martes, 1 de mayo de 2007

Centenario de Andrés Iduarte

Al momento de escribir estas líneas, hoy 1° de mayo se celebra el centenario del nacimiento del escritor tabasqueño Andrés Iduarte. Y, por lo visto, no soy el único en recordarlo, puesto que el próximo domingo 6, se llevará a cabo un Homenaje en el Palacio de Bellas Artes, con la presencia de escritores como Miguel Ángel Granados Chapa, Hugo Gutiérrez Vega y Vicente Quirarte, por decir algunos, lo cual me hace pensar que el reconocimiento apenas comienza. ¿Será?
Conocí la obra de Iduarte gracias a uno de mis maestros, Raymundo Ramos, quien tuvo la fortuna de conocerlo y de trabajar en sus archivos privados. Gracias a un generoso y encomiable prólogo para El mundo sonriente, segundo libro de memorias editado por el Fondo de Cultura Económica, Iduarte quedó impresionado con la pericia literaria del coahuilense. De esa mancuerna nació un libro muy poco difundido en la bibliografía del tabasqueño: Familia y patria. Ramos le propuso un título diferente, mas la necedad iduartiana era más fuerte que sus buenas intenciones. (Dato aparte: en 1975, año en que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes publicó el libro, también apareció otra antología iduartiana, Lunes de El Nacional, con prólogo de Andrés Henestrosa. Cabe resaltar que ambos libros corrieron con una suerte bárbara y aún se encuentran ejemplares durmiendo el sueño de los justos en las librerías de viejo. Cosas de la vida.)
A principios de la década de los 80, Iduarte recibió el ofrecimiento de la editorial Joaquín Mortiz para publicar sus obras completas. Esa intención logró materializarse en ocho tomos de pasta azul y letras en color negro (muy mal diseño, por cierto) y ordenados temáticamente: Martí, escritor; Un niño en la Revolución mexicana y El mundo sonriente, Preparatoria, En el fuego de España, Pláticas hispanoamericanas, Hispanismo e hispanoamericanismo, México en la nostalgia y Semblanzas. Libros que, para desgracia nuestra, también esperan una segunda oportunidad en las librerías de viejo. Ojalá que sea por poco tiempo.
Finalmente, es una excelente ocasión para acercarse a la obra de un escritor non, de impecable factura y cuyos artículos periodísticos siguen con esa misma frescura que los originaron. (También mi invitación va hacia los investigadores para que se lancen a exhumar sus cartas y escritos inéditos. De verdad, vale la pena.) Pero de su vida, obra y milagros, en otra ocasión.

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