosa. (Un libro suyo, Enseres para sobrevivir en la ciudad, es uno de mis predilectos y al que vuelvo siempre, cada vez que intento escribir sobre objetos diversos.) No fue sino hasta 2002, durante un coloquio-homenaje al lingüista José G. Moreno de Alba (a la sazón, actual director de la Academia Mexicana de la Lengua), cuando conocí al Dr. Quirarte. Al acercarme a él, casi se va de bruces al ver la cantidad de libros suyos que le llevaba para firmar y, sorprendido, puso manos a la obra. ¡¡Hasta el libro más chico tuvo su rúbrica!! Sin embargo, destacaré la dedicatoria que escribió en mi ejemplar de Enseres...: "Para Ulises, en este otro mar, otra Ítaca". Esas primeras palabras confirmaron mi destino.
A principios del año pasado, asistí a una charla de Javier Garciadiego en la Academia Mexicana de la Historia. Después de una amena plática sobre las Constituciones de México, llegó la hora de los autógrafos. Al llegar mi turno, me saludó muy cordialmente -no era la primera vez que lo veía-, tomó mi ejemplar de Rudos contra científicos y escribió en la página de las dedicatorias las siguientes palabras: "y para Ulises, una esperanza de nuestra historiografía". En ese momento, comprendí aquella señal como la postrera realización de un oficio. (Y varias personas no me dejarán mentir al respecto.)
En realidad, cuando un autor escribe de puño y letra sobre un libro suyo, confirma, propone o, buena parte del tiempo, agradece a un lector apasionado su preferencia por sus obras. Mientras la persona en cuestión comparte con el escritor su experiencia como lector, la respuesta se nota en la sinceridad y concreción de la dedicatoria manuscrita. En un artículo suyo, Enrique Krauze cuenta que alguna vez le llevó a Octavio Paz el primer ejemplar de un nuevo libro. La dedicatoria en letras de imprenta iba dirigida al poeta, pero escribió una manuscrita para reiterarle su admiración: "Para Octavio Paz, que me convirtió a la historia de México". Más claro, ni el cristal.
Finalmente, varias de las dedicatorias que se conservan con cariño y devoción, son las primeras palabras de un insólito, grato y, en ciertos casos, último encuentro con los creadores e investigadores que dieron origen a los libros que forman parte de nuestro universo de lecturas infinitas, a las que regresamos con agrado, y aunque el tiempo pase sin tregua, esas dedicatorias manuscritas seguirán siendo primeras palabras y cada quien tiene sus preferidas. Verdad que sí.

lunes, 16 de junio de 2008

El presente nos pertenece (Informe 2007-2008)

Ana Cárdenas,
Presidenta en Turno saliente del Consejo Femenino de Gobierno
Leyvi Castro,
Presidenta en Turno entrante del Consejo Femenino de Gobierno
Ernesto González Rubio,
Director de la Junta de Asesores Ciudadanos
Irma Hernández Bolaños,
Presidenta del Comité Organizador para los Festejos Presidenciales
Rosalía Velázquez,
Consejera y archidecana de la cliocracia babélica
Nora de la Cruz,
Jefa del Cuerpo Diplomático Neobabélico

Ciudadanas y habitantes:

Hace dos meses, celebramos el Primer Aniversario de este lugar en la red; ahora, hoy cumplo un año más de vida y, como ya es costumbre, presento al Consejo Femenino de Gobierno y a la Junta de Asesores Ciudadanos mi Informe de actividades realizadas durante el período 2007-2008.
  1. En agosto de 2007 y febrero de 2008, respectivamente, publiqué en la revista Universo de El Búho un poema, "La vida comienza en mayo", y un artículo, "Andrés Iduarte: las patrias del corazón", como presencia constante en el mundo de las letras mexicanas en proceso.
  2. Participé en dos coloquios con un éxito apenas notable: Memoria e identidad (del 12 al 16 de Noviembre), y Jornada de Temas Juaristas (25 y 26 de marzo). Ambos en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán (UNAM).
  3. Organizador, junto a la División de Humanidades de la FES-Acatlán (UNAM), de la conferencia magistral, La Cristiada ¿ochenta años después?, impartida por el historiador franco-mexicano Jean Meyer, la cual generó una enorme expectativa tanto en la comunidad estudiantil como en el sector académico del campus. Con esta conferencia, se crea un precedente para próximas visitas de importantes historiadores actuales. Ojalá que así sea.
Después de presentar un brevísimo informe de actividades, confío en que el próximo año traerá nuevas cosas, proyectos concluidos y una sincera esperanza de seguir en el ajo de las actividades que el tiempo y/o las Consejeras traigan consigo en lo venidero. Ahora bien, tengo a bien anunciar lo siguiente:
  • Por su constante presencia en la Nueva República de Babel (sea como visitante, sea comentando los sucesos naturales de este lugar), nombro a la escritora y periodista Julia Cuéllar Embajadora Neobabélica Cultural, porque sus intereses y sus letras ya han encontrado otro puerto donde soñar, vivir y, sobre todo, escribir. Mi querida Julia, desde la primera visita a estos lares, ya eres de casa; ojalá que tu permanencia se prolongue con regularidad. ¡¡Gracias!! y ¡¡bienvenida!!
  • A principios de año, una persona muy querida para un servidor dejó el Consejo, no sin antes nombrarla embajadora. Gracias a su independencia y fidelidad, sigue siendo presencia notable en la cliocracia babélica, a la cual ha dejado sus palabras, opiniones y ha sabido responder a todos los "extrañamientos" habidos y por haber. (Pasado mañana cumple añitos, por cierto.) Sin dejar de lado su investidura diplomática y neobabélica, nombro a Nora de la Cruz, Consejera Honoraria, en agradecimiento por el tiempo que ha pasado aquí, y con la firme esperanza de que así sea por el tiempo que reste. (Honor a quien honor merece.) ¡¡Muchas felicidades, Nora!!
Ante todo esto, no me resta más que agradecer a todos ustedes su presencia en esta Nueva República de Babel, y que el siguiente año nos permita ganarle al tiempo muchas batallas más, porque después de todo, el presente nos pertenece. ¡¡Gracias a todos!!
Atte.
La Presidencia de la NRB

Una palabra, cinco palabras o diez...

Una forma poco ortodoxa de celebrar los ventisiete años que se carga un servidor, es presentando un listado de palabras que me describen de cuerpo entero, y para ello, convoqué a las integrantes del Consejo Femenino de Gobierno y a los miembros de la Junta de Asesores Ciudadanos para que me enviaran sus palabras, las cuales aún no están del todo completas, es decir, que el tiempo y su apretada agenda llenará los huecos restantes. Pero primero, las Consejeras.
  1. Evelia Almanza: solidario
  2. Laura Edith Bonilla: solidario
  3. Elisa Cuevas: gentil
  4. Verónica del Toral: íntegro
  5. Araceli González: especial
  6. Irma Hernández Bolaños: sabio
  7. Onatta Lecona: maníaco
  8. Pilar Máynez: tierno
  9. Leilani Medina: oportuno
  10. Alicia Puga: buen amigo, excelente corrector de estilo y un hombre brillante y bondadoso
  11. Judith Salazar: persistente
  12. Daniela Sandoval: caballero y amistad
  13. Rosalía Velázquez: cratosbabélico
Junta de Asesores Ciudadanos:
  1. Sergio Omar Hernández: asintótico, pi
  2. Julio César Morán: sonriente
(La lista aún sigue en proceso, así que -como en otras ocasiones-, estará en construcción permanente.)
¡¡Gracias a todos!!

domingo, 15 de junio de 2008

Primeras tardes en El Colegio Nacional

Como mencioné anteriormente en alguna entrada, en mis mocedades preparatorianas leía la revista Vuelta, encantado por los textos, los temas allí publicados. Pero me faltó mencionar cierto detallito que me interesó desde aquellos días. Entre los anuncios de la revista, destacaban los de una insigne institución con una larga prosapia cultural en México: El Colegio Nacional. Obviamente, dicho anuncio era para promover las publicaciones que edita el propio colegio. Me quedé con ganas de conocerlas, pero años después, en la Feria de Minería, se me dio la oportunidad para ello.
Los primeros libros que compré fueron los tres tomos de las obras de Salvador Elizondo, mismos que leo a cuentagotas, dado que Elizondo requiere su buen tiempo, pero mis escalas en los stands del colegio no se limitaron al Palacio de Minería, sino también a la FIL Politécnica, en agosto, y a la Feria en el Museo de Antropología, en septiembre. (Cada escala, libros nuevos.) Ante mi persistencia en cada feria, varios empleados del colegio, quienes me vendían los libros, me invitaron a visitar su lugar de trabajo, sea en los ciclos de conferencias, sea en su biblioteca para consultar las obras de los miembros. Sin pensarlo tanto, acepté y prometí asistir. Nunca pensé que mi primera visita la suscitaría un suceso luctuoso: el homenaje a Beatriz de la Fuente, allá por septiembre de 2005, donde me encontré a Ascensión Hernández de León-Portilla, a quien saludé. (Fue el único rostro amigo que vi por allá.)
Dos meses después, llegó la hora de mis primeras conferencias, en su sede, ubicada en la calle Donceles; éstas versarían sobre los 100 años de Cantos de vida y esperanza, de Rubén Darío, e impartidas por José Emilio Pacheco. Durante tres días, a las 6 p.m, tuve la fortuna de escuchar a un escritor en su estado puro. (Recuerdo que el primer día, en el segmento dedicado a los comentarios del público, tuve la fortuna de expresarle el mío al Mtro. Pacheco, el cual no cesó de mencionar al siguiente día. Pero mi buena impresión de él no quedó allí: al final de su sesión, procedió a firmar los libros de los asistentes. Cuando llegó mi turno, quedó tan maravillado al ver mi ejemplar de Tarde o temprano, que me corrigió, de puño y letra, una errata en la pag. 109. ¡¡Qué cosas!!)
A la semana siguiente, pero a las 7 p.m, Fernando del Paso impartió un ciclo de conferencias sobre la Iglesia y el Holocausto, del cual me quedé con una buena impresión, pero a la hora de los autógrafos, solamente estampó su firma en los libros de los asistentes. Uno de los míos, el tomo 3 de sus Obras completas, además de mi nombre y su rúbrica, agregó un ¡Gracias! (Tal vez hizo eso muy pocos, no lo sé...)
Pero la verdadera prueba de fuego llegaría en mayo-junio de 2006, cuando Enrique Krauze impartió su primer ciclo de conferencias; en aquella ocasión sobre la biografía. Durante ¡¡cuatro días!!, conocí algunas cosas que no sabía de él, pero confirmó otras que antes ya había presentido. Además, allí sí me serví con la cuchara grande, porque le hice una pregunta que apenas pudo responder. (Se la hice en la Academia Mexicana de la Historia, pero nunca respondió.) Ahora espero los ciclos venideros donde sea el protagonista.
Sin embargo, mis escalas en El Colegio Nacional fueron disminuyendo a medida que el INEHRM y la Academia Mexicana de la Historia ocuparon mi agenda, pero siempre hacía esfuerzos para volver, aunque sea un poco. Hace un año, lo logré en menor medida, durante el Homenaje a José Luis Martínez; a principios de este año, en la conferencia de Luis Fernando Lara, y la semana pasada, en una mesa redonda moderada por Héctor Fix-Zamudio y Diego Valadés. En todos los casos, era como si hubiera transcurrido un solo día.
Siempre es grato pasar la tarde en El Colegio Nacional. Llego una hora antes de las conferencias para caminar por sus pasillos, subir sus escaleras y contemplar la bellísima fuente que se halla en el patio que colinda con la calle de Luis González Obregón. Además, varias de mis amistades surgieron allí, mismas con las que ahora coincido en San Ángel. No me cabe la menor duda que son tardes gratas, las primeras y de las mejores. Verdad que sí.

sábado, 14 de junio de 2008

Au revoir, Top France!!!

Ayer por la mañana, los radioescuchas de Top France (como quien escribe) nos desayunamos con una mala noticia: el legendario programa, conducido por el francesísimo Antoine St. Michel, después de catorce años al aire, finalizaba transmisiones. Obviamente, la reacción era de descontento y de tristeza. Sin embargo, si lo vemos de cierta manera, un ciclo terminaba, pero no la música.
A principios de los años 90, un entusiasta y joven Antoine St. Michel tocó varias puertas de algunas estaciones de radio mexicanas, con una propuesta novedosa: música en francés. Lamentablemente, no pasó nada al respecto, hasta que Stereo Cien le dio luz verde. A partir de entonces, los fines de semana serían la puerta de entrada al mundo musical francés. En la memoria colectiva, ya eran familiares Christophe y su "Aline", Mireille Mathieu cantando a Cri-Cri, o el ventiúnico éxito de Desireless, "Voyage, voyage" (cuyo cover en español, años después, sepultó la carrera de un grupito popero con nombre de villano de X-Men), pero gracias al Top, algunos cantantes como Hélène Ségara, Patricia Kaas, Yannick Noah, Mylène Farmer y Alizée, generaron fans en este lado del charco atlántico. Además, sirvió a muchos para descubrir que varias de sus canciones favoritas en español, no eran más que infames versiones de canciones ya famosas en tierras galas. Un ejemplo: una de las últimas canciones de Timbiriche, resultó ser un cover a una canción de France Gall. (No digo cuál, porque la fanaticada me quema con todo y efigie.)
Top France, al generar enorme expectativa los fines de semana, al paso del tiempo amplió sus transmisiones a toda la semana y, con ello, también la llegada de una nueva voz, Daniela Medina, quien complementó a la perfección al buen Antoine. Y acordes con lo avanzado de las comunicaciones vía internet, abrieron a finales del año pasado Top France, la web radio, como una extensión de la carta programática de cada día. Éxitos de ayer, hoy y siempre, presentes en una página interactiva. Esto parecía ser una buena señal de la buena fama del programa, hasta que llega esta triste noticia.
Sabemos bien que todo ciclo debe cerrarse, pero la buena música siempre permanecerá. Me uno a la indignación por el fin del programa, pero conservo viva la esperanza de seguir escuchando canciones francesas. Finalmente, los invito a que revisen la página de la web radio (http://www.radiofrancia.com.mx/) y disfruten de la buena música. Para Antoine y Daniela van nuestras mejores vibras para que concreten un nuevo proyecto y cuando lo logren, allí estaremos para acompañarlos.
Au revoir, Top France!!!

miércoles, 11 de junio de 2008

El revistero de las vanidades

Una de las cosas que disfruto hacer mientras ando de paseo por el súper, las librerías y la famosa tienda de los buhitos, es pasar horas y felices minutos frente a los anaqueles de revistas, hojeando algunas, leyendo otras y comprando las que se pueden. Seguramente más de uno me dirá "¿Y qué tiene esto de peculiar? Cualquiera lo hace..." Sí, es cierto, pero cuando la barra temática tiene para dar y prestar, he aquí el problema.
En casa, desde siempre, ha habido revistas en casa, y aprovechaba cualquier momento para leerlas. (Bueno... cuando tu mamá leía Última moda y Vanidades, y tu señor padre, Mecánica Popular, como que no había cabida para otro título, ¿no creen?) Sin embargo, descubrí el Tele-Guía y mi vida, si no cambió, al menos, se informó. (Muchas de mis amistades se preguntaban las razones de mi saber enciclopédico sobre los espectáculos, ahora creo saber de dónde venía.) Esa revista fue hegemónica hasta mis años en la preparatoria, cuando descubrí la legendaria Vuelta, dirigida por Octavio Paz. Podría decirse que me educó en lo concerniente a las letras. Sólo compré ¡¡dos números!! en toda su historia; el resto, lo adquiría en los puestos de usado en la Ciudadela. Pero también pasó por mis manos una publicación iconoclasta y hedonista: El Huevo. (Era radioescucha asiduo de Ondas del Lago, donde la anunciaban, pero ésa es otra historia.)
En estos dosmiles que nos circundan, las revistas que leo con una regularidad de diplomático son:
  • Letras Libres: Heredera de la legendaria Vuelta, conservó la calidad de sus trabajos literarios, pero se adaptó a los nuevos tiempos mediante el formato monográfico mensual. Un ejemplo: Su primer número, enero 1999, fue dedicado a Chiapas; el segundo, a los Diarios literarios, y así sucesivamente. También cabe notar que varios ensayos allí publicados generaron polémicas bárbaras, como aquel muy famoso sobre López Obrador y otro sobre la UNAM y el bicentenario. Siempre es una delicia leerla.
  • Día Siete: Magazine dominical, ideal para las horas de espera en el dentista, pero además hay que refinarse todo el periódico para obtenerla. Cuestión de enfoques.
  • Quién: Sí, me divierte leer sobre el jet-set mexicano y sus cosas, pero destacaría su avalancha de anuncios para quien colecciona publicidad.
  • El Huevo: A pesar de que su último número salió hace varios meses, digno es de destacar el hedonismo e iconoclasia de sus temas -estilo de vida lounge, cómo ser una chica posmo, lo alternativo-, pero sin olvidarse de los temas actuales, como la ciencia, la política y la economía. Si Vicente Huidobro dijo una vez que la poesía era el encuentro entre un paraguas y una máquina de escribir sobre una mesa de operaciones, El Huevo podría decirse que sería una mezcla entre Cosmopolitan, Este país y la Revista de la Universidad, pero con el diseño editorial de la Eres.
Ahora bien, ya como lector en fast track, confieso que mi placer culpable es plantarme ante los revisteros del súper y de los tecolotitos, y leerme varias. Al final, termino por irme tal y como llegué: en blanco. (Si alguna me interesó, al día siguiente la compro y no pasa nada.) Aunque también recurro a mis provedores de la Ciudadela, por aquello de los ejemplares atrasados.
Para cerrar esta divagación, no cabe duda que un revistero tiene de todo y para todos. Y, por cierto, las vanidades que nos ofrece se pueden medir por el tiempo de lectura informal o por el número de revistas que se leen u hojean mientras hacemos algo de tiempo. Cada quien ya sabe cómo va el rollo, ¿no creen?

domingo, 8 de junio de 2008

Extrañamiento Presidencial

Hace algunos días, llegaron varios mensajes sobre un asunto capital que concierne directamente al Primer Mandatario, es decir, a un servidor, y en los que se me invita a finiquitar un asunto que no debe pasar de este año. Agradezco sobremanera los buenos comentarios pro-titulación, pero de algo estoy seguro: que siendo asignatura pendiente, me corresponde a mí en exclusiva detener, proseguir y/o posponer más de la cuenta. Bien dice un proverbio árabe que "la prisa proviene del diablo" y lo creo en demasía. Sans commentaires.
Por otro lado, y ya para terminar con este mensaje, estuve meditando el asunto por largo rato y solamente digo lo siguiente: No soy un maldito politólogo. (Quien entendió esta frase, ya sabe a qué me refiero.) Dicho esto, nuevamente les doy las gracias y les estaré informando acerca del proceso. (Paciencia, compañer@s, paciencia...)
Atte.
La Presidencia de la NRB