domingo, 6 de mayo de 2007

Desde Francia con pasión

En estos días, es evidente que la Diva y quien esto escribe, compartimos el gusto por la música francesa, y en particular por Patricia Kaas, de cuyas canciones no nos podemos desligar. (Aquí entre nos, "Mademoiselle chante le blues" es para la Diva lo que "Rien ne s'arrête" para mí. Pero "Il me dit que je suis belle" es la ley.)
Claro está que no es la única cantante que me es familiar; más bien es una de muchas, cuyas dotes musicales son innegables. Y como no se trata de imponer a una o varias, va que va mi listado personal.
  1. Edith Piaf. La grande, la única, cuyo sentimiento nunca se igualará. (Debería decir más sobre ella, pero mejor es escuchar cualquiera de sus discos. Y porque Ana Cárdenas me regañará si me paso de tueste.)
  2. Mireille Mathieu. Versátil, pasional, pero, más que nada, atemporal.
  3. Mylène Farmer. En un principio, algo sórdida en los temas de sus canciones y, a pesar de volverse algo fresa en producciones recientes, no deja de sentar un precedente en lo que a producción de videoclips se refiere.
  4. Emma Shapplin. Resultado de unir lo fresco del pop con la pasión de la ópera. Podría decirse que si el bel canto evolucionara en los años venideros, seguramente sería como sus canciones.
  5. Alizée. Seguidora y alumna de Mylène Farmer, es el fenómeno más reciente de la industria musical reciente. Aunque la tilden de cantante plástica (casi tipo Belinda: eso dicen sus detractores), no deja de ser un deleite. Sólo para hedonistas.

(Hay otra, Hélène Segara, pero de ella mejor hablaré cuando haya conocido más canciones además de "Elle, tu l'aimes": versión francesa de una famosa canción de la portuguesa Dulce Pontes. Esperemos un poco.)

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