miércoles, 18 de julio de 2007

Series en serio

Desde que la telera entró en mi vida, nunca había tenido el tesón para seguirle la huella a una serie, sea ésta animada o con actores. (Bueno... hasta hace pocos años.)
Recuerdo que, siendo niño y antes de dormir, veía algunas series que sólo servían para eso, es decir, como somnífero. Hasta que un día, me fijé en varias de temática ficticia. Pero ninguna logró convencerme. (Digamos que algunos episodios de Los Intocables -cuando los retransmitieron durante los primeros años del canal del Ajusco- me tenían al borde del asiento y no era para menos, dada la maestría del doblaje mexicano de la serie y la infaltable voz del colombiano Álvaro Mutis como el narrador. ¿Quién no recuerda aquella frase que comenzaba así: "Chicago, 1928..."?)
Años después, en ese mismo canal, descubrí la ironía excesiva de Los Simpsons. Para la sarcástica generación a la que pertenezco -si es que a alguna me puedo integrar-, esa serie animada fue el evento del siglo, por la manera tan descarada y, por ende, realista de criticar a la sociedad, y más concretamente, a la otrora institución familiar. (En los años que lleva de transmitirse en México, pasó de serie para adultos a serie triple A. Cosas de la vida.) Misma suerte no corrió Daria, serie de MTV meramente descarada a diestra y siniestra.
Además de esas series (cuya continuidad y cronología aún le vale sorbete a la televisora), en otro canal comenzó a transmitirse una serie que me encantó desde el primer episodio: Cuéntame cómo pasó. De factura española, es la historia de una familia de clase media, los Alcántara, durante los últimos años de la dictadura de Franco. (Una de las razones de su éxito en México, se debe a las coincidencias -no pocas, claro- que tiene la sociedad mexicana con la española de finales de los 60 y principios de los 70. Se aceptan réplicas.) A partir de ese momento, tomé la decisión de seguirle la pista por completo a una serie. ¡¡Y hasta la fecha no la suelto!!
Sin embargo, me hice asiduo a otras series -norteamericanas, qué remedio- como Charmed (serie que derivó en un champurrado de mitologías en sus últimas temporadas) o Grey's anathomy, de temática médica, con un excelente doblaje y la única que veía con mi mamá. (México tampoco podía quedarse atrás: El Pantera y Sexo y otros secretos son ejemplos de ello, aunque haya gente que compare ésta última con Sex and the city. ) Los demás seriales (como los cereales matutinos) me son inverosímiles.
Actualmente, sigo fiel a Cuéntame, pero, gracias a la temporada de verano, tengo otra serie predilecta: la japonesa Evangelion. Hasta ahora es la serie que tiene de todo: tiene intriga, los personajes son dignos de seguirse, pero cuenta con dos cosas que se ganaron mi admiración: es una serie animada de ciencia ficción, género que me queda igual de justo que un guante, y cada capítulo termina con una versión bastante lounge de "Fly me to the moon". (Nota: Aunque la versión en su idioma original y con subtítulos al español me agrada, la prefiero mil veces doblada al español mexicano. Cosas de niños.)
No cabe duda, hay series para un rato, pero también las hay para toda la vida. Series en serio. Ni dudarlo siquiera. (¿O me equivoco?)

1 comentario:

La niña Fonema dijo...

para mí las series son placeres culpables... hace rato que le perdí la pista a "cuéntame",en cambio, he visto todas las temporadas de "dawson's creek", me río como loca con "friends" y me declaro fan de "la niñera" -la original, claro-. también tuve mi temporada "everwood"...de las mexicanas no me gustó ninguna, salvo "la telaraña" que veía cada viernes con mi hermano y mi mamá...