miércoles, 29 de agosto de 2007

¡¡¡Felicidades, Paulina!!!

Ayer, precisamente, estaba bastante preocupado porque las celebraciones en torno a Paulina Martínez Gutiérrez, Consejera Fundadora de la Nueva República de Babel y secretaria de Salud, salieran a pedir de boca. Ahora, y gracias a una (oportuna) corrección, hoy es el día en que la NRB festeje a una mujer sin par.
Gracias a Paulina, acuñé una teoría que, precisamente por ella, terminé por confirmar. La dichosa teoría en cuestión tiene que ver con las vocaciones, o sea, las carreras. Me explico mejor. Cada quien tiene una carrera natural y otra elegida. (En la primera, son tendencias naturales que se manifiestan por sí mismas; la otra, un camino a seguir: santo y seña de una vida.) Al conocer la prosapia médica de Paulina, digamos que su misión se enfoca en mantener la buena salud de muchas cosas, como el trabajo intelectual y las amistades, por ejemplo. (Cuando digo esto, me refiero a lo que otros llaman constancia.) Por el otro extremo, su carta de marear está regida por el signo de la Historia, misma a la que le dedica buena parte de sus días. En una palabra, más que estudiar los caprichos de Clío, se empeña en vivirlos por sí misma. Gracias a estas cosas, se crea un equilibrio que se resume en una solar palabra: juventud. Lo demás es mera añadidura. (Si Paulina fuera una palabra del diccionario, seguramente sería constancia. Ni dudarlo siquiera.)
Sea en conciertos del maestrísimo Fito Páez, sea como amanuense de historiadoras, Paulina irradia juventud y le otorga un constante renacimiento a las cosas que la rodean, porque la vida se hace a cada rato, claro está.
Por ésta y más razones, que por sabidas se callan, celebro tu cumpleaños convencido de una sola cosa: eres la prueba fehaciente de que las mujeres, además de no tener edad, intentan e inventan su propio mundo, el cual no se hallará exento de sorpresas. (Y para muestra, durante esta semana, los segmentos de la NRB que ya conoces, estarán exclusivamente dedicados a ti.)
¡¡¡Felicidades, Pauluna!!!

sábado, 25 de agosto de 2007

Lonesome Traveller: Alvaro Mutis

Nacido en Bogotá el 25 de agosto de 1923, el bagaje literario de Álvaro Mutis se forjó gracias a su lectura de los clásicos en francés (cuando residió temporalmente en Bruselas, debido a que su padre cumplía funciones diplomáticas) y también a las largas estancias en Coello, tierra de estirpe cafetalera en la provincia colombiana. Sin embargo, su descubrimiento de la poesía fue gracias a las clases de literatura que le impartió el poeta Eduardo Carranza, mientras Mutis era un joven estudiante de secundaria. Pero dos hechos posteriores dieron inicio a la carrera literaria del colombiano: la lectura de libros de Historia que hacía en la biblioteca del colegio y sus escapadas al billar. (Esto disgustó tanto a sus maestros como a su familia, la cual lo convenció para ponerse a trabajar.)
Álvaro Mutis trabajó como locutor en la Radio Nacional, donde leía las noticias, para más tarde desempeñarse como gerente de publicidad de compañías cerveceras, petroleras y de aviación, en tiempos diversos. (Gracias a sus relaciones en la compañía aérea, viajó junto a un amigo suyo a Cartagena de Indias, donde conoció a su gran amigo de toda la vida: Gabriel García Márquez.)
En 1948, junto a Carlos Patiño, publicó su primer libro de poemas, La balanza, mismo que se destruyó cuando el bogotazo, que acabó con todas las librerías de la ciudad. Y al año siguiente, ya en solitario, sacó Los elementos del desastre, donde apareció por vez primera una especie de alter ego suyo: Maqroll el gaviero, mismo que no lo habría de abandonar.
Debido a un proceso judicial en su contra, Mutis llegó a México (donde reside hasta la fecha), para luego ser encarcelado en Lecumberri, mientras se arreglaba su extradición a Colombia. Allí escribió su Diario de Lecumberri, además de algunas obras más. Finalmente, queda exonerado y prosigue su vida normal, vendiendo comerciales y películas por toda Latinoamérica. Gracias a sus labores publicitarias, hizo casting para el doblaje de la voz del narrador de la serie Los Intocables, misma que terminó haciendo, dándole un inolvidable sello distintivo en la historia de la televisión. (¿Quién no recuerda aquella frase: "Chicago, 1928...")
A la par de la poesía, Mutis se destapó como narrador al publicar varios cuentos en publicaciones colombianas y mexicanas, pero se tomó en serio la narrativa al escribir, a mediados de los años 80, La Nieve del Almirante, primera de siete novelas protagonizadas por Maqroll el gaviero. Le seguirían Ilona llega con la lluvia (misma que se llevó a la pantalla grande, protagonizada por Margarita Rosa de Francisco), Un bel morir, La última escala del tramp steamer, Amirbar; Abdul Bashur, soñador de navíos y Tríptico de mar y tierra. (Se dice que aún tiene otra en proceso de escritura, donde ¿llegará a matar a Maqroll? No se sabe...)
Hoy, en el 84 aniversario de su nacimiento, celebremos a Mutis leyendo sus obras y viajemos junto a Maqroll, disfrutando de sus empresas y tribulaciones que son las mismas de la literatura en sí: contar el sufrimiento, desde luego, pero también la dicha que produce la vida y el ejercicio de la amistad que el colombiano ha sembrado en los suyos y en el séquito de lectores que aumenta cada día.

miércoles, 22 de agosto de 2007

Sacco y Vanzetti: 80 años de memoria

Hace exactamente 80 años, en el estado de Massachusetts, fueron condenados -injustamente- a morir en la silla eléctrica dos inmigrantes de origen italiano: el zapatero Nicola Sacco y el vendedor ambulante de pescado Bartolomeo Vanzetti. Como la NRB no es precisamente una tribuna política, me limitaré a comentar los homenajes artísticos que se han hecho a este par inolvidable de luchadores sociales.
En 1955, el novelista norteamericano Howard Fast escribió su novela La pasión de Sacco y Vanzetti, cuya trama se desarrolla el mismo día de la ejecución de los italianos (22 de agosto de 1927), pero desde distintos ángulos. Lo mismo describe las últimas horas de Sacco y Vanzetti en la prisión, que un instante en la vida del Duce Mussolini por convencer al gobierno norteamericano de conceder el indulto al zapatero y al humilde vendedor de pescado, y también las reacciones de los sectores obrero y burgués ante semejante acontecimiento. Una novela polifónica, cuya lectura no es nada desmerecedora. Recomendable, ni dudarlo siquiera.
El cineasta italiano Giuliano Montaldo llevó a la pantalla grande, en 1970, el proceso judicial de Sacco y Vanzetti, cuya banda sonora fue compuesta por su compatriota Ennio Morricone, quien además contó con la colaboración de la norteamericana Joan Baez para la composición de dos temas emblemáticos: "The Ballad of Sacco and Vanzetti" (basada en las cartas que ellos escribieron a sus familiares desde la prisión) y la clásica "Here's to you", también conocida como la "Marcha de Sacco y Vanzetti". Hasta la fecha, esa película sigue siendo un aliciente para la juventud combativa de hoy en día. (Es más, después del 11 de septiembre de 2001, como que recobró algo de su frescura primigenia, ¿verdad?)
Por último, sólo me resta decir que el arte, más que la política, hace perdurar los sucesos que el siglo pasado nos dejó, y que siempre que escuchemos a Joan Baez, Georges Moustaki o Mireille Mathieu, no dejaremos de sentir ese espíritu combativo cada vez que suenan los acordes de "Here's to you", al igual que el filme de Montaldo o la novela de Fast. (La Galería de la Memoria también se une a esa intención.) Mejor homenaje ya no puede existir. De verdad.

martes, 21 de agosto de 2007

La Cantante de la Semana: Enya

De todas las cantantes que han pasado por las intrañas tierras de la NRB, destaca una por su serenidad y, claro está, la versatilidad que emana de sus canciones. Me refiero a la irlandesa Enya.
Eithne Ni Bhraenain (su nombre en gaélico) nació en el seno de una familia con acendrada tradición musical: junto a varios de sus hermanos formaron el grupo Clannad, quienes compusieron e interpretaron la música de la serie Robin Hood. Más tarde, Enya y su hermana Maire Brennan (también connotada cantante de reminiscencias celtas, pero más allegada a la tradición irlandesa) abandonaron la agrupación y así forjar sus carreras solistas.
La primera producción de Enya fue el soundtrack de la serie documental The Celts, mismo que se reeditaría años después, pero con su segundo disco, Watermark, se colocó en los cuernos de la luna con el primer sencillo, "Orinoco flow" (que en este lado del charco se usó para un comercial de whisky, pero ni modo), sin olvidarnos de la ecléctica "Storms in Africa". (Para posteriores reediciones, se incluyó una "segunda parte", es decir, su versión en inglés. La original está cantada en gaélico.)
Años después, su tercera producción, Shepherd moons, hizo de las suyas con los inolvidables sencillos "Caribbean blue", "Aldebaran" y "Book of days", cuya versión en inglés fue el tema de la película Far and Away, protagonizada por Nicole Kidman y Tom Cruise. (Con esto, la versatilidad de los temas de Enya estaba más que probada.) Para mediados de los años 90, The Memory of Trees fue -hasta la fecha- su disco más logrado, por retomar elementos del Watermark, pero con ciertos guiños de ojo a las incantaciones latinas y a melodías orientales. Para muestra, están "Anywhere is", "On my way home" y "China roses", por decir algunas.
Luego de su recopilación Paint the sky with stars (de donde se desprendió el sencillo "Only if..."), vino A day without rain, disco que en 2001 tuvo un inusitado éxito de ventas, puesto que el primer sencillo, "Only time", fue empleada por los noticiarios estadounidenses para ilustrar escenas del 11 de septiembre. (Sans comments.) Y aprovechando el fervor por la irlandesa, el cineasta neozelandés Peter Jackson y el compositor norteamericano Howard Shore solicitaron su colaboración para interpretar la canción-tema de la primera parte de El Señor de los Anillos, llamada "May it be". (En el resto de la saga, Annie Lennox entró al quite, pero no fue lo mismo.)
Su última producción discográfica, Amarantine, es diametralmente diferente a lo realizado en discos anteriores, puesto que si aún persiste esa serenidad muy suya, también se adentra por senderos no explorados, como en "Sumiregusa", cantada totalmente en japonés. Tanta fue la expectativa con este disco, que la compañía disquera sacó, la Navidad pasada, una edición especial con villancicos. [Nota bene: Esto no es nuevo: Enya ya antes había interpretado villancicos; ejemplo claro, "Oiche chiun" ("Silent night"), o sea, la típica "Noche de paz", incluida como bonus track del Shepherd moons.]
Para quienes gustan de la world music, bien sabemos que Enya no basta ni sobra. Para nada. Por tratarse de una cantante sin par (y muy alejada de la parafernalia musical), cada disco suyo es un viaje hacia nuevas tierras, pero con una diferencia: que quien viaja -o sea, escucha- por su mundo, ya nunca será el mismo, aunque se trate de una sola persona. Aún así, siempre habrá una canción de Enya que sea parte de nuestro corazón, es decir, nuestro muy particular "Book of days". (¿Será así? Disfrútenla.)

viernes, 17 de agosto de 2007

Leaving Port Memories: Ferias del libro

Una de las satisfacciones que tengo desde que comencé a estudiar Letras Hispánicas, es la frecuente visita a las ferias del libro, donde siempre termino por comprar algo. (Minúsculo, pero significativo.) Además, y paulatinamente, no sólo la oferta es editorial, sino también vivencial. Procedo a recordármelo.
La primera feria a la que asistí fue en el Palacio de Minería, hace alrededor de seis años. En aquel momento, era un joven ingenuo cuya biblioteca apenas era un proyecto. Y como tal, sólo le sacaba jugo a la carpa de ofertas y saldos de la UNAM, donde compré quince libros de poesía ¡¡de a peso!! (Aún así, la bolsa pesaba que daba horror.) Y desde allí supe que siempre volvería a Minería, sea como sea. La sentencia sí se cumplió.
Al año siguiente, no me animé a entrar al Palacio, pero fue en octubre de 2002 cuando Minería me hizo parte de sí. Durante tres días, de 8 a 8, en el marco del Homenaje Internacional a Felisberto Hernández en el Centenario de su nacimiento. Las pausas para comer y antes de las conferencias, a veces las ocupaba para leer, pero el ambiente editorial no era el mismo. (Aunque, he de confesarlo, Minería me dio una oportunidad de oro por ese tiempo, de la que me ocuparé en otro momento.)
A partir de marzo de 2003, se hizo oficial mi asistencia a las Ferias del Libro. Primero en Minería, acompañado por algunos colegas míos con quienes pasé largas horas y felices momentos comprando libros y caminando por los pasillos del palacio, mientras oía "Merry Christmas, Mr. Lawrence", de Ryuichi Sakamoto en el discman de un colega. (Allí mismo, tuve un reencuentro con una mujer, cuya infaltable amistad agradezco hasta la fecha.) Desde ese día, acuñé una frase que -ocasionalmente- es mi escudo de armas: Nada como volver a los viejos puertos.
El viento editorial me llevó hacia otras aguas, las del Politécnico, cuya feria anual me trajo de una manera extraña: siempre había creído que sólo vendían libros técnicos y aún así asistí. Craso error al creerlo, porque sí había libros técnicos y también literarios, lo que ya le puso sabor al asunto. De visitante fantasma en el Ex-Convento de San Lorenzo, en el Centro Histórico, me convertí en elemento decorativo en Zacatenco. No me arrepiento. (Además, contrariamente a Minería, a ésta siempre termino por asistir solo. ¿Destino? Me temo que sí...)
Los años pasan y las ferias también, pero con sensaciones e intenciones distintas. En los últimos dos años, y en marzo, precisamente, estuve muy bien acompañado. En 2006, por una niña que me quitaba el sueño -¡¡y el presupuesto!!-, que terminó por seguir su camino. Mientras el tiempo se detuvo en Minería, coincidimos con Javier Garciadiego, se portaba como chiquilla en dulcería en los stands de materiales didácticos y libros infantiles, y quien escribe, bueno... digamos que le hacía el día a sus (ahora) amigos de El Colegio Nacional. Cosas que pasan.
Este año, en Minería y también acompañado por una inteligente y sincera amiga, los papeles se cambiaron: me tocó estar como niño en juguetería, irradiando felicidad por los cuatro costados. (Ahora que me acuerdo, creo que la traía de cabeza. Suele pasar.) Son oportunidades que no dejo de disfrutar y, claro está, de agradecer.
Casi a punto de cerrar el conducto de la memoria, pienso que cada año trae buenas ferias, con sus respectivas compañías para comprar, aunque no sea libros, al menos tiempo y unas ganas de pasarla bien con alguien muy caro a nosotros. (Bien sé que para 2008, en Minería, estaré muy bien acompañado por una hermosa e inteligente mujer; seguramente distinta respecto de años anteriores. En Zacatenco, si el destino sigue jugándome bromas pesadas, regresaré solo. Pero, a pesar de estas certidumbres, conservo viva la esperanza de que la historia cambie en el Museo de Antropología, cada septiembre. Se vale soñar.) De cualquier manera, los libros como las mujeres, requieren su propio tiempo y siempre es saludable volver a los viejos puertos, pero con ganancias distintas. Verdad que sí.

Investiduras recientes

En pláticas con el Consejo Femenino de Gobierno, hemos tomado una resolución que llevará a buen puerto las subsecuentes acciones de la Nueva República de Babel. En primer lugar, darle la bienvenida a una nueva Consejera: la diseñadora gráfica Monserrat Montes de Oca, cuyas certeras observaciones en pro del diseño y de la difusión cultural, han hecho méritos por sí mismos y con su reciente ingreso, esperamos que sus ideas se cristalicen y den buenos frutos. Y, por otro lado, gracias a los intereses comunes y a una sana convivencia, Irma Hernández Bolaños, historiadora decimonónica e investigadora de amplio deportivismo, se integra oficialmente al Consejo Femenino de Gobierno.
Para ellas y las tripulaciones de sus naves, va mi sincera felicitación y sólo me resta darles la bienvenida. ¡¡Enhorabuena!!
Atte.
La Presidencia de la Nueva República de Babel

martes, 14 de agosto de 2007

Clío también es una telenovela

La semana pasada concluyó con la muerte del actor y productor televisivo Ernesto Alonso, artífice de la telenovela en México. Y es un hecho meramente lamentable porque muere con él no sólo una tradición, sino también un inigualable estilo de hacer televisión, que alcanzó la cúspide con un preclaro ejemplo: la telenovela histórica, que no se debe confundir con la telenovela de época. (La toral diferencia entre una y la otra es que la primera se limita a recrear un suceso histórico con la mayor fidelidad posible, siempre y cuando no se pique de exageración ni de superficialidad, mientras que la segunda, con base a un tiempo determinado, se cuenta una historia por completo ficticia. Comparar, por ejemplo, Senda de gloria con Amor real raya en el nivel de la estupidez. Y aunque Carla Estrada intente seguirle la huella a don Ernesto, por más que lo haga, nunca llenará -¡¡ni con chochos!!- el inmenso hueco que dejó el Señor Telenovela.) Pero volvamos al camino por andar.
En 1952, el primer encuentro de Ernesto Alonso con la telenovela histórica se concretó gracias a su primer trabajo en torno a la figura de Sor Juana Inés de la Cruz. Por desgracia, no pasó de ser una ilustración cual estampita de papelería. Y siguió adentrándose por los senderos de Clío, con producciones más decorosas como Carlota y Maximiliano, Los Caudillos, La Constitución (donde consta la única actuación de María Félix en la pantalla chica) y El Carruaje (recién exhumada el año pasado por el fervor juarista). Todo esto entre las décadas de los 60 y 70: período que marca su primera época de telenovela histórica, misma que tuvo una extraña consecuencia: se desataron opiniones adversas -provenientes de altos mandos, regularmente- en torno a Carlota y Maximiliano, y la opción para equilibrar la balanza fue el posterior y casi inmediato estreno de El Carruaje, para quitarle el cochambre a un importante prócer. Cuestión de enfoques.
La segunda época (y la más gratificante de todas) surgió en 1987 con el estreno de Senda de gloria. La trama inicia en los úlitmos años de la Revolución mexicana (la Constitución de 1917 y los asesinatos de Zapata, Carranza y Villa) y termina con la expropiación petrolera decretada por el presidente Lázaro Cárdenas en 1938. Veinte años en la vida de los Álvarez, protagonistas de la serie, sí son algo. (Muchos de los que fuimos niños en aquellos años, supimos lo que era la historia de México gracias a esa producción, cuyo guión contó con el talento del dramaturgo Miguel Sabido y del poeta Eduardo Lizalde. Además, el tema de entrada, compuesto por Osni Cassab, siempre lo recordaremos.)
Tras varios años de absoluta discreción, en 1993 sale al aire la producción -hasta ese momento- más ambiciosa del teledrama histórico: El vuelo del águila, centrada en la vida y obra de Porfirio Díaz. Las polémicas no se hicieron esperar, por una o por otra cosa. (Lo dejo a su conciencia.) El guión contó con la maestría de dos historiadores importantes: Fausto Zerón-Medina y Enrique Krauze, cuyo primer volumen de su Biografía del poder fue el punto de partida. Innegable olvidar las magistrales actuaciones de Humberto Zurita y de Manuel Ojeda como Porfirio Díaz en sus distintas épocas; sin dejar a un lado las participaciones de Jacqueline Andere, Diana Bracho, Alma Delfina, Claudio Brook, y hasta una menos ostentosa Salma Hayek, por mencionar algunos. Y si le sumamos el encanto del legendario Enrique Rocha al narrar cada capítulo y la magistral música incidental compuesta por Daniel Catán, no negaremos que fue una telenovela inolvidable.
Se cierra una época de bonanza televisiva con La antorcha encendida, donde Ernesto Alonso retoma la guerra de Independencia como eje temático. (Por mucho superó a Los Caudillos, gracias a la pericia de los historiadores Fausto Zerón-Medina, Carlos Herrejón y Jean Meyer -cuyos Tambores de Calderón sí que tuvieron buena vela en ese entierro- y a los adelantos tecnológicos en materia de producción televisiva.) Sin embargo, de las tres que conforman el terceto narrativo, fue la menos lograda, porque aún con los adelantos técnicos y la buena pluma de sus asesores, no era meramente creible recrear los últimos años del siglo XVIII y los primeros del XIX. Pero la peculiar partitura de Jorge Avendaño Luhrs corrió con un poco más de suerte. Cosas que pasan.
Hasta la fecha, la televisora de San Ángel no ha retomado el concepto de la telenovela histórica por lo accidentado de sus costos y por un interés exagerado por darle cuerpo a sus noticiarios. Sin embargo, y gracias a la maravilla del dvd, los que fuimos niños cuando Senda de gloria y jóvenes con El vuelo del águila y La antorcha encendida, podemos volver a esos tiempos las veces que se quiera. Ah, y porque la historia está cada vez más viva, sea como sea. Y si gracias al encomiable trabajo de don Ernesto Alonso, muchas personas se adentran en el estudio de la historia, entonces él ya puede descansar en paz. Definitivamente. Porque Clío también es una telenovela. ¿O no? (La opinión final es suya.)

lunes, 13 de agosto de 2007

En la opinión de... Eunice Alpízar

Me gusta mucho la poesía [...], pienso que para poder escribir poesía se debe ser muy sensible y muy poco egoísta para poder compartir lo que se siente, o lo que intuimos sienten los demás. Y aunque muchos quisieran en momentos que la vida terminara en un segundo, justo después de la oscuridad, ella insiste en sobrevivir.
(Apunte rescatado, 11-mayo-2007)

viernes, 10 de agosto de 2007

¡¡¡Felicidades, Annette!!!

Es del conocimiento general que "detrás de todo hombre, siempre hay una gran mujer" y ello me obliga a rendir (con las siguientes palabras) un merecidísimo homenaje a una gran mujer, cuyas palabras, sueños y ahora proyectos, ya son parte de mi vida. Me refiero a la Consejera Fundadora de la Nueva República de Babel, Ana Cárdenas, cuyo cumpleaños es hoy, y no está de más recordarles a todas las ciudadanas, habitantes y viajeros de la NRB que las mujeres no tienen edad: son tan jovenes o tan maduras como quieran ser.
Hace un año, exactamente, conocí a Anita primero por las coincidencias gastronómicas; ello se debió a un curso sobre cocina y enseñanza. No me cupo duda que un sazón peculiar no lo encontraría en ningún lado: herencia de su mamá dos veces espectacular, Sarita. (¿Nobleza obliga? o ¿Lo que se hereda no se roba? Tal vez.) Pero la oportunidad para intercambiar impresiones, se dio en un ágape navideño, donde mi sueño por cristalizar un coloquio apenas era eso, un sueño. Gracias a sus múltiples talentos y a una curiosidad sin cortapisas, comenzó una aventura, la cual no dejaré de agradecerle.
Además de los proyectos para carteles, revisiones de ponencias y trabajos afines, me di cuenta que había encontrado en Annette a mi par y complemento: lo que uno sueña, el otro es capaz de concretar. (Y viceversa.) En ambos, se destila juventud, aunque también es una fortuna contar con sus palabras de aliento y uno que otro "jalón de oreja". Lo mismo escuchando a Josh Groban, diseñando carteles -es Diseñadora Gráfica, pues, y ¡¡hay que mostrar la casta!!- que corrigiendo trabajos para la maestría o impartiendo una clase. (Es una excelente maestra, sin lugar a dudas.)
Si en algún diccionario existiera la palabra Ana Cárdenas, su significado sería, sin temor a equivocarme, este: versatilidad. Porque tantas cosas, tantas ideas y con un ímpetu a prueba de balas (es decir, envidias y malas pasadas), merecen materializarse gracias a su mirada, a su innegable talento, que lo mismo va de la cocina al salón de clases y de las aulas universitarias a su impresionante amor por la cultura. En una palabra, alta cocina y diseño versátil. ¿Debería decir también alto diseño y cocina versátil? Ella sabe a qué me refiero.
Annemarie: Celebro hoy tu cumpleaños con un firme deseo: que sigas igual de versátil, siempre atenta y, sobre todo, con una cordialidad que sólo aparece en el mundo, no sólo cada siglo, sino ¡¡cada milenio!! Porque la verdad mereces eso y más. (Las celebraciones en tu honor en la NRB ¡¡no te alcanzan!! Oye, como que deberíamos festejarte más seguido, ¿verdad?) También le deseo una larga vida a tu Principado, donde tus sueños, chocolates y caramelos, se logran o, al menos, se alcanzan. Mis felicitaciones también van para don Jorge y Sarita, tus papás, por tener una hija sin igual.
Ante todo esto, y faltándome palabras para la ocasión, solamente me queda decirte:
¡¡¡Felicidades!!!

lunes, 6 de agosto de 2007

Nuevo Gabinete Neobabélico (2007-2008)

Ciudadanas y habitantes de la Nueva República de Babel:

Hace una semana, luego de las vacaciones de dos importantes Consejeras, tomé la decisión de reorganizar el gabinete de la NRB. Durante varios días, estuve evaluando el desempeño y la activa participación de cada una en todas las empresas que llevó a cabo la Presidencia, desde el nacimiento del Principado de Annemarie, hasta la celebración de los cumpleaños y las vacaciones de las Consejeras. Luego de este proceso de certificación, muy pocas fueron ratificadas en su cargo, y el resto, qué remedio, se le cambió de puesto. El gabinete neobabélico quedó de la siguiente manera:
  1. Ana Cárdenas (Gobernación)
  2. Ericka Mildred Aguilar (Hacienda)
  3. Laura Cabrera (Educación)
  4. Rosalía Velázquez (Trabajo)
  5. Verónica del Toral (Comunicaciones)
  6. Paulina Martínez (Salud)
  7. Alicia Puga (Relaciones Exteriores)
  8. Nora de la Cruz (Cultura y Bellas Artes)
  9. Daniela Sandoval (Turismo)
  10. Eunice Alpízar (Economía)
  11. Pilar Máynez (Función Pública)
  12. Claudia Salazar (Seguridad)
  13. Juliana Castellanos (Defensa)
  14. Ana Laura Díaz (Investigaciones Lingüísticas)
  15. Araceli González (Investigaciones Históricas)

Además, he decidido nombrar como ciudadanas neobabélicas honorarias a las historiadoras Patricia Montoya e Irma Hernández Bolaños; a la investigadora Elisa Cuevas, y a la escritora Claudia Chantaca, por sus contribuciones al sano desarrollo de la Nueva República, esperando que no sean las últimas. ¡¡Gracias!!

Por esto y más, les agradezco su espera y paciencia y ¡¡larga vida a la Nueva República!!

Atte.

La Presidencia de la Nueva República de Babel

jueves, 2 de agosto de 2007

Cinco placeres culpables de un adicto al súper

Hace poco más de un mes, uno de mis artículos semanales, El indiscreto encanto del súper, generó cierta conmoción por parte de tres importantes consejeras de la NRB, de las cuales sólo recibí la más inusitada de las ovaciones. Ahora bien, y luego de una visita fast track con tal de obtener cambio para regresarme a casita, y sin fingir demencia, va que va mi Top Five de mis Placeres Culpables del Súper.
  1. Pasar cerca de una hora leyendo magazines en el departamento de Libros y Revistas. (Claro está que un neobabélico como quien escribe, primero tomaría partido por los libros, pero ésta es la mejor oportunidad para refinarse todas las revistas habidas y por haber. ¡¡Y sin discriminación de cualquier tipo!!) Me declaro culpable de leerme GQ, Quien, Cosmopolitan, Vanidades, Marie Claire, además de TV Notas, Rolling Stone y Cinemanía, con mis consabidas escalas en Letras Libres, Gatopardo y Nexos, mientras veo qué debo comprar.
  2. Echarme un volado para saber qué artículo del departamento de Dulcería me llevaré. (Para quien acepta una irrefrenable adicción al chocolate relleno de tequila, ron o rompope, no hace falta, pero cuando se trata de cambiar la rutina, aquí no hay de piña; aunque una lata de caramelos con sabor a cereza sea una forma depurada -no menos elegante- del soborno. Cuestión de enfoques.)
  3. Caminar, cual pasarela de Karl Lagerfeld, por el departamento de Papelería. (No es para menos, dada la importancia de dicho lugar en estos días, donde el regreso a clases de los peques de Primaria y de los teenagers de la Secundaria es más peligroso que un plantón en Reforma.) Porque a la hora de seleccionar artículos para su postrera compra, casi a punto de dejar esa sección, a última hora regresamos para: A) Devolverlos y tomar otros de menor precio, B) Tomar más artículos de la misma categoría o C) Ninguna de las anteriores. La vueltecita que se da para hacer cualquiera de las tres opciones, se asemeja al contoneo de una modelo en pasarela del fashion designer de su elección.
  4. Adquirir el síndrome de Homero Simpson frente a un anaquel de galletas, pastelitos y pan dulce. O sea, destilar litros y litros de baba con el solo hecho de ver la variopinta gama de productos para satisfacer los apetitos del más acérrimo gourmet-gourmand. Desde un presidencial surtido de galletas finas hasta las arrebatadoras pero sencillas mantecadas. (Mmmm... mantecaadaas...)
  5. Brincar de caja en caja, para finalmente colocarme en la primera que elegí. (Lo siento, en esto me declaro completamente culpable, casi para cadena perpetua, por ello. Pero siempre que aplico la Ley de Monsieur Etorre, hago lo mismo.)

Y luego de tamaña terapia, invito a ustedes para que también se destapen y digan cuáles son sus placeres culpables del súper. De verdad, ¡¡sí que sería bueno!!

[P.S. Como complemento a este artículo, en la Galería de la Memoria está el soundtrack idóneo para estas confesiones. ¡¡Qué lo disfruten!!]