jueves, 11 de octubre de 2007

Conferencias, coincidencias y conocencias

Desde hace más de tres años, siempre ha sido un asiduo asistente a todo tipo de eventos relacionados con la difusión de la cultura, cuyos senderos se reparten entre la historia y la literatura. Las charlas en la Academia Mexicana de la Historia, las ciclos de conferencias en El Colegio Nacional, foros en el INEHRM, presentaciones literarias en Bellas Artes... en fin, siempre del caño al coro y del coro al caño. (Siempre tendré motivos para hacerlo. Sin duda.)
Todo esto viene a mi memoria porque antier tuve la fortuna de asistir al Homenaje a Julieta Campos, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. (Con toda franqueza, era el primer evento literario al que asistía en meses; todos los demás, una de dos: o eran foros sobre historia de México, o charlas con historiadores. Aún así, todas valen mucho la pena.) De alguna forma, veía esto como un regreso (¿triunfal?) a mi primera casa vocacional, o sea, la literatura. Sin embargo, la sorpresa no quedó allí, porque me encontré con dos rostros amigos de Acatlan City: Elisa Cuevas, socióloga con alma renacentista, y Carlos Domínguez, fotógrafo de escritores y coleccionista de autógrafos, igual que un servidor. Durante casi dos horas, mi emoción por escuchar la voz presente de varios escritores, permanecía intacta, luego de un largo tiempo sin asistir a una mesa literaria. Y, lógico en Carlos y en quien escribe, nos lanzamos a la cacería del consabido autógrafo. Le sacamos la firma a Margo Glantz, pero me ganó el colega con su ejemplar de Sealtiel Alatriste. (Cosas que pasan.) Finalmente, compartimos coincidencias y conocencias al tomar una copa de vino tinto, mientras contemplábamos las maravillas del Centro Histórico desde la terraza del lugar. Fue una velada totalmente palacio (de Bellas Artes).
Ayer, la conocencia literaria nos reunió, nuevamente, a Carlos y a un servidor, ya en nuestra segunda casa, Acatlan City, gracias a la irreverente y heterodoxa presencia de Paco Ignacio Taibo II. (Sin temor a equivocarme, para quienes leemos con devoción a un autor, conocerlo y que estampe su rúbrica en su libro, es, en sí, una meta cumplida. Y si no nos creen, que nuestros ejemplares de La lejanía del tesoro demuestren lo contrario.) Además, no era la primera vez que mi colega fotógrafo compartía el honor del momento con quien escribe. Para nada.
La primera vez que compartimos el momento literario fue en Casa Lamm, gracias a que Beatriz Espejo me invitó a la presentación de sus Cuentos reunidos, allá por marzo de 2004. Los presentadores: Emmanuel Carballo y Eraclio Zepeda, moderados por Álvaro Enrigue. ¡¡De lujo!! Con puntualidad sospechosamente inglesa, Carlos y yo llegamos temprano al evento. Minutos después, aparecieron los presentadores y la homenajeada, quienes firmaron nuestros libros, además de posar ante la cámara de mi colega. Una noche inolvidable, sin lugar a dudas. Tiempo después, durante un ciclo de conferencias de Fernando del Paso en El Colegio Nacional, hace dos años, coincidimos nuevamente. En aquella ocasión, después de la ronda de firmas, abandonamos el lugar hechos la raya, porque la querencia nos llamaba a gritos. Era un miércoles de noviembre, según recuerdo.
En fin... son pocas las coincidencias, muchas las conferencias y mutuas las conocencias (Roberto López Moreno y Raymundo Ramos, por ejemplo) que no pararemos de asistir a eventos de naturaleza semejante. Es más, si se me permite la comparación, seríamos como Héctor García y Carlos Monsiváis, por la regularidad con que las empresas y tribulaciones literarias nos enlazan a menudo. Espero que prosiga de esa manera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi querido Ulises, tu cronica de nuestro encuntro en Bellas Artes me llena de gusto y orgullo; por el hecho de compartir experiencias y saberme espectador de un poeta que en un futuro no muy lejano comenzara a cosechar exitos. Quizas dentro de unos años recordemos este tiempo con ternura (espero que asi sea y no con amargura) ya que destilamos sueños en cada raya de tinta impresa. prometo ser más extenso y retomar el tema en una ocasión con más tiempo un abrazo. Carlos