miércoles, 5 de noviembre de 2008

Vangelis: Una música proteica

"Toda música verdadera nos hace palpar el tiempo". Sigue pasando el tiempo y esta afirmación de E.M. Cioran sigue ganando batallas después de todo, y más ahora cuando las presentes líneas tienen como pretexto hablar sobre un gran músico y compositor que, a diferencia de sus contempóraneos, sigue reinventándose a sí mismo. Me refiero al griego Vangelis.
Evangelos Odyssey Papathanassiou, Vangelis, nació el 29 de marzo de 1943 en Volos, Grecia, en el seno de una familia acomodada; por su situación económica holgada, tuvo acceso a uno de los primeros sintetizadores en Grecia, con el cual ejecutaba sus primeras composiciones. Pasado el tiempo, y con el fervor del rock muy presente en su época juvenil, junto a su primo Demis Roussos, forman el grupo Aphrodite's Child, uno de los primeros exponentes del rock progresivo en Grecia. Uno de sus álbumes más famosos es 666, inspirado en el Apocalipsis de San Juan, mismo que generó reacciones favorables (como la del pintor español Salvador Dalí) que enconados actos de censura. Pero sus búsquedas musicales en el rubro de la electrónica, llevaron por añadidura hacia la desintegración del grupo.
Vangelis vivió un largo peregrinaje por varias ciudades de Europa, como París y Londres, donde finalmente allí logró construir su propio estudio de grabación, los Nemo Studios, de donde surgirían nuevas y egregias obras. (En Inglaterra, cabe decirlo, estuvo a un paso de integrarse al grupo de rock progresivo Yes como su tecladista en sustitución de Rick Wakeman, pero no se logró. De haberse realizado, ¡¡qué habría surgido de aquella alineación!!) Mientras buscaba ese sonido prístino, se dedicó a componer la música de varias películas dirigidas por el francés Frederic Rossif, quien a la larga se volvió su amigo y compañero de andanzas artísticas. (Incluso, se dio algo de tiempo para componer el soundtrack de ¿No oyes ladrar a los perros?, producción franco-mexicana con guión de Carlos Fuentes basada en el cuento homónimo de Juan Rulfo. Posteriormente, el propio Vangelis reeditó la música y la agrupó en un disco de nombre Ignacio.) Entre la composición de partituras para cine y televisión, durante los años 70, dio a la luz varios materiales que habrían de sentar un precedente no sólo musical, sino hasta tecnológico y hasta cultural también. En 1975 presenta Heaven and Hell, álbum inspirado en la Divina Comedia de Dante Alighieri, donde contó con la colaboración de Jon Anderson, vocalista de Yes, y al año siguiente, Albedo 0.39. (Varios de los cortes de estos álbumes, se emplearon más adelante para musicalizar la serie Cosmos de Carl Sagan, en la década siguiente.)
Mientras seguía experimentando en los Nemo Studios, la fama le llegó de sopetón cuando en 1981, obtiene el Oscar en la categoría de Mejor Partitura por la música que compuso para la película Carros de fuego, con la que empezó a ser conocido por el público de todos los sectores. Al año siguiente, colabora con el cineasta británico Ridley Scott en una película que habría de confirmar esa fama en ascenso: Blade Runner. Entre ésta y 1492 (1992), dirigida también por Scott, Vangelis trabajaría paralelamente en proyectos muy personales y en la composición de música para la pantalla de plata. Entre recopilaciones variopintas de sus obras y más música para el cine, en 1998 sale a la luz El Greco, donde rinde un homenaje al pintor greco-español, con una música de naturaleza semejante a la de 1492, es decir, atemporal: sin tiempo y con todos los tiempos dentro de sí. En este álbum contó con la colaboración de la soprano catalana Montserrat Caballé.
A principios del siglo XXI, la NASA se puso en contacto con él para encomendarle la composición de una obra alusiva a la primera expedición espacial no tripulada al planeta Marte. Así nació Mythodea (2001). Un año después, el comité organizador de la Copa Mundial de Futbol Corea-Japón 2002, lo comisiona para componer el tema oficial del encuentro. Regresa al camino de los soundtracks cuando compone la música para Alexander de Oliver Stone; obra, según él, de la que siente mucho orgullo, dada su herencia cultural y su interés por el personaje.
Con toda esta historia detrás de sí, Vangelis siempre se ha mantenido fiel a sus búsquedas musicales. No importa que lo hayan comisionado para musicalizar varias películas y componer himnos para eventos singulares, siempre hay una vitalidad en cada una de sus obras, inclusive retoma elementos de otras latitudes para hacer sus obras. En Blade Runner, regresa un poco a la tradición del jazz y el blues; en "Conquest of Paradise", "Voices" y Mythodea eleva a la épica de género a modo de vida, y en El Greco, digamos que busca el tiempo mientras lo deja hablar. En fin, y en cualquiera de sus formas, Vangelis hace una música proteica, es decir, que se reinventa cada día y la hace parecer diferente, sin olvidarse de dónde proviene. Sólo me limitaré a invitarlos para que escuchen cualquiera de sus producciones y se dejen llevar por una música única, prístina y atemporal. Ekharistó polí.

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