lunes, 8 de diciembre de 2008

De clásicos a clásicos

Cuando una situación, más que inevitable, es esperada de antemano, le damos la connotación de clásica. Y cuando buscamos ese objeto que nos saque de un apuro, o es muy recurrente en ciertas ocasiones, decimos que es un clásico, ¿no es así? Ahora bien, ¿qué diantres es un clásico? ¿Qué es clásico?
De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española (el "clásico" DRAE, para acabarla...), clásico es: "que pertenece a cierta época o a un período de mayor plenitud para una civilización, que no se aparta de lo tradicional, que sigue ciertas reglas establecidas por la costumbre y el uso...", en fin, hasta aquí le paro. Si me ajusto a la primera acepción, un clásico sería El Mesías, de J. F. Haendel, o el Concierto de Brandenburgo #5, de J. S. Bach, dado que pertenecen al período barroco en la historia de la música. Respecto a la segunda, las películas de la época de oro del cine mexicano serían el mejor ejemplo. Y si ajusto a la tercera, el Hava Nagila que se baila en las bodas judías, ni mandado a hacer. Sin embargo, hay personas o sectores sociales que disienten de ello, porque le asignan esa cualidad a otras cosas, diametralmente opuestas a las que se proponen. Aquí y en China.
Bien sé que no intento hacer un trabajo exhaustivo sobre los clásicos o sobre ser un clásico, sólo me limito a expresarme ese prurito. Para muchos, los clásicos serán Bach, Haendel y Vivaldi; para otros, el Real Madrid-Barcelona o el América-Guadalajara, y para quien se deje o se ponga el saco:
El Acapulcazo, el tablero del coche forrado de peluche, los bisquets de Obregón, las escalas nocturnas en El Borrego Viudo, el metro Hidalgo en horas pico, los calzones de motitas, el Boing a la hora del recreo, las tortas banqueteras, la hora de los Bitles en la radio por las mañanas, el casquete corto en las peluquerías, el champú Pantene, judíos paseando por Izazaga, los mítines del Peje, las compras de pánico del 5 de enero, los "tamales oaxaqueños calientitos", las filas para pagar la tenencia, el pozole de los viernes, el recalentado, las revistas porno en la secundaria, irse de pinta a Chapultepec, el San Lunes, las peregrinaciones a La Villa, los comics de los domingos, el sonidero del barrio, los operativos en Tepito, los colados en las fiestas, las opiniones de la Monsi y la Poni, la taza de oficina a modo de portalápices, los informerciales, las canciones de Paquita la del barrio, las obras completas de José Alfredo Jiménez, el microbusero que se siente Michael Schumacher en pleno Reforma, las películas de Capulina, Carlos Fuentes, el wonderbra, ver las coberturas olímpicas por televisión, las gorditas de chicharron prensado, los incidentes Lobohombo y News Divine, el "Señor de las Ligas", los maratones de Dr. House por la tele, los camotes de Puebla, las momias de Guanajuato, las cubas con Cacardí, los discos de Silvio y Pablo, las guitarras de Paracho, el camión de la basura, el carnaval de Veracruz, la Lulú de grosella, los tacos de carnitas, el coche-sardina, la cascarita a media calle, cantar Oaxaca, los aguacates bien maduros, el "rapidín", el chocomil, la polla con Tres Coronas, la Feria de Minería, los Poeta Huevos y su hermosa hueva, la banda de pueblo, el café con piquete, el vocho blanco, las palomitas de microondas, Santos vs. la Tetona Mendoza, los chiles rellenos, la lucha libre en la Coliseo, el Circo Atayde, las chelas bien frías, las enchiladas de Sanborns, la Glorieta Insurgentes, manifestaciones en el Ángel, el Tianguis del Chopo, la sopa de fideo, el programa de Cristina Pacheco, el "año de Hidalgo", el Oxxo, el Jugueton, José Emilio Pacheco, el messenger, las tocadas en el Zócalo, el jabón chiquito, el patito de hule, el toallagate, las botas de Fox, y algunas frases como "Coopelas o cuello", "¡Por qué no te callas!", "Me amarraron como puerco", "¿Y yo por qué?", "No me cierre el maletín" o "Me chamaquearon", por decir algunas.
En fin... aún seguirá vigente la discusión sobre los clásicos, pero de una cosa estoy seguro: que cada quien tiene los suyos, y si todos coincidimos en alguno, digno es disfrutarlo hasta que el cuerpo aguante, porque hay de clásicos a clásicos. ¿No es así?

1 comentario:

Mariposa Tecknicolor dijo...

Excelso.
De todo lo que te he leído, este post figura en mi top ten.

Gracias por hacerme reír... y recordar.

No te desaparezcas y a ver si ya me contestas mis mensajes del móvil.
Besos.