viernes, 27 de abril de 2007

Panteón Historiográfico

Se supone que debería hablar sobre la charla de Jean Meyer en la Academia Mexicana de la Historia, pero en vista de que cambiaron a los expositores (Clementina Díaz y de Ovando hoy cerró la segunda temporada, en vez del francés hidrocálido), prefiero hablar sobre mis historiadores de cabecera.
Recordando nuestras clases de Literatura Medieval, existían el trivium y el quadrivium. Pues bien, si se me permite la licencia, prefiero aplicarlos a los historiadores que me atañen. (Trivium: Edmundo O'Gorman, Gastón García Cantú y Luis González y González. Quadrivium: Miguel León-Portilla, Jean Meyer, Enrique Krauze y Javier Garciadiego.) De los primeros creo aprender lo siguiente: pensar desde el principio, nunca desmayar en lo que se hace y, sobre todo, a crear y sostener un estilo propio. (Además de que ellos, en vida, generaron polémicas, pero a su vez, asentando las bases para una nueva mirada historiográfica.) Y de los segundos, a diversificarse abiertamente, aunque sus trabajos sean cuestionados por suso y ayuso.
Pasando a otra cosa, cuando comenté de esto a varias amigas historiadoras, se quejaron con la mención de cierto nombrecillo, mas preferí respetar su opinión. (Sí, bien sé que ando volando bajo, y que debería diversificarme aún más. Les creo.) Sin embargo (y con la debida distancia respecto de mis ejercicios de admiración), para mí tienen mayor valía historiográfica aquellas cultoras de Clío con quienes comparto el tiempo y la cuenta en una sana y edificante amistad, gracias a la diaria convivencia, claro está. Y si están leyendo estas líneas, seguro se darán cuenta de ello.

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